Algún día te girarás y no estaré

Miradas

IKER

- Asqueroso, esa es la palabra, esto está asqueroso.
Volvió a dejar el «batido» de chocolate en la mesa después de dar el primer y el que sería el último trago a aquel poco apetecible brebaje.
- eres un blando Iker- gritó uno de sus compañeros con el que curiosamente no recuerda haber intercambiado ninguna palabra.
A veces sentía que no conocía a nadie, a todos les caía bien, no tenía problemas con nadie, pero tampoco era íntimo amigo de nadie, pero ese sentimiento de soledad mas que inquietarle le reconfortaba. Su naturaleza curiosa le impedía estar con alguien demasiado tiempo, se acababa cansabdo de ese alguien, cuando sentía que ya conocía a esa persona por completo, todos sus rasgos, sus gustos, sus peculiaridades, sus secretos, se apartaba de ella, no por nada personal pero cuando se acababa el misterio volava a otra flor en busca de más nectar.
- Siempre es más intrigante estar con un desconocido- pensó

Era un chico de acción y para él la acción se estaba desarrollando unos 200 metros delante de él.

Esa chica de pelo color azabache le observaba, le lanzaba su mirada, pero no era una mirada normal, todos en aquella mesa se miraban unos a otros, esa mirada era una mezcla de pena y miedo pero ¿De qué tenía miedo? tenía medio cuerpo cubierto por la cortina, de la que se podía ver la suciedad desde donde estaba Iker, se escondía pero ¿De qué? ¿Acaso tenía miedo de él? No tenía sentido ni, siquiera la conocía, pero se sentía tentado de hacerlo.

Sus miradas se cruzaron y la chica dio un brinco para atrás dejandole con la curiosidad de ver la otra mitad de su cuerpo y dejandole la vista de la cortina ondeando en la habitación.

- ...bar a qué sí Iker?
No había prestado atención a toda la pregunta que le había formulado la chica rubia que se sentaba a su derecha, los ojos de la chica le miraban expectantes por una respuesta, se sentía incómodo asi que desvió la mirada de la chica rubia y fue entonces cuando se dio cuenta de que no sólo ella le miraba, todos tenían sus miradadas clavadas en el, en lo que se supone que tendría q decir.
Pero hacía rato que la mente de Iker no estaba en la mesa, estaba mirando la cortina moverse ligeramente en la habitación de la chica de pelo negro.

Esa chica estaba rodeada de preguntas.

Y a Iker le encantaba dar con respuestas.