Algún día te girarás y no estaré

Autobús

ELLA

El autobús se divisaba a lo lejos entre los coches en la carretera que quedaba doblando la esquina de la universidad.

Ella sonrío, en principio esa llegada estaba planeada para familiares, pero para ella Martin era como un hermano.

El autobús cada vez se encontraba mas cerca, desde donde estaba se podían adivinar ciertos rostros impacientes sentados en los primeros asientos.

Ninguno era Martin.

De repente, le vinieron las inseguridades, Martin y ella apenas habían hablado ¿Habría conocido a alguien? ¿La iría a dejar?

Por un momento salir corriendo no le pareció mala idea, pero probablemente Martin la habría visto desde el bus y no podía permitirse hacer el ridículo.

Los frenos del autobus sonaron por toda la calle y la puerta se abrió, lo primero que vio fue al conductor con el cuerpo caido y expresión cansada volviendose y gritando algo, pero su avanzada edad no le dejaba subir el tono más alto que el de un susurro apagado.

El primero en bajar fue un chico delgado, moreno y pensativo, no parecía haber nadie esperandole.

La segunda, una chica pelirroja con una sonrisa de oreja a oreja,  le pareció una actriz bajando de una limusina, la chica pelirroja corrió, ocho brazos la acogieron y las cinco personas se abrazaron, se veía la alegría en el rostro de todos, de todos menos en el de la pelirroja, que miraba fijamente a alguien con cara de pena.

Al principio pensó que era ella pero al girarse supo de inmediato a quien iba dirigida la mirada: al chico delgado y moreno que había bajado antes, al girarse de nuevo hacia  la pelirroja pudo ver como los labios de la misma susurraban unas palabras que ella captó a la perfección.

«Adios Ethan»

Cuando se giró el chico ya no estaba allí.

Aquella extraña pareja  tenía captada toda su atención, había dejado de fijarse  en las personas que bajaban del autobús, no había captado cuando Martin lo había hecho, ahora venía hacía ella  con una sonrisa en los labios.

- No te esperaba aquí Audrey.