Jimin

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En la gran mansión del maestro un bello muchacho de ojos alargados, cabello rubio y pequeñas manos esperaba en una cama.

Detrás del dintel esperaba ansioso y triste al viejo, como todas las noches lo habían perfumado, su piel siempre debía estar perfecta, suave y  hermosa así era como al maestro le gustaba.

El asqueroso hombre apareció al fin tomando al joven y gozándolo como un pedazo de carne.

Nunca decía nada simplemente cumplía con el cometido para el cual había sido educado, su objetivo desde que tenia memoria era complacer a ese hombre, una vez terminado, se retiro a su habitación como la mayoría de las noches, no sentía nada por él mas que asco, sin embargo sabia que nunca podría escapar, la desaparición de YoonGi lo había confirmado, dijo que volvería por él y que  saldrían de sus cárceles de oro, pero él nunca volvió, asi que debía estar muerto, porque él nunca lo hubiera abandonado,  lo extrañaba, en las noches lloraba por él, había sido su única compañía en el tormento diario que tenia que soportar y muchas veces se salvó de ser castigado porque siempre era YoonGi quien llevaba la peor parte terminando en el hueco, pero ahora estaba muerto, y él Jimin había aceptado que jamás saldría de esa casa, su destino estaba echado.

Jimin y Yoongi habían crecido en esa casa, no se les permitía tener contacto con el exterior, y tampoco entre ellos, ya que los preciados objetos del maestro no debían juntarse,  Jimin se encargaba de darle el placer carnal, mientras que YoonGi le daba el placer de la música,  habían crecido creyendo que el mundo exterior era malo, que estaba totalmente devastado, que la mansión era uno de los pocos lugares "seguros" y que el maestro los había salvado, a ambos se les había inculcado las artes, a uno las artes amatorias, y al otro las artes musicales.

Jimin estaba acostado en su cama recordando como se conocieron.

Una noche un llanto lastimero se escuchaba por toda la casa, YoonGi con seis años hacía varias noches que lo escuchaba, tapándose con la sabana pensando que era un fantasma, sin embargo esa vez su curiosidad pudo mas, salió de su cuarto tratando de no hacer ningún sonido, sino su institutriz se daría cuenta, caminó descalzo siguiendo el sonido, la casa estaba en total penumbra pero no le importó, hasta que llegó a una puerta,  tomo el picaporte  y le dio vuelta.

Lo que encontró fue a un pequeñito llorando a mares totalmente solo.

—¿Quien--- quien esta ahí?— escuchó al niño decir.

—¿Tu-- quien eres tu?— preguntó YoonGi con miedo de continuar viendo un fantasma.

—Jimin— con su manito gordita trataba inútilmente de secarse las lagrimas.

—¿Por que estas llorando? no me dejas dormir— Bufó YoonGi, cruzándose de brazos en señal de molestia.

—No---no me gusta estar solo, y--- y todo esta oscuro, ¡no me gusta, no me gusta!— Volviendo a llenársele los ojitos de lagrimas.

—Ya, ya, deja de llorar— le dio pequeñas palmaditas en la espalda para ver si se calmaba.

—¿Eres fantasma?—

—¿Yo?, jaja creí que tu lo eras, soy YoonGi— 

—Oh—

—Cuantos años tienes Jimin—

Mostró 3 deditos.

—Yo tengo seis—

— ¿Si prometo visitarte dejaras de llorar?—

Jimin asintió varias veces, ese día YoonGi se quedó con Jimin hasta que se durmió, siendo esa la primera de muchas noches, con el tiempo ambos aprendieron sus roles en la casa, a veces cuando podían se escabullían para verse, encontraban consuelo en el otro, sabía que no debían verlos juntos pero poder verse se había vuelto un alivio y una distracción, como jugar al gato y al raton con los guardias y sus nanas

AMNÉSICO (MIN YOONGI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora