XV

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Maratón 2/2

― ¡Con la silla no, maldito gato! ―chillé histérico mientras intentaba cubrirme la parte más importante de mi cuerpo, la cara―. ¡Para, para, somos amigos, no puedes hacerme esto!

Por unos momentos el silencio inundó en el umbral, así que, creyendo que se había calmado abrí ambos ojos e hice la cosa más estúpida que pude hacer en mi vida, bajar los brazos.

YoonGi había bajado la silla, sí, pero su mal humor seguía ahí presente, lo sentía por el aura asesina que no le abandonaba al igual que Rexona.

― Veo que te has acordado de tu mejor amigo, ¿eh? ―saludé más despreocupado, propinándole un pequeño golpe en el hombro que resultó ser mi completa perdición.

Él frunció el ceño tornando su respiración más irregular de lo usual.

― ¡A estas horas yo no tengo amigos! ―dicho eso se lanzó hacia mi cara como un salvaje.

[...]

Tiempo más tarde, cuando se dio cuenta que yo era más ni menos que su amigo del alma Kim Taehyung, me soltó para dejarme pasar dentro, aunque igualmente me había llevado unas cuantas heridas inmerecidas en mi hermoso rostro.

― Uh, tu cara está horrible ―señaló las heridas que él mismo había hecho medio dormido.

― ¡¿Y quién crees que me las ha hecho?! ―espeté furioso

― Pero no hablemos de eso ahora ―dijo tornando su rostro a uno más serio, si podía ser eso posible―, ¿qué te trae a mi bello hogar a estas horas intempestivas? Sé que me amas, pero no exageremos, que estamos a sábado.

― Solo quería darte este número que me dio un chico y agradecerle, ayer me dejó pasar la noche en su casa por unos problemas con mi madre ―obvié contarle que había discutido con ella cuando me riñó porque me suspendieran.

Mi amigo, sin bacilar, sacó una cosa cuadrada de su bolsillo derecho.

― Ten, pon el número, pero no mires nada, eh.

― Obvio no.

Suspiré intentando entender aquella cosa que tenía entre las manos, nunca me había comprado un móvil no solo porque no tenía el dinero suficiente para mantenerlo, sino que tampoco llegaba a aclararme nunca cómo mierda funcionaba aquella cosa. No entendía porque todo el mundo los tenía si eran como el diablo en tamaño miniatura.

Mientras intentaba manejar esa cosa, YoonGi salió de la habitación por unos minutos hasta salir vestido con una camiseta negra con unas letras estampadas en otro idioma, una camisa de cuadros encima de ella, unos pantalones del mismo color que lo que llevaba debajo y, para terminar, un gorro que dejaba al descubierto algunas partes de su cabello.

― Eres un inútil, dámelo y ya añado a tu novio.

― Ten ―tendí el papelito que me había dejado con su número frunciendo el ceño―, y no es mi novio.

― Ajá.

Él tecleó unas cosas en este y, finalmente, sonrió mirándome como si fuera estúpido. Es decir, lo era un poco, pero no hacía falta restregármelo.

― Hoy iré al ring, ¿quieres ir a ver como pateo traseros?

Ambos reímos y nos encaminamos hacia un pequeño gimnasio que no quedaba muy lejos de su casa y en donde se armaban las mejores peleas de boxeo ―tal vez un poco ilegales, pero seguían dándoles mil vueltas que a las que salen por televisión―.

Por mi parte yo solo había llegado a participar dos veces, en ambas obtuve una victoria aplastante, pero salí más muerto que vivo por culpa de todos los golpes que había recibido, sin embargo, el gato tonto de ahí, quien ahora se preparaba mentalmente para su primera lucha en el día, amaba esto, además que era el único sustento que podía mantener todos sus gastos.

