|Capítulo 12: "Te necesito"|

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Gabe Clark


Sentado en la silla frente a mi escritorio veo a Wesley con su móvil en mano buscando entre algunas chicas de su contacto alguien con quien salir. No lo juzgo, lo compadezco, ha tenido tantas oportunidades de estar con una chica en una relación formal pero prefiere don en una noche a una toda la vida. Hago un mohín tedioso mientras empiezo a redactar en el ordenador en análisis de literatura.

- ¿Qué les dijo el director? - pregunta lanzando su móvil con frustración sobre la cama.

- Nos llamó la atención y aparte nos mandó a limpiar toda la maldita cafetería, ni siquiera me dejo ir al entrenamiento - respondo dejando de escribir en el ordenador para girarme y quedar frente a Wesley y su frustración - pero no estuvo tan mal después de todo - afirmo sonriendo ante el recuerdo de Nat limpiando la mesa y mis ojos puestos en sus bragas.

- ¡Ay mi hermano! ¡Esa sonrisita no me gusta para nada! - exclama Wesley haciendo que ruede mis ojos - comienzo a creer que hay algo que está pasando contigo Gabe - me dice, frunzo mi ceño sin entenderlo.

- ¿A qué te refieres? - le pregunto viendo que suspira con pesadez.

- A ver, desde que Nat llego no has parado buscar la manera de estar con ella, te pusiste celoso cuando sucedió el beso robado de Matt, ignoras el hecho de que Grace es tu novia y además, lo que dijo hoy te dejo hecho una mierda... - alega con una ancha sonrisa - es evidente que Natalia Copper te gusta, es más, ni siquiera te gusta. Te encanta - me carcajeo ante sus palabras negando ante sus palabras.

- ¡No seas ridículo Wesley! ¡Natalia es mi mejor amiga y todo lo que dijiste solo es cosas de amigos! - respondo divertido. Sabía que habían ciertas cosas que me llevaban a pensar cosas lascivas, que últimamente me siento extraño y confundido pero eso no va a cambiar el hecho de lo inevitable.

- Gabe, he visto como le sonríes, como la tratas y sobre todo lo mucho que te gusta estar con ella. Si yo tuviera una mejor amiga así, te aseguro que desde hace un buen tiempo ya me la hubiera follado. ¿O me vas a negar que no has pensado en eso? Porque Natalia ya no es una niña. Solo admítelo -

¿Qué la quiero follar? Joder, lo deseo cada noche antes de dormir. Sin embargo, no estaba preparado para admitir eso, lo que había pasado era el momento, sí que había cambiado físicamente, y estaba bastante apetecible aparte de hermosa. Y me gusta estar con ella, solo quiero recuperar el tiempo perdido con la chica que siempre ha estado conmigo, solo eso. No voy a Nat como mi pareja, ni siquiera lo había pensado.

- No voy admitir nada porque lo que dices es absurdo - el me observa con detenimiento y rendido de que no le diera la respuesta que desea solo se encoje de hombros indiferente.

- Ya es tu problema amigo, solo digo lo que veo - admite, me relamo los labios torciéndolos un poco pensativo.

- No puedo ver a mi mejor amiga como algo que no es. No puedo enamorarme de mi mejor amiga - murmuro pensativo a la regla que durante años ha persistido. Y mientras esperaba un reclamo por parte de Wesley solo me lleve una sorpresa grande.

- Joder, esta soledad me esta consumiendo. Voy abrir una cuenta en Tinder - rio ante sus ocurrencias y vuelvo a fijarme en el ordenador intentando escribir aquello que deje en pausa pero mis pensamientos están en otra cosa.

Te encanta...

Aquellas dos palabras no salían de mi mente, era como si estuvieran allí diciéndome que por mucho que trate de ignorarlas no puedo. No sabía que pensar al respecto, decir que me gustaba era algo que no desea hacer. Era mi mejor amiga, y me gustaba verla a los ojos, sonreír, divertirse, me gustaba verla feliz y solo eso. La quiero mucho, más de lo que ella puede imaginar. Pero solo era eso. Un cariño que con los años ha persistido.

Tal vez se confundan porque nos vemos como pareja y por eso piensen que nos gustamos pero no, por mi parte y por la de ella, se que solo existe un gran amistad.

O eso creo.

Natalia Cooper


Había estado acostada por horas desde que Gabe me había explicado algebra después de salir del instituto. No me apetecía salir, tenía sueño y estaba algo cansada. Por lo que había decido tomar una ducha rápida y clocarme ropa interior y una bata ancha para dormir cómoda. En el almuerzo ocurrió algo extraño, aquel baile me tenía delirando con una sonrisa en mi rostro difícil de ocultar. Su compañía me hacía sentir más tranquila que hace días, Gabe era todo lo que yo siempre he querido pero que a la vez no tengo. Claro que, de tanto pensar no había podido conciliar el sueño, y mi cuerpo exigía descanso a cada segundo que el lapicero de deslizaba por la libreta a la una de la madrugada.

En algunas ocasiones me hacía algunas ilusiones en la cabeza, momentos efímeros e idílicos, donde solo mi mente mostraba aquellas escenas con una realidad que no existe. Era un amor silencio el que yo sentía por Gabe, y aunque quería decírselo era muy consiente de cuál sería su respuesta porque éramos amigos y nos conocíamos perfectamente. El sonido de algo golpear mi ventana hizo que soltara el lapicero y me dirigiera hacia el vidrio iluminado por el farol de la calle.

Entre la oscuridad, veo a Gabe con unos pantalones para dormir que caen en sus caderas, el cabello resuelto y el torso descubierto. Muerdo mi labio inferior viendo por la luz tenue del farol viendo su torso desnudo, sus abdominales marcados con aquellos a tatuajes cubriendo su piel bronceada y me pierdo entre el deseo de tocarlo.

- ¡Nat! - su voz hace que parpadee con rapidez y abra la ventana con cuidado.

- ¿¡Qué haces aquí!? -pregunto en un murmullo poco audible, me hace una seña y salgo de mi habitación para bajar las escaleras en silencio. Abro la puerta y veo a Gabe sonreír para tomarme de la cintura sin previo aviso.

- Mi madre está allá arriba Gabe - advierto viendo que le da un empujón a la puerta haciendo que un portazo resuene dentro del recibidor.

- Tu madre no esta Nat, la vi salir hace rato. Vamos a tu habitación - abro mis ojos sorprendida cuando me suelta y comienzo a respirar agitada.

- Suenas como un pervertido Gabe - aseguro viendo una sonrisa pícara en su rostro seguido de una sonrisa entretenida. Lo siguiente que paso, y que yo no me esperaba era que mi mejor amigo me tomara de las piernas y me dejara colgada sobre su hombre con tranquilidad.

O esta ebrio, o está loco, pero de que algo le sucede, le sucede.

Por un momento se me había olvidado de afirmo que mi madre no estaba es casa y eso me hizo sentirme confundida, pero si yo vi que se encerró en su habitación ¿Por qué no está en casa? ¿Y mi padre? Una sensación se inquietud creció dentro de mí, pero se vio desechada por Gabe que acaba de alzarme haciendo que viera mi rostro en el suelo.

- ¡Gabe! ¡Bájame maldita sea! - exclamo aterrada de que vaya a dejarme caer ante la rápida manera de subir los peldaños de las escaleras.

El pasillo quedo frente de mí así como la forma en que Gabe me ignoro ante mi petición, veo que cruza el umbral de mi habitación y cierra la puerta con su mano libre. Con el corazón desbocado, y miles de preguntas por hacerle a este demente, solo golpeo su espalda para que me suelte, sin embargo lo único que obtengo, es mi cuerpo encima del de mi mejor amigo. Mi cabello cae en su rostro y lo aparto viendo la diversión de Gabe ante lo que ha hecho. Le doy una mala mirada que se transforma en nervios cuando sus manos acarician la curva de mi espalda.

¡Dios mío, ilumíname para saber qué le pasa a este chico!

- ¿Qué haces aquí? - le pregunta nerviosa levantándome cuando el frio de la calefacción me sube por la piernas, ¿O es otra cosa? ¡Dios llévame por el camino del bien!

- No podía dormir y vine a ver qué hacías - trato de calmar mi respiración evitando verlo con su pecho desnudo acostado cómodamente sobre mi cama

- ¿A la una de la mañana Gabe? - reprocho viendo que se encoje de hombros mientras me paseo por toda la habitación tratando de calmar aquel calor sofocante que comento abrasarme de un momento a otro. Joder, hasta mi cuerpo anda bipolar.

Se encogió de hombros y dirigió su mirada a algo que capto su atención. Me quede estática en mi lugar viendo a Gabe coger mi libreta con curiosidad, me quede sin aliento de un momento a otro diciéndome a mí misma que debo quitársela cuando en el fondo no quiero hacerlo, pero vale más mi orgullo que a que Gabe Clark lea lo que escribo pensando en él. Sin importarme una mierda lo confusa que fuera la situación comenzó a burlarse de mí mientras trato de quitársela pero a pesar de estar recostado sobre la cama no deja que yo se la quite. ¿Quién lo entiende? Hace horas estaba incomodo enseñándome algebra y ahora anda bromista buscando sacarme de mis casillas, porque eso es lo que estaba haciendo ahora mismo.

En el forcejeo solo logre arrancar una hoja y romperla, porque esa era justo la que hace días escribí en el instituto. Me daba tanta vergüenza que viera las cosas que escribo que me subí a horcajadas sobre su regazo, y me incline apoyando mi mano sobre la cama para quitarle la libreta, pero entre el forcejeo el roce de los dedos de Gabe sobre la piel desnuda de mi pierna hizo que me tensara.

