Capítulo 3

6 0 0
                                    

La mañana siguiente entre al aula con un aire un tanto liberado, sin poner importancia a lo que sucedía. Gabriela estaba sentada al frente, Dolores en un costado, y yo pues, por mi ansiedad, me siento en el lado contrario a los demás, a modo que pueda observar todo lo que ocurre en el aula. Siempre tengo que estar constantemente analizando la situación. Sinceramente, una de las cosas que detesto es estar desinformado sobre ciertos chistes u eventos que pasan dentro del aula. Poseo también la paranoia de observar todo lo que pasa, ya sea una cosa tan sencilla como ver como se cae el lápiz y/o ver cuando alguien sale del aula. Las pocas personas que les he contado me han contado que les parece una situación estresante en la que estoy. Yo sinceramente estoy al tanto de todo, y ser de esta manera ha sido de mucha ventaja para mí.

Un joven de anteojos y cabello negro, medio desordenado se sienta enfrente mío y siempre me guarda asiento. Lucas es su nombre. En frente de un montón de personas no nos comunicamos. Sin embargo, en tiempo de recesos, pasamos juntos discutiendo de diferentes hechos y pasatiempos que tenemos en común. Para ser sincero, él es una de las pocas personas que si aprecio muchísimo. No... "aprecio" es una palabra demasiada corta como para describir lo que siento por el... Una persona retraída como lo soy es muy difícil entrar en confianza. Él es de la misma manera. Lento de entrar en confianza. Sin embargo, con el pasar del tiempo, dependíamos del uno en el otro para cosas tales como tareas y por el estilo. Esta dependencia llego a un punto que nos guardábamos asientos y salíamos a ver películas juntos. Él es de pocos amigos, rara vez le he visto hablar con otras personas, y mucho menos con mujeres. Siempre se me pareció chistoso como en una situación una muchacha se le acercó y le trato de hablarle mientras él era cortante y la ignoraba. Le moleste tanto esa vez que se sonrojo. Le dije de manera sarcástica que parecía virgen, a lo cual hizo que las orejas se pusieran rojas de la pena, confirmando lo que había dicho. En cierto aspecto me recuerda a ese lado que una vez tuve, y a la vez tengo. Puede que sea mentiroso, pero mantengo inocencia en muchos aspectos de mi vida. Llego un día que él me comenzó a hablar de ciertas jóvenes que le interesaban. La verdad me sorprendió que eran muchas jóvenes. Pero el hecho de que la tenía pena le impedía dar el primer paso a hablarles. Esta inocencia, muy similar al de un niño, es la que me atrae. Es la que deseo tener. Sin embargo... ¿soy malo por desear que pierda dicha inocencia? No lo hago con malas intenciones...simplemente pienso que, si lo pierde, el llegaría a ser una persona mucho más fuerte, que no se deje influenciar fácilmente, y no caiga bajo los encantos de cualquier persona. Digo... no soy experto en la vida, para identificar qué es lo bueno y lo malo para cada uno...pero el darle un empujón a alguien para que se avive es lo menos que puedo hacer. Puede que con las personas que tenga una relación íntima les engañe y les tenga comiendo de mi mano... pero a alguien como él, no me miro capaz de engañarlo. Lo miro demasiado como un niño...es más como un hermano. De vez en cuando le miento, pero son mentiras de bromas o para motivarlo a hacer algo o molestarle. Pero no me miro capaz de engañarle, así como engaño a Gabriela.

Pase a su par y le toque su cabeza, sobándole el pelo. Para mí, hacerle este gesto a alguien es demostrarle el cariño que le tengo. Un pellizco...una cosquilla...formas pocamente violentas de demostrar amor.

Lucas, acostumbrado a esto cada vez que nos encontramos, solo emuló una sonrisa que pareció más bien como si exhalara.

Tan pronto me senté, Lucas se dio la vuelta y me quedo viendo fijo. Estaba a punto de decir algo, cuando yo decidí interrumpirle.

-Lucas, no miro tu cadena.

Él se sonrojo y llevo su mano a su cuello.

-Sí, creo que se me perdió en algún lado. Por allí lo he de tener en la casa. De seguro está en la lavadora.

Me sorprendió que no estuviese preocupado por no tener su cadena. Era un pequeño pentagrama dorado con una cadena de plata. Siempre me ha gustado como le queda. Según me ha mencionado, es de una historia que a él le encanta. Esto me hace pensar en cómo tiene ciertos rasgos como los de un niño. Te emocionas tanto con algo que hasta compras todo lo relacionado a esa historia.

-Cambiando de tema, algo importante paso.

-Dime.

-Dolores me pregunto por ti.

Bajo otras situaciones me hubiese alegrado. Lucas sabe bien que Dolores me atrae y por eso mismo me lo decía. Pero sus palabras cayo en oídos sordos: el novio de Gabriela iba entrando por la puerta y tenía sus ojos puestos en mí.

El único pensamiento que viajaba a través de toda mi mente es: ¿De qué manera me zafo de este lio?

Las Penas de Un MentirosoWhere stories live. Discover now