|Capítulo 16: "Barbie"|

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Gabe Clark


Paso una mano por mi rostro respirando profundo mientras la pastilla para la resaca hace efecto. Cierro los ojos disfrutando el momento de paz que me proporciona no escuchar ni un pájaro en la ventana de la habitación de Wesley, ni siquiera él ha hablado desde que me sincere acerca de los recuerdos de mi borrachera.

Yo sabía que había hecho y eso me cargaba con los pensamientos a millón, peor aun cuando de mi boca salieron palabras que pueden arruinar algo tan importante para mí. Entre la resaca y mis pensamientos estaba seguro de que la cabeza me explotaría en cualquier segundo, por tal razón aprovechaba el silencio antes de que Wesley entrara a…

— ¡La besaste! ¡Besaste a tu mejor amiga Gabe Clark! — suelto un sollozo cuando paso mis dedos por mi sien queriendo matar a Wesley, había tardado mucho en hacer su aparición y vino yo de bocón a invocarlo — ¡Yo sabía que te gusta Nat! — su emoción me hace abrir los ojos para erguir mi espalda y quedar enfrente de él.

Sentado en la orilla de la cama veo la emoción en sus ojos y frunzo mi ceño. Es lo más estúpido que ha dicho en su vida… Bueno todo lo que Wes dice son puras estupideces.

¿O si me gusta Nat?

Ignoro esa pregunta con rapidez y me fijo en Wes.

— No me gusta Wes, solo... Me dejé llevar por la situación — admito viendo que achina sus ojos haciendo una mueca de aversión.

— No te gusta, pero sientes cosas por ella — dice y le miro queriendo matarlo — Y la situación se trataba de besarla y manosearle los senos para luego hacerte el loco y no afrontar la situación de tu falta de sexo… — lleva sus dedos a su mentón frunciendo el ceño — Creo que ya entendí — lo fulmino con la mirada negando frenéticamente.

— ¿Qué hubieras hecho tú en mi lugar? — inquiero viendo que alza sus cejas con picardía.

— La hubiera besado, manoseado… (Follado no, porque estaba ebrio) Claro que, además, le hubiera dicho que me gusta y al día siguiente la hubiera follado sin alcohol en la sangre por supuesto — le lanzo una almohada enojado.

— ¡Creo que eres tu quien necesita tener sexo! — coge al almohada que se estampo en su rostro y se encoge de hombres haciendo un ademan.

— Dejando mi inactiva vida sexual… Quiero que seas sincero conmigo Gabe — lo miro severo viendo que carraspea con exageración para juntar sus manos y apoyar sus cosas en la silla — ¿Por qué no admites que te gusta e intentas tener algo con ella? —

— Los mejores amigos no pueden tener ninguna relación Wes, es una regla. Podría dañarse nuestra amistad si esa relación no llega a funcionar — aseguro viendo que bufa pasando las manos por su cabello con desespero.

— ¡Y una mierda esa Ley! ¡Nos seas gallina! — exclama molesto haciendo que frunza mis cejas.

— ¡No soy una gallina! ¡Es la verdad! — grito molesto ante su comentario y la presión en mi cabeza.

Maldito alcohol.

— ¡Demuéstramelo! ¡Porque yo veo que no quieres aceptar que Natalia Cooper te gusta por miedo! ¡Miedoso! — me agrede enojado haciendo que me levante de su cama directo a largarme de su casa.

— Vete al carajo Wes — le doy la espalda y cruzo el umbral para caminar hacia la salida escuchando su quejas y sus pasos detrás de mí.

— ¡No! ¡Hasta que aceptes! ¡No perderás nada intentándolo! — dice, relamo mis labios deteniéndome a mitad de las escaleras.

— ¡Si algo malo pasa...! ¡Te partiré la cara! — no sé cómo pude caer en sus manos pero al ver su sonrisa me deja claro que ya no tengo remedio.

La idea de decirle a Nat que me gusta me comienza a martillar la cabeza, joder ni siquiera sé si lo que Wesley dice es cierto.

Fue una terrible idea llegar a su casa ebrio, y más teniendo la cabeza en un nudo difícil de deshacer. Aun recordaba la razón de mi borrachera y no podía creer que había bebido pensando en ella, conversación de cosas triviales que han pasado desde que llego. Tengo a Nat entre ceja y ceja a cada instante y es frustrante no saber porque siento un remolino de sensaciones de todo tipo cada vez que la veo.

Aquel beso lo provoque, y no voy a negar que desde que llego he deseado hacer eso, y besarla desato un deseo difícil que poder sobrellevar. Si antes deseaba levantarle la falda ahora estoy completamente seguro de que quiero mucho más que eso. El sentir su seno y su piel sobre mi mano me provoco una sensación de posesividad tan grande que ahora solo siento que debo cuidar lo que es mío. Cuando se perfectamente que ella no le pertenece a nadie y menos a mí.

— ¡No pasará nada! — asegura y niego rápidamente — ¿Cómo se lo dirás? — me encojo de hombros indiferente, la verdad es que no había pensado en eso.

— ¡Por supuesto que no pasara nada! ¡Solo que tengo una novia y mi mejor amiga me carga más duro que un tronco! ¡Pero toda esta perfecto! — exclamo con ironía viendo a Wesley poner sus ojos en blanco.

— Grace y tu son una fachada, termínale y ya está, asunto resuelto… Ni que fuera el primer corazón que rompieras, aunque pensándolo bien dudo mucho que rompas el corazón de esa chica, de seguro ni tiene — le doy una mala mirada y alza sus manos en rendición — Volviendo al tema, yo me encargare de que Nat sepa que a ti te gusta ella —

— Tengo miedo idiota — tengo que ser sincero, dejarles las cosas a Wesley no es algo con lo que estar tranquilo.

— ¿Por qué? — pregunta haciendo que inhale profundo encogiéndome de hombros.

— Por qué jamás le he dicho a una chica que me gusta — confieso viendo que Wesley hace un ademan sin restarle importancia.

Si había salido con chicas durante mi adolescencia, estuvo con chicas de distintas maneras, pero con ninguna sentía esa extraña sensación de querer algo más que sexo, ninguna me gusto más allá del físico y por eso nunca me interese en decirle “Oye, Tú me gustas” porque no lo sentiría y nos estaríamos engañando ambos. O bueno, al menos yo.

En cambio, Nat era una clase totalmente distinta y eso me atrae y me asusta más de la cuenta.

— Será fácil — dice con una sonrisa pícara.

— ¿Cómo sabes?

— Confía en el gurú del amor y el sexo… Yo sé lo que hago — alza sus cejas con malicia y meneo la cabeza.

— Mañana la llevare al lago toda la tarde, ¿Podrías encargarte de que sea lo más pronto posible? — Wesley abre sus ojos y ladea su cabeza pensándolo unos segundos.

— No hay imposibles para el gurú del amor y el sexo…

— Ya déjate de idioteces Wes y dime que haremos — impaciente por no saber cómo iba a lograr que me adentrara en esta locura.

— Bien, este el plan... — y en medio de las escaleras de su casa, Wesley y yo nos sentamos en unos peldaños y comenzamos a ordenar nuestras ideas para el planear algo muy grande.

Mi Mejor Amigo © (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora