Capítulo 72

102 8 0
                                    

Veo a Chris mirándome con un semblante de querer llorar, estaba conmovido, pero tampoco se inmuta a decir una palabra, y agradezco por eso.
Pasaron los años y yo iba de mal en peor, llegué a cumplir dieciocho años de edad ¿puedes creerlo? No tenía cabello, cejas, pestañas, ni un bello sobre mi piel. Era un pájaro desplumado. Mis ojeras eran marrones azuladas y mi boca no tenía color. Era blanca.
Ese día era mi cumpleaños número dieciocho y el último que cumpliría, mi hermano había ido a trabajar en el campo y mi madre traería a un supuesto doctor para revisarme... yo no confiaba en nadie que no fuera mi hermano, él se portaba extraño, casi nunca estaba; pero cuando venía a verme era como un sol, toda mi agonía con el dolor de mi enfermedad desaparecía. Me sacaba sonrisas y risas. Me abrazaba hasta que yo quedara dormida en sus brazos, amaba estar así con el.
En cambio mi madre había cambiado, tomaba todo el tiempo con hombres en la casa, la escuchaba gemir en su habitación; era una prostituta. No trabajaba, mi hermano era quien nos mantenía.
Ella volvió a la tarde totalmente tarada por el alcohol con el supuesto "doctor" entraron a mi habitación, pusieron el pestillo, cerraron las cortinas y en eso ya me asusté, miraba a mamá esperando que me diera una respuesta. Se sentó en una sillita al costado de la puerta con una botella de whisky y dijo al hombre que podría empezar.
Me acostó en la cama con fuerza y en eso yo ya empecé a gritar, forcejeaba con él pero era en vano, jamás podría contra un hombre con casi dos metros.
Grité a mi madre para que me ayudara ¿y sabes qué palabras pronunció? Que esto era por mi culpa, que mi padre había muerto en la guerra para ganar dinero y solventar todos los gastos médicos, que si yo no me hubiera enfermado todo había sido diferente para la familia.
Ese hombre se encontraba desnudo encima de mi diminuto cuerpo que parecía un esqueleto; yo lloraba, gritaba de dolor, él me golpeaba; me partió el labio inferior con una mordida. La sangre estaba por mi mandíbula y cuello. Yo no podía más , miré  a mamá y ella estaba con la cabeza gacha.

Luna Menguante//Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora