Mis ojos pesados no se quieren cerrar, y las lágrimas vuelan con el viento hacia algún sitio, a su vez el cigarrillo se consume casi sin saborearlo. Me vuelvo hacia el mirador y percibo las luces de la ciudad, ya de noche era y no me ha dado cuenta. Los árboles y las casas, la noche estrellada, y oír los coches pasar. Unas cuantas parejas manoseándose por ahí. Admiras un poco más los detalles, y te vas, a seguir tu sendero.
Quisiera llorar, y es algo que no he vuelto hacer desde hace mucho tiempo. Se siente jodidamente mal no poder hacer eso. Al poco rato, cuando voy en el pecero, me doy cuenta de que no soy el único que pase por algo existencial, "todos tenemos problemas". En esos momentos de solitud, subo todo el volumen a la música y miro por la ventanilla, a imaginar de relleno allá afuera, miles de historias, atraviesan mis pensamientos, miles y miles de sucesos, nombres, rostros, acciones, juicios, absolutamente todo me lo invento, al menos para escapar de todo esto, por un pequeño instante de vida.
Las distracciones y la tristeza, ¿son causa de una endeble soledad? En apariencia, sí.
ESTÁS LEYENDO
Aversión
Short StoryCohibido en una fúnebre y solitaria esquina de mi confort. Es ahí, dónde las llamas de una fogata engendrada por mis ganas y la voluntad de velar por mi propia vida se esfumaban. Son consumidas por una oscuridad inconmensurable. Es ahí, dónde me sie...