|Capítulo 14: "Stropp"|

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Natalia Cooper

Cubro mi rostro con mis manos mientras veo a Deina Paige ahogarse con su bebida alcohólica por la abertura de mis dedos. La madre de Gabe tose alterada y me siento culpable de haber sido yo la causante de que se encuentre en desagradable momento. La timidez y los nervios se hacen presentes a medida que retiro mis manos de rostro poco a poco a ver a una alterada mujer, con las cejas fruncidas y los labios en un mohín bastante molesto.

— ¿¡Pero que jodida mierda te pasa niña!? ¡Maldita sea! ¿¡Es que de te planeta de universo vienes!? ¡Narnia se queda pendeja con tu mundo Natalia! ¡Los extraterrestres no deberían ni de quererte en estos jodidos momentos! — la escucha exhalar aire alterada y frunzo mis labios sintiéndome triste — ¡Ah, Natalia! — grita furiosa levantándose de la mesa de su jardín trasero — ¿¡Por qué le dijiste eso!? —

Muerdo mi labio inferior encogiendo de hombros sin saber que responder al respecto. Deina era la única persona cercana a la que podía comentarle lo que acaba de pasar, pero en ningún momento me imagine que reaccionaria de esa manera. Con mi madre no tenía esta comunicación, solía portarse dulce conmigo en ocasiones y luego distante, muy poco me prestaba atención y estaba acostumbrada a eso. Claro que es no me hacía sentir como idiota como ahora con la madre de Gabe y lo que acaba de comentarle.

Sabía que estaba hecha una mierda con lo que paso en la tarde, pero joder, que Deina me lo recuerde me hace sentir peor de lo que ya me encontraba po culpa de Gabe y mis jodidas mentiras. Cuando Wesley me informo lo que había pasado con James sentí unas terribles ganas de castrar a ese desgraciado por haberle dicho a Gabe lo que estaba pasando.

— ¿Qué podía decirle? Si para él es obvio que de pensar solo en eso le parece lo más ridículo del mundo. Además, no olvidemos que para él, esa maldita regla la tiene tatuada en la frente — responso cruzándome de brazos para ver a la mujer que le dio la vida tranquilizarse y tomar bocanadas de aire pausadas.

— Sabes que ya no puedes seguir mintiéndole Nat ¿Cierto? — inhalo profundo y asiento despacio fijando mi mirada sobre la mesa de vidrio.

Seguir mintiendo algo que es inevitable me hacía sentir mal, y no paraba de sentirme peor que un esposo con doble familia. Hago un mohín y evito a todo costa mirar a Deina a los ojos porque sé que su mirada está diciéndome ahora mismo: “Afronta la realidad de las cosas sin importar lo que pueda suceder” Pero vamos que es difícil hacerlo cuando una gran amistad está de por medio.

— Lo sé, solo déjame encontrar el momento perfecto para decirle... Por favor — ella asiente y acaricia mi mano dándome apoyo.

— Ya no es justo que sigas cargando con el peso de una mentira tu sola, así que espero que pronto logres decirle la verdad — respondo viendo que me dedica una sonrisa tierna — Ayer Wesley le dijo que yo gusto de él y llegue a pensar que tal vez, existía la posibilidad de eso fuera cierto hasta que me confirmo que siempre íbamos a ser solo amigos — trago saliva nerviosa — No estoy preparada para decirle y menos después de eso — ella pasa su mano por su rostro tediosa de lo que le estoy contando.

— A veces quiero golpear a mi hijo, en serio — admite sacándome una sonrisa divertida mientras el sonido de la puerta nos alerta.

Había olvidado por completo que estaba esperando que Gabe se duchara para irnos a Stropp. Le dedico una sonrisa tímida viendo su vestimenta, una camiseta negra sencilla, un pantalón de igual color ajustado y unas zapatillas deportabas de color blanco, lleva el cabello desordenado en un aire sexy, los tatuajes de su brazos quedan expuestos dejándolo ver como todo un chico malo mientras su perfume me deja inhalando el aire del jardín juntado con ese aroma delicioso y tan varonil. Me sonríe de lado en un aire seductor y se acerca dejándole un beso a su madre en su mejilla.

— Me encanta encontrarme a mis dos mujeres favoritas — comenta sonriente haciendo que mis ojos no se despeguen de esos ojos cafés claro.

— Nat vino a esperarte y la acompañe un rato mientras te duchabas — Gabe le sonríe y me levanto alisando un poco mi blusa holgada y liviana de chiffon semi traslucida que deja ver un poco mi sujetador.

— Gracias mamá — se fija en mí y muerdo inevitablemente mi labio inferior cuando me extiende su mano — ¿No vamos Nat? — asiento y camino delante de él evitando coger su mano.

— Adiós Deina— su madre se despide dedicándonos una sonrisa picarona de esas que te dicen: “Se a que van ustedes los adolescentes” y totalmente avergonzada por aquella mirada sigo a Gabe en silencio por la salida de su casa.

Abre la puerta de su auto sonriendo sosegado al verme de pies a cabeza, no estoy tan mal y el parece notarlo cuando sus ojos brillan. Subo de copiloto al verlo tan sexy caminar. Lleva como siempre el cabello desordenado y sus tatuajes reluciendo entre todo su vestimenta. La tinta le queda perfecta y cada vez que sale le encanta llamar la atención.

— ¿Stropp? ¿Vamos a retroceder al pasado? — inquiero curiosa viendo que cierra la puerta y enciende su auto alzando la comisura de sus finos labios al verme totalmente acalorada.

Porque dentro de este auto, hace un calor bastante tenso… Ay Gabe...

— En realidad, estamos comenzando nuestro futuro, Nat — asegura dejándome con la boca completamente seca.

Este tipo de comentarios siempre me hace tener visiones de cosas totalmente imposibles. Por lo que solo asiento con disimulo y desvío mi mirada hacia la calle en donde transcurrimos. Me gustaba mucho la ciudad de Phoenix, porque sus calles siempre tenían mucho ambienta tranquilo y sereno. Mis ojos van hacia las personas que pasan la noche en una plaza de la ciudad y sonrío con nostalgia al recordar las veces de Gabe y yo solíamos subirnos a un Skateboard a cuando teníamos tan solo nueve años. Desvío mis pensamientos por el hecho de que extraño mucho el lazo inefable que nos une desde que éramos unos niños, y al verlo de reojo sentado a mi lado noto que ese lazo aún sigue, pero no como antes y eso me entristece un poco, pero no se lo dejo saber.

Estaciona el auto enfrente de un local con una cartel publicitario con luces de colores fríos, el nombre queda enfrente de mí y sin bajar del auto me dedico a admirar la entrada de aquel lugar Stropp: Brinca en tu propio mundo sonrío con emoción bajando del auto para ver a Gabe imitarme en silencio. Coloca la alarma de su auto y queda a mi lado mirándome por encima de su hombro.

Me siento como una niña de cinco atrapada en el cuerpo de una chica de diecisiete. ¿Impresionante? Para nada, mi niña interior acaba de salir a la luz.

— Bienvenidos a Stropp, espero que esta noche se diviertan con nosotros en esta noche de neón, así que permítanme colocar pinturas en sus rostros y que la oscuridad se vuelva su más increíble compañera — miro a Gabe cuando atravesamos el umbral del local y dos chicas se encuentras dibujando y trazando líneas en los rostros de los visitantes.

Divertida dejo que me hagan un corazón en la mejilla y puntitos de distintos colores en el rostro, mi mejor amigo por lo contrario se hace dos líneas en los pómulos que significan guerra y alza sus cejas con una mirada retadora.

— ¿Preparada para la peor paliza de tu vida, Cooper? — pregunta y alzo un poco mi cabeza para observar su rostro.

— No me intimidas, y deberías de estar asustado porque te va a doler la derrota, Clark — afirmo viendo que suelta una carcajada y me extiende su mano la cual acepto gustosa entrando al lugar.

La algarabía de las instalaciones me emociona por el hecho de que las risas, los gritos y los abucheos se hacen notar. Siento una corriente estremecer por completo mi cuerpo cuando veo mi mano entrelazada con la de Gabe quien comienza a buscar a los chicos que al igual que nosotros se encuentran aquí. La oscuridad se hace notar y las luces de colores fríos también, veo la pintura de neón y los rostros pintados con una sonrisa bastante grande. Nos acercamos a una barra en donde dejamos nuestros zapatos y luego seguimos nuestro transcurso con los pies envueltos en medias negras.

Caminar tomada de la mano con Gabe me desconcentra y me deja confundida, y las dudas vuelven de nuevo a mí.

En ocasiones quisiera entenderlo, porque ha tedio actitudes extrañas hacia mí, las cuales me han hecho sentir incomoda, me deja saber que algo sucede entre nosotros y luego simplemente actúa como si nada y mi cabeza no va a soportar tanta confusión, lo presiento.

Mis pies tocan la sala amplia con mesas y un pequeño espacio de donde venden comida y aperitivos. Nos acercamos a una mesa en la cuales un grupo de chicos captan la atención de las personas a nuestro alrededor. Escucho la risa ostentosa de Dash y sonrío cuando se fija en nosotros y manera que rápidamente Gabe suelta mi mano y yo frunzo el ceño.

Si tuviera mi zapato juro que ya lo hubiera golpeado hasta hacerlo sangrar.

Dedico mi mejor sonrisa a los chicos al ver a Gabe darse un efusivo abrazo con Wesley, me siento incomoda con la presencia de mi mejor amigo pero eso no va a detenerme para que yo disfrute de la noche.

— ¡Nat! ¿¡Qué te parece mi araña de Peter Parker!? — me dice Guss entusiasmado mostrándome su mejilla derecha — ¿¡Me veo sexy para conquistar a una gua chica de grandes tetas!? —ruedo mis ojos colocando mi mano sobre su hombro.

— ¡Genial, pero dudo mucho que eso te ayude a buscar una chica con grandes tetas! — exclamo cuando unos fuertes brazos perfumados rodean mis hombros y siento que me quedare sin aire entre los brazos de Wesley.

— Dime que lo que vi significa algo por favor — susurra sobre mi oreja y estrecho mis brazos correspondiendo a su abrazo.

— No hay ningún significado — se separa de mi buscando algo en mi rostro que me delate, lo sé porque cada vez que alza sus cejas y sonríe de lado piensa que estoy bromeando pero al darse cuenta de mi seriedad cambia rápidamente su semblante y deja un beso en mi frente.

— No te preocupes, trata de ignorarlo ya luego me encargare de hablar con él, te lo prometo — niego rápidamente y justo cuando voy a añadir de que no lo haga siento que me cogen de las piernas y me dejan sobre un hombro varonil.

— ¡Que comience la diversión! — grita Gabe Clark cuando nos dejamos caer en una piscina de pelotas y mi cuerpo recibe todo completamente blando.

Abro los ojos al verlo divertido a mi lado y grito escuchando a sus amigos imitarnos hasta caer en la piscina como si fue de agua. Rio divertida cuando siento que una pelota me golpea la cara y veo a Jesús divertido con un par de pequeñas pelotas en sus manos.

— Te vas arrepentir de haber hecho eso Jesús — aseguro cogiendo un par de pelotas que estrellan sobre su rostro y varias partes de su cuerpo.

