Oscuridad

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DAFNE

No podía ser verdad,  sin embargo, lo era.

la puerta de su cuarto estaba ahora cerrada y dentro se oían pasos, por un momento valoró la posibilidad de que se hubiera equivocado de puerta pero la deshechó inmediatamente, era su número.

¿Quién podría tener interés en pasearse por su cuarto?

No había hablado con casi nadie desde que había empezado el viaje, sólo las conversaciones estrictamente necesarias, no quería causar molestias a nadie pero ahora alguien se las estaba causando a ella.

- ¿Qué hora era?- Miró el reloj- «1:05»

No sabía que hacer, pero tenía claro que no iba a avisar a nadie, no quería depender de nadie, ella no era de la clase de chicas que mandaban a otras personas a hacer lo que ella tenía que hacer.

No tenía confianza con ninguno de sus compañeros como para pasar la noche con él y no iba a quedarse esperando en aquel pasillo.

Así que empezó a aporrear la puerta.

A los pocos puñetazos cedió, no estaba cerrada del todo, simplemente entornada, con los puñetazos se había desplazado un poco, Dafne la ayudó a abrise del todo apoyando su mano en ella y haciendo presión.

La habitación estaba oscura, más oscura de lo que recordaba.

Los faros de un coche que pasó por la carretera alumbraron la habitación durante un sólo seguro, pero fue tiempo suficiente para que Dafne lo viera.

Una figura estába parada mirándola desde el medio de la habitación.

- ¿Qué haces aquí?- susurró.

Algún día te girarás y no estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora