Plan

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Al terminar la visita médica cada uno se dedicó a realizar el trabajo del día, el Dr. Jung se ofreció a enseñarle a Suni su oficina, la cual estaba al extremo de un corredor algo tétrico, en esa área también estaban las oficinas del resto de médicos, la recibió un gran ventanal con muy buena vista, siempre le gustaron los lugares altos porque le daban un aire de libertad y paz a su mente, un sillón cómodo ancho de cuero blanco en donde sentarse y un escritorio , la decoración era minimalista y bastante moderna, le agradaba mucho, algunos toques y haría ese lugar suyo.

Tomó la historia clínica del paciente del 505, no le gustaba llamarlo así, pero por ahora tenía que trabajar con eso, según el reporte al momento del accidente no traía consigo ninguna identificación, al corroborar sus huellas digitales tampoco había registro, era como un recién nacido de 30 años.

—Mmmm, quien eres, quiero ayudarte pero hay tanto por hacer, y no sé por dónde comenzar—

El reporte también mencionaba dolores de cabeza intensos y convulsiones, las cuales se dieron en dos oportunidades al salir de coma en el hospital anterior.

Escribió la medicación que debía tomar para que la enfermera la administre a la hora indicada.

Tenía que iniciar un plan de trabajo y rápido, ya que el caso era complejo, de inicio evaluación psicológica, así que hizo la interconsulta para que vinieran a verlo.

Resonancia magnética cerebral para ver el estado de su cerebro y si ha sufrido algún daño permanente.

Lo siguiente era establecer confianza con él,  así que sin más dejó las indicaciones en el área de enfermería, y se fue a verlo a su habitación.

Lo encontró en la misma posición en que lo había dejado, mirando a la nada.

—Hola, te dije que volvería— la habitación tenia una tenue luz que venia de la ventana grande tapada por cortinas.

Le dio la espalda y se tapó con el cobertor, definitivamente no quería saber nada de ella.

—Estoy aquí para ayudarte, pero para hacerlo necesito que me ayudes, sé que puedo, pero si te niegas a hablar con alguien, me estás atando las manos, ¿me entiendes verdad?— dijo con suavidad.

No quería presionarlo, pero tenía que dejar en claro que si él no ponía de su parte, no lograrían nada.

Siguió en silencio.

—¿Has tenido dolores de cabeza desde que estas aquí?—

Se volteó lentamente y respondió asintiendo la cabeza.

—¿Han sido intensos?—

—A veces— Su voz era profunda casi un susurro.

Un pequeño avance pensó para si.

—¿Hoy has sentido dolor?—

—Solo un poco acá— señalándose la parte de atrás de la cabeza, ahora con un tono más fuerte, su voz era bonita.

—Ok, necesito que te sientes, voy a realizarte un pequeño examen.—

Frunció el ceño pero lo hizo, sacó una pequeña linterna que iluminó sus pupilas, al verlo mas de cerca pudo ver que tenía los ojos negros y como los de un gato, se veía agotado y pálido.

Sacó un martillo percutor para ver sus reflejos, con pequeños golpes sobre las rodillas estas se movieron de forma involuntaria, todo bien.

Luego se colocó detrás de él y puso sus dedos sobre su cuello, hizo un poco de presión, sacando de él un quejido.

—¡Eso duele!— reclamó.

—Lo siento, pero como sospechaba, muy a parte de haber tenido el accidente en la cabeza, el estar tanto tiempo en la cama te ha dejado una contractura en el cuello, estas duro como una piedra, eso también puede contribuir a tus dolores de cabeza , sobre todo si son donde me señalaste— disminuyó la presión, tratando de suavizar los movimientos, examinó sus hombros, estaban igual de pesados, como si llevara una mochila de ladrillos.

—Eso... se siente bien—

—¿Mejor?—

—Un poco— seguía con una expresión que no se podía descifrar, pero por lo menos ya no hablaba en monosílabos.

—Bien, indicaré unos relajantes musculares también, necesito que salgas de esta cama, puedes tal vez bajar y tomar un poco de aire si te acompaña algún personal, no veo que tengas dificultades para moverte.

— Mmmm .... está bien— aunque no lucía del todo convencido de querer salir de esas cuatro paredes.

—Ah otra cosa, necesito que comas—

—La comida sabe horrible, además no tengo animo de comer— ahora estaba al borde de la cama, con la cabeza gacha.

—Pues los hospitales no tienen comida rica lo sé, pero necesitas nutrirte, dale una oportunidad.

Suni se aproximó a él despacio, como si fuera un venado en peligro de escapar.

Le cogió el hombro y le dijo —voy a ayudarte—

Alzo la cabeza mirándola de frente a los ojos, unos ojos duros que podían parecer intimidantes pero para ella suplicaban ayuda en silencio tal vez de manera inconsciente, algo la hizo desconectar la mirada, se apartó rápidamente.

—Debo irme—

—Gracias—

— ¿Por que?—

— Por querer ayudar, no deberías soy un caso perdido—

— No lo eres, ¿lo entiendes?, no eres un caso perdido— las palabras salieron firmemente sin ápice de duda.

Se retiró de esa habitación con muchas ideas rondando su cabeza entre lo médico y lo personal, quién era este hombre, por qué no existen registros de que existe, por qué nadie si quiera lo ha buscado, eso abrió una pregunta en su mente que no quedaría satisfecha hasta que fuera resuelta.

AMNÉSICO (MIN YOONGI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora