El inicio

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CONNOR

Connor descendió tan rápido las escaleras de su casa que estuvo a punto de caerse, la lluvia le empapó inmediatamente colandose en todos los recovecos de su ropa y su cuerpo, pero le daba igual, ya todo le daba igual, todos le daban igual.

Sus pies se hundían en el barro y al levantarlos dejaban un pequeño charco marrón dentro de la huella de su zapato.

Pudo oir cómo unos pasos habían surgido detrás de él y se le acercaban, le estaban persiguiendo.

Dio un brinco y saltó la valla de seguridad que rodeaba la finca.

Ahí estaba el coche de sus padres, se llevó una mano al bolsillo y recibió la primera buena noticia, no había perdido las llaves.

Justo acababa de sacarse el carnet pero le dió igual, tenía que irse de allí fuera como fuera, no soportaba pasar un segundo más sobre ese techo, a partir de ahora no.

No podía confiar a nadie, en nadie, se lo habían demostrado.

Abrió el coche con el mando a distancia de las llaves, y, como si fuera un cazador, se abalanzó sobre el coche y cerró la puerta, nada más entrar pudo notar el olor a cuero.

Pudo oir como los pasos saltaban la valla y caían sobre el húmedo suelo.

Los pasos persiguiendole cada vez estaban más cerca y no tardarían mucho en dar con él.

De los nervios las manos temblorosas de Connor dejaron caer las llaves al intentar introducirlas, chocaron contra el suelo del coche, se agachó a recogerlas.

Al volver a incorporarse lo vio.

Ya estaba allí y corría hacía él, se acercaba a pasos agigantados.

Volvió a intentar introducir las llaves y deseó que está vez entraran.

Los pasos ya casi estaban en el coche.

Cerró los ojos e introdujó la llave.

Unas manos se posaron con fuerza en la ventanilla.

El motor cobró vida.

Algún día te girarás y no estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora