Gabe Clark
Allí estaba yo, con el hombro recostado en el umbral de la puerta, viendo a Nat colocarse su vestido negro ajustado y sus zapatillas, el cabello húmedo le cae por la espalda con delicadeza, esta enredado pero no parece a simple vista, la veo caminar de un lado a otro por la habitación murmurando cosas poco audibles y no puedo evitar posar mis ojos en aquel precioso trasero.
- ¿Ya estás lista, Nat? - Da un respigo fijándose en mi con el cepillo de peinar entre sus manos, se da media vuelta de nuevo y se coloca de cuclillas de manera que inclino un poco mi cabeza para ver como el vestido se le sube dejándome apreciar sus adictivas piernas y esa braga que me hace sentir incómodo el pantalón.
- Si, solo déjame cepillar mi cabello - dice irguiéndose del suelo para sentarte en la orilla de cama, noto que empieza a dividir su cabello y me acerco a paso lento sentándome a su lado ara arrebatarle el cepillo suavemente.
- Yo me encargo - murmuro dejando que su larga melena lisa caiga por su espalda.
Acerco un poco mi nariz y el olor a rosas que emana su cabello logra que me sienta aún más fascinado de ella, podría perderme con cada parte de su cuerpo, ya sea observando, admirando, olfateando, o tocando. Ella tiene algo que por más que intentas no sentirte atraído es algo sumamente imposible, mis dedos recorres sus hebras y la suavidad de su cabello húmedo me hace querer acariciar en un sublime y delicado cafuné a cada momento. Comienzo a cepillarlo poco a poco, y el silencio se transforma en algo sumamente cómodo.
- Justo ahora que veo su cabello, me recordé del día en que te coloque goma de mascar porque no querías hacer mi tarea de dibujo - comento sonriente, mientas la melodía de su risa me hechiza.
- Tuve que usar gorra durante seis meses porque el cabello me había quedado destrozado - murmura entre risas y termino con su cabellera castaña.
- Tenías dos opciones, y preferiste la mala - me encojo de hombros cuando la veo levantarse para colgarse su bolso en su hombro.
- No pensé que te lo tomarías en serio - sonrío tomando su mano para dejar un beso sobre el dorso.
-Tonta, yo todo me lo tomo en serio - aseguro, quedo enfrente de ella, admirando las curvas delicadas de su cuerpo. Me mira sonriente y le cojo la mano saliendo de la habitación. Al salir de la cabaña y al haber dejado todo en perfecta orden, cierro las puertas con seguro viendo a Nat de pie cerca del auto. El sol del mediodía se hace cada vez mas fuerte, así que no tardo mucho en guardas las llaves en mi bolsillo para adentrarme al auto con ella a mi lado.
Aun no podía creer que su madre pase la mayoría de su tiempo en un hotel con una reputación lo bastante mala, y me molestaba un poco que ella estuviera preocupándose por las decisiones de su madre. Sin embargo, a parte de ser su pareja, también soy su amigo.
- ¿Qué harás con lo de tu madre? - pregunto curioso, veo de reojo como relame sus labios, los separa para intentar decir algo y luego de unos segundos responde.
- No te voy a negar que la curiosidad de saber que esta pasando con ella me golpea a cada segundo, y mas porque puede que este engañando a mi padre - responde desviando su mirada hacia la ventana - pero aun así, no quiero meterme en sus asuntos -
- Nat, aunque quisieras arreglar el asunto y te merezcas una explicación, ambos sabemos que es un tema delicado que ella debe tratar con tu padre - coloco mi mano sobre la suya y la aprieto suavemente - Sin embargo, puedes hablar con ella de una manera no tan dura, pero de igual manera sabemos que te va a reprochar, y es mejor que estés alejada de eso -
Me costaba darle un buen consejo, porque no sabia que palabras utilizar al respecto, pero trate de decirle lo que no debía hacer y las consecuencias de lo que pasaría si se atrevía a decirlo. Entendía perfectamente que esto era un tema familiar, y yo mas que nadie sabia lo que entre los problemas maritales no debían meterse los hijos porque saldrían perjudicados. Y eso es experiencia propia.
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Mi Mejor Amigo © (EN EDICIÓN)
RomanceMe gusta mi mejor amigo. ¿Podré ser valiente y decirselo? ¿Que pensará él respecto a esto? ¿Me recibirá con los brazos abiertos? ¿Le gustaré? ¿Estaremos juntos? ¿Tendremos una relación? Muchas preguntas me tenían loca, pero solo una me atormentaba...