Entramos por la parte trasera del local para dirigirnos al sótano. Él se fue a los vestidores a cambiarse mientras y mientras tanto yo observaba la pizarra en donde armaban todas las apuestas. Al parecer hoy había carne fresca que debían haber engañado para que participaran contra las temibles bestias llenas de esteroides que solían participar aquí.

Giré sobre mis talones hacia el ring cuando la voz del presentador se hizo presente en toda la sala. YoonGi salía en el siguiente combate contra alguien llamado Spearb así que ahora solo estaba de espectador y aunque alguno de los participantes me pidiera una silla para lanzársela al otro, tendrían que apañárselas sin mí.

― ¡La primera pelea que nos será ofrecida hoy es de un excepcional participante que ha ganado todo y cada uno de sus combates contra un nuevo, pero de seguro también prometedor, participante! ―todos los espectadores empezaron a gritar como bestias en celo al escuchar nuevo, ansiando ver pronta sangre―. ¡A mi derecha, recién llegado de Australia, con un peso de sesenta y cinco kilogramos y subcampeón del anterior torneo: CB97! ―arrastró la última vocal, dándole énfasis a su nombre para que todos los que se encontraban amontonados alrededor de cuadrilátero volvieran a gritar, cosa que obviamente no tardaron en hacer―. ¡Y a mí izquierda, proveniente de Busan, con un peso de sesenta y cinco kilogramos imedio y recién llegado, tenemos a Kookie! ―dio un grito, desgarrando un poco sus cuerdas vocales por la emoción mientras decía el nombre del otro luchador.

Todos los que estaban en la sala comenzaron a gritar y a empujar todo lo que tuvieran delante suyo a la espera de que ambos chicos quitaran las capuchas que cubrían sus rostros.

Primero fue el tal CB97 en quitarse la bata roja que llevaba. Él era un chico musculoso de cabello platino que mantenía el ceño fruncido adornando su rostro con una mueca para verse aún más rudo delante del nuevo. Se dio la vuelta, animando al público a gritar y animándolos aun más con su entrada.

Unos minutos más tarde, fue el turno del otro. Se despojó la bata negra que tenía, mostrando el puro temor que había dentro de sus ojos. Su cabello era castaño y, aunque sus músculos estaban marcados, mostrando que se ejercitaba, solo con verle querías protegerlo de todo mal. No creía ni que pudiera llegar vivo al segundo round.

Giré ligeramente mi cabeza cuando una mano se posó suavemente en mi hombro. Era YoonGi, quien ya estaba preparado para su combate dentro de poco y mientras me hacía compañía.

― ¿Aquel no es Jungkook de nuestra clase? ―señaló al tierno chico que parecía un conejito asustado.

― ¿El que está parado delante del otro y que están a punto de darle un puñetazo en la cara? ―pregunté a lo que mi amigo asintió cohibido. Lo miré hasta que mi cerebro reaccionó―. ¡Debemos ayudarlo o lo matarán estúpido gato, no soportará ni un round con ese bestia!

Comencé a caminar hacia el ring, dispuesto a parar esa pelea que solo conseguiría matar a mi compañero de pupitre. Sabía que mi mejor amigo me seguía a mis espaldas, nunca podría dejarme en una situación como esta, así que hice lo único que vino a mi mente.

Tomé el micro del presentador y situándome en medio del cuadrilátero, grité:

― ¡Paren la pelea! 

.

.

.

¿Qué pasará ahora?, ¿suga ayudará a parar la pelea con sus puños o será tae?, ¿el tal kookie será quien dicen ser? :0 

Lo descubriremos en el siguiente capítulo juesjuesjues.

Dejad en los comentarios que podría llegar a pasar con nuestros amados bities uwu :

pOR CIERTO, ahí está el papasote de Bang Chan en multimedia 7uu7 (es CB97 por su las dudas :u <3).

Este capítulo está dedicado a @nevermind_LY !! uwu<3 (no me deja dedicarlo arriba no c porqué :'c).

La teoría del color ➸ VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora