Natalia Cooper
La navidad llego tres días después, y a decir verdad, creía que seria una fecha lo bastante triste por así decirlo, ya que luego de todo lo sucedido con Catherine las cosas tomaron un rumbo diferente. Luego de aquella noche veloz con Gabe, al día siguiente mi padre y yo mantuvimos una conversación bastante interesante y algo nostálgica para el.
Mi madre había sido una mujer humilde que conoció una noche mientras conducía a casa. Era de Phoenix y era igual a mi. Me mostro algunas fotografías y me explico que desde que era una adolescente los médicos le dijeron que debido a su problema cardiaco el tener una bebé podría hacerle mucho daño, y aunque mi padre siempre la cuido lo suficiente, ella quedo embarazada. Supe también, que la familia de mi madre no le agradaba saber que ella se había casado con mi padre, e incluso lo culparon de su muerte al igual que a mi. Era una mujer de caballo castaño oscuro, con la única diferencia de que tenia los ojos en color ámbar, pero lo que mas destacaba era su larga melena castaña que por supuesto yo también heredé.
Entendí, que mi padre había decidido casarse con mi niñera cuando tenia tan solo cinco meses de nacida, ella no se opuso debido a que también le gustaba mi padre y ya que no podía tener hijos a ella le gustaba la idea de estar casada con un buen hombre y cuidar de su hija. Claro que, eso sucedió al principio. Con los años, papa me dejo claro que ella nunca había sido así, y que entendía que se haya querido ir de la casa, no era un hombre que viviera en un lugar fijo, se la pasaba viajando a cada momento y por eso no la juzgaba, porque la había descuidado. Añadió también, que si me había ocultado sobre lo sucedido fue por recomendación de una doctora, que le comento que ese tipo de comentarios podían generar ciertos traumas en niños, además de provocar emociones negativas en ellos. Por eso mi padre me lo oculto, al menos estaba pensando en mi salud mental y no en otra cosa.
Me gustaba navidad, y aunque rompimos la tradición al no colocar el árbol de navidad el primero de diciembre, lo colocamos justo ahora. Mientras me relajo con la música de la estéreo y saco todos los implementos que mi padre compro para decorar la casa, sonrío sacando las bambalinas de la caja mientras el sonido de la puerta me hace desviar mi mirada hacia el pequeño grupo de personas que entran.
— La mia ragazza Natalie — amplio mi sonrisa acercando a mis abuelos para saludarlos — ¡Que alegría verte convertida en una mujercita! — murmura mi abuelo dándome un cálido abrazo.
» Mi niña Natalia «
— Come sta la bambola della nonna? — dice dejando dos sonoros besos en cada una de mis mejillas.
» ¿Como esta la muñequita de abuela? «
— Felice de vederdi qui nonni — respondo escuchando la risa divertida de mi abuelo.
» Feliz de verlos aquí, abuelos «
— Deberían dejar ese extraño idioma a un lado mama, están en Estados Unidos — murmura la hermana menor de mi padre entrando a la casa — Que gusto verte de nuevo Nati — la voces de sus hijos inundan la casa robándome una sonrisa.
— Mamá, aquí hace mucho frío — dice la hija de mi tía abrazándose.
— Ni modo que haga calor con tanta nieve — responde con ironía dejando los bolsos sobre el suelo.
— Astrid no seas tan dura con tus hijos — reprocha mi abuela sentándose en el sillón para encender la tv.
— Si son unos demonios, ¿Qué quieres que haga papá? — mi abuelo no responde y justo en ese momento veo entrar al esposo de mi tía, y a mi padre junto a su otro hermano.
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Mi Mejor Amigo © (EN EDICIÓN)
RomansaMe gusta mi mejor amigo. ¿Podré ser valiente y decirselo? ¿Que pensará él respecto a esto? ¿Me recibirá con los brazos abiertos? ¿Le gustaré? ¿Estaremos juntos? ¿Tendremos una relación? Muchas preguntas me tenían loca, pero solo una me atormentaba...