Capítulo XIX

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-Eres una buena niña, Mille

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-Eres una buena niña, Mille. No pienses eso, sólo debes seguir intentándolo, no fue tu culpa que no hayas podido- me repetía una y otra vez mi madre Raquel, al no poder encestar el balón.

La extraño demasiado, fue una buena madre, en estos momentos quisiera un abrazo fuerte, de esos que me daba cuando no podía dormir o me sentía mal.

Estos días han sido tan deprimentes para mí. Al llegar al colegio todos me miraban y rumoraban, se que fue por lo que pasó ayer.

Ya que la pelea de Dylan y Logan fue por mi culpa

No me gusta ser el centro de atención en ese tipo de situaciones incómodas.

Me encuentro sentada en el césped de la escuela. Me encanta quedarme sentada admirando el cielo y la naturaleza. Me maravilla observar una creación tan bella y perfecta.

Esos matices que contrastan a la perfección, un degradado tan efímero, llamado cielo.

Si el cielo es tan maravilloso, quisiera poder imaginarme la grandeza de su creador, Dios.

-Mille- me toca de golpe Karla, asustándome.

-te he asustado- ríe

-no, cómo crees- nótese el sarcasmo

-Mille, ¿qué pasa contigo últimamente?-

-Si te refieres a lo de ayer, es que... todo fue un mal entendido-

-Mille haz estado muy sola, ya no estás todo el tiempo con nosotras como antes-

-lo siento Karla, es que he estado un poco con la necesidad de estar sola, pero aun asi las aprecio, y sabes que aun somos amigas-

-siempre estaremos unidas...-

-siempre- decimos en una sola voz. recordando nuestra promesa.

Karla me abraza como si fuese la ultima vez que me abrazará. ella siempre siendo tan exagerada.

-Hola chicas- dice James, Karla lo mira embobada

-James te presento a Karla, Karla te presento a James- ambos estrechan sus manos

-bueno, me tengo que ir, luego vuelvo- guiño el ojo a Karla. ambas sabemos lo que significar ayudar a una amiga con un chico.

Se que a Karla le gusta James, se le nota en sus ojos. Y hasta donde conozco a James sé que el la hará feliz, es un buen chico.

~•~
Estoy acostada, hablo con Karla por teléfono, me cuenta todo lo que habló con James.

Está tan efurica que me cuesta entender lo que dice. Me encanta escucharla tan feliz.

James la invitó a salir y ella obviamente no dudó en decirle que sí.

-¿quién es?- escucho tocar mi puerta

-soy yo Mille- ¡Mi padre qué hace acá!

-Karla espera por favor un momento-

-está bien- escucho decir

Me levanto y abro, encuentro a mí padre de pie, es raro, diría que demasiado verlo y más al frente de mi habitación.

-Mille, te espero en el comedor para que cenemos- dice y se va

Mi reacción literal es tétrica, pero qué le pasó, será que se morirá, oh por Dios, Mille no digas eso.

Me despido de Karla y bajo hacia la cocina.

Al parecer tenemos visita, hay una señora sentada en la mesa.

-buenas- mi tono es sorpresivo, la señora me sonríe amablemente

-Mille por favor sientate- me señala la silla ni padre

Los tres estamos comiendo silenciosamente, el aire en el ambiente emana tanta pero tanta incomodidad que se que no soy la única que lo siente.

-y bien Mille, cómo haz estado- pregunta mi padre callando el silencio

-bien, pero a qué se debe el motivo de tu visita- no puedo más con la intriga

-Mille espero que lo que te vaya a decir lo tomes de la mejor manera posible- entona y yo asiento

-Ella es Verónica, hemos decidido darnos una oportunidad, y nos casaremos-

Siento como la comida se me atora en la garganta, siento que me estoy ahogando

-dime que es una broma- grito

-no, no lo es- exclama mi padre serio.

Miro a la señora, la tal Verónica, no sabe qué hacer.

-no me parece, no estoy de acuerdo, ¿Cómo es posible que mientras que me abandonas, siendo yo tú hija, te vayas y me dejes por otra?-

-no digas eso- exclama mi padre

-es la verdad. No sabes cuánta falta me haz hecho estos meses, me haz abandonado, no haz estado ahí para mí en estos días difíciles, y todo por estar con otra- grito con todas mis fuerzas, siento como mis lágrimas caen

-ya basta Mille- grita mi padre

-no, basta nada, no lo hoy a aceptar, no quiero verte- es lo último que digo y voy corriendo a mí habitación.

Cierro la puerta de un portazo y me tiro a la cama a llorar. A desahogarme en mis lágrimas, a soltar mi dolor.

Todo cada día va de mal en peor.

Lazos Peligrosos [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora