Otros años siempre estuve muy entusiasmado y ansioso, más que curioso por cualquier otra cosa, por mi cumpleaños. Con tantas ganas de saber de mis regalos envueltos en papel café, las personas que vería en ese día, las felicitaciones, quizá, una que otra melodía. Pero, poco a poco, al pasar el tiempo, las ganas se gastaron a sí mismas, y se fueron esfumando sin que yo mediera cuenta.
Yacían varios días que miraba a mi mejor amigo hablando con una chica. Ella no me cae mal en lo absoluto. Siento a Luca muy distante de mí, como sí yo ya no valiera la pena para él, cómo si me estuviera cambiando por esa chica sin decírmelo, pero actuando muy obvio.
Ayer, doce de noviembre de un año cualquiera. Me dirigía a verlo en su aula, ocupado estaba haciendo un proyecto, así que no le molesté mucho. Le pregunté se nos veríamos esta noche:
"No sé. Como quieras."
Muy seca y vacía fue su respuesta. Imperturbable al alma y cortante al corazón. Me hizo sentir mal, pero no le molesté más. Me largué de ahí.
Por la noche, cuando estaba mirando a través de la empañada ventana el metro, pensé en eso. La manera en la que me lo dijo, señalando que no me dedicó mirada alguna, ni de reojo. Seguido vino a mi mente aquella chica con la que él estaba. Joder. Me estaba ya muriendo por dentro, y se comenzaba a notar por fuera, en las facciones de mi pálido rostro, y sentía la mirada de todos -el vagón estaba medio vacío-.
Sentí como él me había rebatado de mis manos un ramo de rosas preciosas, tirándolas al suelo, pisoteándolas con sus enfurecidos pies, riéndose de mí en esa visión lo vi. No era un corazón roto, ni un alma despechada, era mi ser el que se me arrebató de mi cuerpo.
No quedó en mí más que un simple contendor hueco y sin sentimientos. Era frágil, húmedo y cristalino. Él ya no tenía interés en mí, en eso pensé. Intenté llorar, pero ¿cómo puede llorar un ser sin alma y sin sentimientos? Estaba más que vacío y sólo. Estaba muerto en vida.
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Aversión
Short StoryCohibido en una fúnebre y solitaria esquina de mi confort. Es ahí, dónde las llamas de una fogata engendrada por mis ganas y la voluntad de velar por mi propia vida se esfumaban. Son consumidas por una oscuridad inconmensurable. Es ahí, dónde me sie...