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Luego de haber pasado alrededor de seis días, en los cuales la familia Park no ha dejado a su hijo solo en aquel lugar, agregando además la presencia de su primo y su amigo, los cuales lo han visitado cada día desde que el menor cayó en el hospital por su enfermedad, lo que hacía al castaño pasar sus días más llevadero en el.

Mientras tanto el señor Park, al no ver algún progreso con respecto a su hijo, decide hablar directamente con el doctor Kim y preguntarle qué es lo que pasaba y que podían hacer ellos por el momento para ayudar.

Al toparselo en el pasillo decide acercarse a él y saludarle.

—Oh, doctor Kim, ¿cómo ha estado? —pregunta el hombre con una media sonrisa en su rostro.

El doctor detiene su andar, antes de saludarle y ver al padre de su paciente angustiado. —Sigo buscando soluciones para su hijo. El hospital se ha encargado de realizar varias llamadas a aquellos que se apuntaron como donantes, pero ninguno coge el teléfono. —dicho esto, abre el folder que tenía entre sus manos, buscando entre los papeles.

—Oh, entiendo. —dice desanimado.— Pero, ¿hay algo más que nosotros podamos hacer? Es decir, no puedo estar tranquilo viendo a mi hijo sufrir y que pasen los días y nada, doctor.

—Lo sé, pero hoy en día todo el mundo quiere conservar su riñón. —el doctor saca unos papeles del folder y se los entrega al señor Park. —Iba a pasar después de ver a otro paciente, pero no los haré esperar más ahora que estamos hablando. Conseguiremos a alguien y esos son los papeles que su hijo debe leer con cautela y firmar si está de acuerdo.
*¿Tiene alguna pregunta adicional?

—Comprendo, yo se los entregaré a mi hijo. —dice con los papeles ya en mano.— Y sí, doctor. Quería saber ¿qué es lo más terrible que le pueda pasar a mi hijo si no hayamos un donante?

—Su hijo eventualmente comenzará a debilitarse. Sentirá más dolor y su cuerpo no le permitirá recuperar sus fuerzas. Entonces sería trasladado a una habitación de tratamiento intensivo, en la cual deberá estar solo la mayor parte del tiempo. Lo peor que le puede pasar es la muerte.
El padre de JiMin en ese momento sintió un vacío en su interior, no podía imaginarse a su hijo estando solo y sufriendo más de lo que ya estaba. Él no quería eso, él quería ver a su hijo saludable y feliz.

—Entiendo, doctor. —susurro apagado.

No sabía cómo decirle eso a JiMin si le llegase a preguntar sobre aquel tema, esperaba que no lo hiciera, no aún.

—Enviaré a una enfermera para que le lleve de comer a JiMin en unos minutos. Por favor, procure que coma. El joven está muy débil de por sí y no queremos que empeore. —dicho esto, el doctor continúa su andar, no sin antes despedirse con una pequeña reverencia.

Luego de eso, el señor Park decide ir a visitar a su hijo, al subir en el ascensor y llegar al piso donde se encontraba este, decide abrir la puerta y vaya sorpresa que se encontró. Vió como los dos chicos se alejaban al verlo en la entrada de la puerta.

Un tanto incómodo por la situación, decide romper aquel silencio.— Oh, lo siento chicos, debí haber tocado.

Las mejillas de JiMin se tornan de un color carmesí. Sin saber qué decir, mira a su chico a los ojos, quien tenía de por sí la mirada agachada en timidez.

—Descuide, está bien. —susurra apenado el blanquecino.— De todos modos yo ya me iba. —dice, volteandose para despedirse del menor con una leve sonrisa.— Nos vemos luego.

—Adiós. —el castaño se despide con una sonrisa de enamorado.

YoonGi asiente y, dándose la vuelta se despide de su tío haciendo una pequeña reverencia y, prosigue a salir.