Algún día te girarás y no estaré

¿Despedida?

  ETHAN

El traqueteo del bus acompañaba los gritos de sus compañeros en la parte de atrás. Ethan deseó llegar ya a su casa para no tener que oirlos más en todo el verano.

Llevaba una mochila apoyada en sus rodillas.

En el viaje de ida la había llevado en el asiento de su lado pero este ahora estaba ocupado.

- Tenías razón- Maia miraba por la ventana a su lado.

- ¿Como dices?- Ethan dejó de mirar al frente para ver la melena pelirroja de la chica y su dulce sonrisa

- Ayer- Maia giró su cabeza para mirar a los profundos ojos pardos de Ethan- tenías razón. Me lo pasé mucho mejor contigo, ese lago me encantó y ese bosque me parecío magico y ellos ni siquiera se dieron cuenta que nos habíamos ido.

La cara de Ethan esbozó una sonrisa.

- Te quería dar las gracias por la tarde de ayer, lo que pudo ser una tarde jugando con el batido y escuchando sus estupideces se convirtió en una tarde que me marcará, nunca la olvidaré.

Un pensamiento cruzó la mente de Ethan por un instante ¿Maia se estaba despidiendo?

- Cuando quieras podemos repetirla, me conozco muchos sitios más.

Maia no respondió, simplemente le sonrió y volvió a girarse para mirar por la ventana.

- ¿Es eso un sí?- las inseguridades le Ethan le obligaron a preguntar.

Maia volvió a girar la cabeza.

- Es un «tal vez»- dijo, ofreciendole una sonrisa.

- ¿Tal vez? ¿No has dicho que te lo pasaste bien?

-Si, me gustaría repetir, tienes razón- Ethan notó que la sonrisa de Maia no era aquella sonrisa sincera que había visto toda la tarde anterior, esta era forzada, dudosa, insegura.

Maia se giró dandole la espalda.

Ethan vio en el reflejo del bus como el rostro de Maia cambiaba de una sonrisa forzada al rostro frío de alguien que acaba de hacer algo malo.

Muy malo.