Entre todos soy la única chica y siento como Guss me cae encima apoyándome mientras, Wesley, Dash, y Fred me bombardean con pelotas a mí y al dulce e idiota de Guss. Grito cogiendo un par entre carcajadas y le lanzo una pelota a Wesley, la cual rebota en su ojos y se queja adolorido, me giro hacia Gabe y le lanzo una en la nariz con fuerza mientras me levanto y vuelvo a ser empujada con el moreno de Dash quien me cae encima evitando que siga lanzando pelotas.

— ¡Nadie puede que con el equipo del negro! — exclama sobre mi haciendo que ría empujándolo hacia mi derecho escuchando a mis acompañantes reír al igual que yo.

— ¡Casi me ahogo mastodonte! —me quejo viendo que me abuchean burlándose por completo de mí y mi cabello echo un nido de pájaros.

Salimos de la piscina y nos fuimos directo a los trampolines, el cual tenía pelotas de baloncesto en color blanco apilados. Al entrar noto las cestas como si se tratara de una cancha y entre todos me miran cuando salto divertida cogiendo una pelota sobre mi mano. Noto la sonrisa ladeada de Gabe y mi corazón comienza a latir con fuerza al verlo. ¿Acaso nunca dejara de gustarme su físico?

— ¡A ver, pequeños cobardes! — grito captando su atención — ¡Me la vas a pagar así que prepárense porque los voy a quemar el culo! — escucho la risa retadora de Gabe y lanzo una pelota que ataja con rapidez.

— ¿¡Cobarde yo!? ¡Puede que le tenga miedo a mi armario pero a ti no! — grita Fred haciendo que le mire maliciosa.

— ¡Ella quiere perder la dignidad, hay que dejarla quieta! — se burla Wesley y separo mis labios ofendida.

— ¡Le tiene miedo a una chica! — me carcajeo sosteniendo una pelota sobre mi abdomen — ¿Equipos? — inquiero viendo que Gabe le da un empujón a Guss quien cae sobre mis pies quejándose.

— Aquí tiene el primero — murmura divertido haciendo que lo fulmine con la mirada, te voy a dar en la madre imbécil.

— ¡Maldito Gabe, soy un idiota pero tengo sentimientos! — se queja el dulce Guss cuando lo ayudo a levantarse.

Gabe se acerca a mi colocándose a mi lado para meterme la sicosis de que voy a perder, pero sus manos en mis hombros me hace apartarme de el para apuntarlo con mi dedo. No iba a hacerme caer tan fácil jugando a los quemados, porque si desde un principio lo propuse fue porque necesito desquitarme de el en silencio.

— No se te ocurra tocarme, sangre sucia — advierto apuntándolo con mi dedo escuchando al moreno reírse de mí.

— Deberías dejar de ver Harry Potter — opina el moreno haciendo que lo mire enojada.

Pues sí, estoy furiosa con Gabe Clark.

— ¡Tu cállate Dobby! — Dash abre su boca ofendido y me observa molesto.

— ¿Me acabas de decir elfo doméstico y aparte enano? — inquiere y me encojo de hombros, por alguna extraña razón eso me causo gracia.

— ¡Que te calles, muggle! — grito lanzándole la pelota en el rostro haciendo que cayera sobre el trampolín, rebotando furioso.

— ¡Hija de…!  ¡Vas a llorar lágrimas de sangre Natalicio! — lo miro furiosa ante su apodo y armo rápido los equipos.

Nos habíamos divididos en dos grupos conformados en cuatro y tres personas.  En mi equipos nos encontrábamos; Guss en el procesamiento lento, Wesley el traicionero y Fred el cobarde. EL otro equipos estaban; Gabe el malvado, Dash el ofendido y Jesús el normal. Nos dividimos entre los amplios trampolines con paredes de malla que evitaban que alguien callera al suelo, cada uno con pelotas en sus manos y miro a Gabe con enojo.