- "Todo sería más fácil si gente fuera directa con lo que siente" ¿Porque escribes cosas así, Nat? - pregunta con una sonrisa arrogante, lo consiguió. Logro leerlo porque su mano me distrajo y joder, se sintió excitante.

- Me relaja, supongo - respondo cuando siento mis manos se apoyan en su abdominales.

-Escribes muy bien. ¿Nat? - alega mientras la tensión en el ambiente comienza hacerse presente y llevo mi mista hacia mis dedos acariciando su abdomen... Y caigo en cuenta que estoy en bragas sentada ahorcajada sobre mi mejor amigo.

- Dime Gabe - incomoda, me levanto quedando de pie sobre el suelo para darle la espalda y cerrar mis ojos unos segundos para calmarme.

- Wesley dijo algo muy estúpido hoy - me dice y suelto un sonido gutural negativo- Dijo que tú me gustas -abro mis ojos sorprendida de lo que acaba de decir y giro mi cuerpo disimulando.

- Y-yo ¿p-por qué lo d-dijo? - balbuceo nerviosa viendo que se acomoda sobre mi cama con su antebrazo en su nuca.

El corazón estaba a punto de salirse de mi pecho. Anhelaba que confesara que era cierto las sospechas de Wes, deseaba que dijera que la verdad me ve más que a una amiga, quería acabar con aquellas ganas de estar con él y sentirlo tan cerca de mí de mil maneras. Estaba tan ansiosa que tuve que ocultarlo, comenzaba a ilusionarme y eso no es bueno, teniendo en cuenta de que no todo siempre sale bien, porque soñar no cuesta nada.

- En realidad puras tonterías, no creo que sea cierto eso. Porque solo eres mi amiga y así es como te he visto desde que tengo uso de razón y eso no va a cambiar - Golpe bajo... No me lo esperaba.

Le dedico una sonrisa fingida y respiro profundo caminando hacia la ventana con la excusa de cerrarla, pero lo único que quería era que no se diera cuenta de que mis ojos estaban empañados por unas lágrimas que amenazaban con salir. Trato de calmarme, no es bueno que Gabe siempre haga lo mismo, cada vez me restriega en mi cara que solo somos amigos y eso no me gusta. Pero no me quedaba de otra.

- Si... En realidad, tienes razón... Solo somos amigos... - respondo cerrando las persianas despacio.

Lo que más deseaba en este momento era que Gabe se largara, el enojo comenzaba a crecer cada vez que lo veía, deseaba que me dijera que se iba a su casa para evitar que escuchara las mil y una groserías que anhelaba decirle en su cara, pero eso no fue lo que sucedió.

"Porque enamorarse no es fácil, enamorarse tiene como consecuencia el dolor, sufrimiento y en ocasiones enojo hija"

- Ven acá tonta - su voz me saca de mis pensamientos y aun con aquella bata puesta me acerco a la cama gateando hasta llegar a él mirándolo con seriedad, ya ni una sonrisa me apetecía dedicarle.

Mi cabeza queda sobre la suave almohada y noto como se gira quedando enfrente de mí. Mis ojos lo ven despacio, aquellos ojos cafés comenzaron a gustarme, y no podía negar que me gustaba cada vez que me veía con una sonrisa en su rostro. Su mano rodeo mi cintura y me atrajo hacia el hundiendo su rostro en mi cuello mientras suspira de manera audible abrazándome.

- Desde aquella noche que te quedaste a dormir conmigo, no he dormido bien... Es como si te necesitara cada noche, como si necesitara sentirse cerca a cada momento para sentirme bien, no sé porque no sales de mi cabeza, y por eso vine. Vine porque te necesito conmigo más de lo que tú te imaginas tonta - deja un beso dulce sobre mi mejilla que me hace cerrar los ojos - Que descanses Nat - se acomoda conmigo y mi mano acaricia su cabello.

- Que descanses Gabe - digo con las cejas fruncidas aun enojada de todo lo que ha dicho y sobre todo sin poder dormir.

El amanecer estaba cerca, y durante toda la noche no había podido pegar un ojo. Gabe se encontraba boca arriba durmiendo en silencio mientras que yo solo estaba sentada sobre la cama observándolo despacio con ganas de poder decirle todo lo que siento, sin importarme una mierda si le gusta o no. Pero recordar como siempre me deja claro que solo soy su amiga hace que una lágrima resbale por mi mejilla de forma impulsiva.

- De verdad lo siento Gabe. Lamento haberme enamorado de ti, y no haber respetado esa estúpida regla - y así paso la madrugada, viendo al chico que quiero durmiendo en mi cama con tanta tranquilidad mientras yo a su lado quería hacer magia que desapareciera de mi vista ahora mismo.


Mi Mejor Amigo © (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora