Pequeños pasos

87 8 2
                                    

Con el transcurrir de los días empezaron a acostumbrarse a vivir juntos, YoonGi era muy respetuoso del espacio de Suni y viceversa, se le oía mucho componer, y para ella era un placer volver a oír nuevamente su viejo piano, a pesar de sus intentos tratando de bloquear sus sentimientos hacia él, en ocasiones el subconsciente le jugaba malas pasadas, haciéndola tener sueños en donde eran una pareja normal, no una pareja de amigos, ahora de manera mas frecuente, y se odiaba por eso.

Pasaron semanas y tomaron costumbre de salir a pasear los fines de semana sobre todo, ya que eran los días que tenían mas tiempo libre.

Caminar juntos uniendo sus brazos era ya común en ellos, quien los viera podría sospechar que no eran simples amigos, porque el amor que se negaba aceptar se notaba a kilómetros, tenían caminatas eternas por las orillas del rio Han, a veces podía sentir las miradas de hombres o mujeres y no era para menos, YoonGi se veía mas saludable y mas hermoso, era un hombre atractivo pero por sobretodo brillante, sorprendía con sus conocimientos de historia, o filosofía, lo cuales se daban como chispazos,  los celebraban mucho, siendo para ambos un pequeño triunfo hasta su recuperación, sin embargo no habían podido encontrar un apellido, hasta ahora era 99% seguro de que su nombre era YoonGi pero hasta ahí se habían estancado.

Un domingo que ambos estaban en el departamento mientras YoonGi tocaba una hermosa tonada en el piano a Suni se le ocurrió una idea.

—¡Shazam!—gritó espantándolo.

—¿Sha queee..?— preguntó, confundido.

—¡Shazam, como no se me ocurrió antes!— corriendo a coger el celular que tenia cargando en su habitación.

—Suni no entiendo nada—

—Mira— le dijo mostrándole el teléfono. —Esta app para celular identifica la canción que se toca y te da el nombre del artista que la interpreta, eres increible con el piano, tal vez si fuiste alguien que logró grabar sus canciones pueda reconocerte, se que suena muy loco, ¿pero que perdemos?—

—¿Podrá ser?—

—Solo queda intentar— sonó esperanzada.

Así que se sentó en el banco frente al piano y empezó tocar una de sus melodías, Suni pulsó el botón de hacer un shazam y nada sucedió, pero él tenia muchas canciones de donde escoger, siguieron intentando sin resultado probaron y nada, otra melodía y nada, la siguiente, nada, una ultima, MR Lewis.

Ambos se miraron extrañados, al hacer clic para ver el artista no había mas información, solo en enlace a un video donde se veían unas manos blancas tocando las teclas del piano

Buscó en internet el nombre, le lanzó a un video de youtube con unas manos y un teclado, la melodía no llevaba nombre pero sí un autor MR Lewis, sin embargo al mirar las manos del pianista, era obvio que eran las manos de YoonGi, era él quien tocaba el piano.

—¡Son tus manos YoonGi!—

—Si, pero ¿cómo puede ser?— se tomaba de la cabeza todavía incrédulo, el video tenia algo de mil reproducciones, era de hace unos 10 meses atrás, tomó las manos de YoonGi y las vio con detenimiento para cerciorarse de no estar equivocándose con la emoción, eran las mismas no había duda.

—¡Una pista al fin!— le dijo abalanzándose sobre él, apretándolo con fuerza, él correspondió feliz quedándose un rato enterrando la nariz en su cuello, ella le hizo pequeñas caricias en la parte de atrás de la cabeza, sintiendo su cabello entre sus dedos como ya había pasado tantas veces antes,  ambos se envolvieron en ese abrazo como si de la vida se tratara, apretándose fuertemente el uno contra el otro, Suni moría por sentir sus labios, sin embargo el remordimiento no la dejaba, él confiaba en ella mas que en nadie, le había abierto la puerta para conocerlo, para ayudarlo, se sentía una mala persona, se sentía decepcionada de si misma, así que se contuvo, desenganchándose de él con el dolor de su alma, pero era lo que creía correcto y así lo hizo.

Ambos se sintieron extraños luego de ese largo contacto.

—Ehmm, ok ahora hay que buscar todo lo que podamos sobre ese tal MR Lewis, dime el ¿nombre te suena?—

—Para nada, y si tal vez solo recordé la música como me sucede a veces con algunas cosas, tal vez no sea yo— su rostro cambio a un gesto triste.

—Pero YoonGi, son tus manos, podría reconocerlas donde quiera que las viera—

—¿De verdad?— Arqueó una ceja.

Ahí se le pasó la mano, aunque era la total verdad, había analizado cada rasgo, cada sonrisa, cada movimiento de él, adorando cada segundo que compartían juntos.

—Pues si, llevas tanto tiempo tocando el piano, y siempre te veo, así que es obvio— mintió.

—Ah— respondió con desgano.

Siguió con su búsqueda por internet en su laptop, y él en la pc del estudio, sin embargo nada, solo esa grabación, era la última que había "recordado" y también era la mas intrincada.

Era ya bastante tarde, ella subió a su habitación, a ponerse la pijama, bajó a la cocina a hacerse un té, cuando lo vio con la cabeza nuevamente gacha como cuando estaba hospitalizado.

—¿Qué sucede?— se acercó lentamente.

— Yo, no se no me siento bien. Hay muchas cosas en mi cabeza, no sé que pensar—

—¿Qué cosas?— dijo temiendo pasarse de la raya.

—Estar en el hospital, vivir aquí, estar contigo, tocar el piano, este nuevo avance, me da miedo, pero también me alegra, no se porque pero a veces siento que si escarbo mas encontraré algo...malo—

No supo que decir, así que solo hizo lo que le salió del corazón, se puso de rodillas para estar a la altura de su cara, repasando sus facciones, por unos segundos, con sus manos tomó su rostro,  cerró sus ojos, y volvió a darle un beso en la frente como antes, iba a alejarse pero no la dejó hacerlo, se acercó a ella, dando un beso tierno en su mejilla izquierda la cual ahora ardía después de haber sentido sus suaves labios, luego dio un beso en su otra mejilla, continuó besando su rostro, despacio, como saboreando cada segundo, cuando no había lugar libre para besar, se aproximó a su boca.

De forma inexperta YoonGi se posó sobre sus labios, continuando los pequeños besos, todo en el ser de Suni se volvió borroso, solo podía sentir una enorme alegría, tenía los sentidos al tope, sus besos eran dulces e inocentes, sus labios eran adictivos, poco a poco los besos se hicieron mas apasionados, mas desesperados, ambos tenían la cara roja y el cabello desordenado.

De pronto se sintió  avergonzada por lo que se detuvo, cuando volvió a verle el rostro sus ojos negros brillaban y sus labios estaban rojos fruto del contacto con su piel.

Y como si de magia se tratara ya no habían remordimientos, solo esa sensación de calor en su interior, que a pesar de haber querido evitar y habérselo negado a si misma miles de veces su cerebro entendió al fin lo que su corazón decía desde hace meses, se había enamorado de ese hombre sin pasado, y sin importar quien sea o haya sido, lo que estaba sintiendo por él no cambiaría jamás.

AMNÉSICO (MIN YOONGI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora