EVAN
Evan miraba apenado la superficie de la mesa tras los vagos intentos de conquistar a Abigail pero se quedaron en eso: en intentos.
Tampoco es que le importase mucho, ya encontraría otro rollo para estar entretenido, Abigail era un buen partido, pero hay otras chicas que no están mal en el viaje. También, estaba la lunánica de pelo negro y la pelirroja inocente que, por cierto, no sabía dónde se había ido.
- Supongo que se ha ido al baño- pensó.
Las personas se habían ido levantando poco a poco de las mesas que les rodeaban dejándolos a solas son los batidos, que, tenían claro que no se iban a beber.
Un camarero obeso con cara de pocos amigos se les acercó a la mesa.
- Son 30, 25€ - dijo desganadamente.
En los sucesivos minutos no hicieron otra cosa que hechar cuentas, sin embargo, al final Evan acabó pagando con un billete de 50 y el resto prometieron falsamente darle su parte cuando tuvieran monedas, aunque todos en la mesa sabían que nunca se lo pagarían, las personas siempre se acaban olvidando.
La entrada del hotel de carretera era de lejos lo más bonito que había en él. La pintura que recubría las paredes se caía a trozos y unos cuadros intentaban disimular el hecho de que no tenían suficiente dinero (ni ganas) como para barnizarlas otra vez, pero por lo menos lo intentaban, no como en las habitaciones
A lo largo que avanzaban por el pasillo iban desapareciendo adolescentes detrás de sus puertas, los últimos en quedar fueron Abigail y Evan, puesto que habían sido los últimos en la cola de las habitaciones.
Llegaron al final del pasillo. Dos puertas se alzaban ante ellos.
- Esta es mi parada, Aquí me bajo yo- dijo Abigail dirigiendose a la puerta de la izquierda.
- Y aquí yo- Evan señalaba la puerta de la derecha.
Hubo un silencio incómodo.
- ¿Te ha gustado el viaje?- Evan intentó romper el silencio.
- No ha estado mal, pero podría haber estado mejor- señalo con la cabeza a su alrededor- Supongo que se acaba aquí.
Evan no supo que decir.
- Pasa una buena noche- Abigail desapareció detrás de su puerta, se nego a tener que enfrentarse a otro silencio incómodo con Evan. Pasados unos segundos Evan imitó a Abigail y cerro su puerta dejando el pasillo vacío.
No paraba de darle vueltas a lo que había dicho Abigail.
Supongo que se acababa aquí.
Evan no tenía intención de acabar aquí, para él todavía quedaba una última noche.
Y pensaba aprovecharla.
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Algún día te girarás y no estaré
Novela JuvenilEn estas páginas no hay personajes, sino historias, historias de todo tipo, historias que están a punto de converger , de juntarse entre ellas, de entrelazarse, de chocarse... pero no todos los choques pueden ser buenos, algunos pueden tener consecu...