MAIA
A Maia siempre le había asombrado la capacidad de las personas para confiar unas en las otras en poco tiempo, antes de hacer este viaje muy pocos se conocían entre sí y ahora todos intercambiaban detalles de su vida en aquella mesa.
- Que fácil confiamos en un desconocido- pensó.
A Maia, sin embargo, costaba ganarle su confianza, muy pocas personas le importaban en este mundo y Maia sólo quería estar con ellas, ese era su destino, el resto le parecían simples pasajeros, desde el chico callado mirando a la cortina de una habitación hasta la chica que se estaba arreglando mirando su reflejo en el móvil, simples pasajeros.
Ella llegaría al destino cuando se bajase del bus, cuando sus perfectas y largas ondulaciones pelirrojas subieran y bajaran al compás de su cuerpo mientras descendía las escaleras y estas relucieran mientras corría a abrazar a su familia.
No tenía mucho que hacer, le gustaría socializar pero se sentaba entre una silla vacía, que, realmente nadie sabía porque la habían puesto en la mesa y una chica que no había soltado el móvil desde que se habían sentado.
No se sentía aceptada en el grupo y, probablemente, no era un pensamiento suyo porque nadie se percató cuando ella se levantó de la mesa y se salió a la calle a tomar el aire.
Fue justo al cruzar la puerta cuando comprendió qué hacía una silla vacía en la mesa.
Porque delante de Maia se encontraba su ocupante apoyado en la pared.
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Algún día te girarás y no estaré
Teen FictionEn estas páginas no hay personajes, sino historias, historias de todo tipo, historias que están a punto de converger , de juntarse entre ellas, de entrelazarse, de chocarse... pero no todos los choques pueden ser buenos, algunos pueden tener consecu...