Tengo el coraje atascado y Wesley se da cuenta cuando acaricio la pelota blanca que yace sobre mi mano. Quiero a mi mejor amigo, pero justamente ahora lo odio. Sus actitudes ya no las soporto, y es hora de que le den un escarmiento, e iba a ser yo quien le diera en su minúsculo cerebro. Respiro profundo cuando veo al moreno sacarme la lengua como un completo infantil y entonces Gabe grita haciendo que el chico encargado del área sonara el silbato todo se volvió un caos.

La primera pelota cayo en el rostro de Guss dejándolo sobre el trampolín totalmente anonado. Es difícil jugar sobre una superficie como esta y eso era lo divertido porque a medida que intentabas corres solo podías brincar y la mayoría del tiempo siempre caímos. Esquivo una pelota de Dash y cojo la de Guss lanzándole a Gabe quien divertido se burló de mi lanzando pelotas a diferentes lugares que pudieran sacarme del juego pero fui ágil.

Tome otro balón y se lo di a Jesús en la espalda de manera que cayo gritando como niña al trampolín, soy una experta y nadie iba a sacarme. Escucho el grito de Fred y noto que Gabe le ha dado en la mejilla con fuerza. Niego rápidamente al notar que solo quedamos, dos para dos y eso no me gusta para nada. Sintiendo un balo que cruza a mi lado y abro los ojos de par en par para ver el quejido de Dash. Respiro agitada tomando un balón y al verlo distraído se lo lanzo directo al estómago brincando divertida.

Fred me apoya e intenta pegarle a Gabe mientras me cubre para coger otro balón, claro que, como buen idiota que es un balón de Gabe golpeo su entrepierna haciendo que se removiera sobre el trampolín sin aliento.

— ¡Joder, ahora sí que se puso bueno! — murmura Jesús moviendo a Guss para que se levantara  de su ensimismamiento y miro a los chicos que yacen detrás de mí, de manera que escucho que lo Wesley está diciendo.

— La tensión y la química de estos dos se percibe hasta en la Nasa — su risa se cuela por mis oídos y lo veo — ¡Nat, concéntrate, hazme sentir orgulloso o dejo de ser tu amigo! — me grita haciendo que gire mi rostro y me fije en mi mejor amigo.

Trago saliva nerviosa cuando lo veo completamente tranquilo acercándose unos pasos a mí y lo imito, respiro profundo con los nervios al millón cuando noto que no borra su sonrisa, y se mantiene retándome, incitándome a querer golpearlo pero no puedo. Hay un brillo en su mirada mientras nos enfocamos en ambos, puedo ver que sonríe con anhelo y eso me desconcentra durante unos segundos.

— Quedamos solo tú y yo, mejor amiga — dice con una voz sensual que me hace alzar un poco las cejas sorprendida.

Creo que debería pegarle en la cara con el mismo balón para que se diera cuenta estoy enamorada de él, y que es un completo ciego. Tengo tantas ganas de gritarle que lo quiero mientras lo abofeteo por no darse cuenta de mis sentimientos. Tal vez debería considerarlo después de todo el me hace sufrir y mis lágrimas son su culpa.

— Espere tanto ese momento para partirte la cara, imbécil — dejo salir mi coraje y noto sus expresiones llenas de burla ante mis palabras. Se ha dado cuenta de mi enojo y se aprovecha de eso para hacerme flaquear con sus bromas. Eso no me gusta.

Suena el silbato y alzo mi brazo para golpearlo al verlo al igual que yo, nos apuntamos directamente puesto que nuestra cercanía es muy notoria y solo habría una ganador de este juego. Mi corazón late con fuerza cuando gruño esperando que el balón salga directo hacia él, pero no sucedió… Se fue en dirección contraria y mi cuerpo fue empujado con tanda fuerza que termine encima de mi mejor amigo con mi rostro sobre el suyo y mis labios rozando su barbilla en una situación muy comprometedora.

— Yo gane, ahora no te vas a salvar de mi toda esta semana Nat.

Mi Mejor Amigo © (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora