Capítulo 15

1 0 0
                                    

Pasó el día de colegio común y corriente. Solo que un elemento, el más esencial de todos, desapareció. No, no desapareció, estuvo allí todo el tiempo solo que no me hizo caso.

Lucas estaba sentado justo al frente de mi todo el tiempo, pero no me regreso la mirada ni una tan sola vez. Así es como se siente la evitación...

No entiendo como es tan posible que alguien que quiero tanto como a Lucas me ignore. Entiendo perfectamente sus emociones para conmigo. Pero que me haga esto...es doloroso para mí. Es como si algo lo arrastrase a otro lugar.

Cuando el día terminó, me sentí con tanto remordimiento y culpabilidad. Creo que este debería ser mi castigo. Ya que estoy arruinando el hogar de otro, mi propio hogar está siendo destruido. Por mis mismas acciones. Quisiera volver a mi casa. Quisiera volver a donde Lucas, pero mi orgullo y mis acciones no me lo permiten.

El universo pueda conspirar contra mi, pero mientras tenga fuerzas, no permitiré que tal entidad me derribe. Quizás estoy en un infierno y me estoy dirigiendo a uno peor, pero mientras sepa cuál es mi hogar, yo sabré a donde regresar. Lucas. Quiero que vuelvas a sonreír. No una sonrisa cualquiera con el tal de complacerme. Quiero una sonrisa auténtica, que sea fiel a tus sentimientos y no conforme a los míos.

El día siguiente decidí quebrarle el ojo a el diablo:

Fui con la determinación de hablar con Lucas y hacer las paces con él. Es aquí donde mi orgullo es puesto a prueba. No tengo más de otra que hacerlo para proteger lo poco que tengo.

Cuando las clases terminaron mire como él salió del colegio y le seguí. Me asegure que no hubiese estudiantes a nuestro alrededor. En este tipo de situaciones tengo la fobia de que cuando le fuese a reclamar algo a alguien, yo me pusiese a llorar. Y detesto que las personas me miren llorar.

Fui y caminé a la par de Lucas y le saludé.

- ¿Para dónde vas?

-Por allí.

- ¿Algún lugar en específico?

-Quizás.

-Si quieres te acompaño.

Sentí su exhalo de aire con un tono de fastidio.

-Puedo ir, ¿verdad?

-La verdad no sé, no quiero compañía. Y mucho menos de ti

Sin darme cuenta, él dejó de caminar y se sentó en una banca de madera.

Me quede observando como él evitaba mi mirada. No tuve más que otra opción que sentarme a su par. Si no quiero perder algo que quiero, tengo que insistir.

-Lucas... ¿para dónde ibas?

-No te importa.

-Claro que sí me importa. Tu eres mi amigo.

-No pensaste en eso cuando te ibas a acostar con Gabriela, ¿verdad? Ahora es demasiado tarde como para interesarse en dichas cosas. ¿Cómo te atreves constantemente a manipular a alguien?

Sentí la brusquedad en su voz. Y esto me hace saber que lo que Lucas ha sufrido no ha sido desde hace unos momentos, sino desde hace mucho tiempo.

-Yo sé que estás enojado, pero...

-Eso me da derecho a estar enojado y mucho más. Hasta negarte el habla. No eres la persona que conocí desde el principio. Es como que has cambiado. Sin embargo, yo he estado allí desde el principio. Se puede decir que eres polifacético. Ante una situación empleas la buena personalidad. Ante otra situación sacas tu lado astuto para conseguirte las chicas. Ante mi te muestras como alguien que necesitas ayuda. Pero, ¿sabes qué? Nadie está allí para mí. Nadie se muestra cuando tengo problemas. Y no sabes qué doloroso es afrontar las cosas solo. Quizás mi problema no es grande, o yo aparenta estar pasando por dichas cosas. ¿Sabes por qué? Porque debo ser el amigo en el cual todo el mundo se apoya. Porque no debo mostrar debilidad. Porque "debo ayudar".

La voz de Lucas se quebró y no quería seguir escuchando. Comenzó hablando en voz baja y poco a poco levanto la voz.

Pensé que se iba a poner a llorar y saco algo blanco de su bolsillo y se lo llevó a la cara. Por un momento creí que era un pañuelo, pero en realidad era un cigarro. Miré cómo sacó un encendedor y se lo llevó a la cara, encendiendo el cigarro.

El ver a tu mejor amigo realizar una acción autodestructiva...no solo lo afecta a él, sino que a ti también.

-Lucas, saca el maldito cigarro de tu boca. -grite.

- ¿Por qué lo haría? - dijo él en un tono burlesco. - ¿Te estas preocupando por mí? Oh ok. Por fin tengo un amigo que se preocupa por mí. Quizás él se siente conmigo y me permita expresar mis sentimientos, ¿verdad?

-Lucas...

- ¿Qué sigue? ¿Una charla de que fumar es malo? ¿De que aumenta las posibilidades de muerte de cáncer?

Cuando dijo aquellas palabras me enojé totalmente y lo agarré de los hombros y le obligue a verme fijamente a la cara. Sacudí su cuerpo, reprochando su comportamiento.

Y fue en ese momento que mire la cara demacrada de Lucas. Estaban plasmadas arrugas donde no se suponía que debía haber. Sus hombros débiles, casi sin músculos. Sus ojos eran como los de un perro triste y rojos. Los cachetes gordos de los cuales me gustaba jalárselos en son de bromas estaban aguados y flacos, y con la barba sin rasurar de hace una semana le daba una apariencia de maltrato. Y la señal que más da color de la corrupción de su alma: un pequeño hoyo en su oreja. Jamás he visto a Lucas usando un arito. Pero he llegado a perderlo tanto...que ya ni sé quién es él.

¿Dónde está el Lucas que una vez tuve? ¿Dónde está la cara sana e inocente que una vez existió? ¿Quién es esta persona?

Todo este tiempo he estado atrapado en una burbuja, ensimismado, sin fijarme que los que estaban a mi alrededor estaban siendo dañados de una manera u otra.

Me maldigo.

¿Soy yo el que ha ocasionado todo esto?

Creo que la situación se ha vuelto un poco más pesada desde que he comenzado a asumir la culpa de todos los problemas. Ósea yo soy el origen de todo esto.

Mire los ojos de Lucas y el pensamiento de que dicho cambio ha sucedido me trajo lágrimas a mis ojos. Deslicé mis manos y traté de abrazarlo. Sin embargo, él me empujo.

- ¿Crees que llorar es tu forma de controlarme? Yo también estoy llorando, pero por la culpa que me haces sentir. Quisiera que todos estos sentimientos que tengo desaparecieran. Que todo fuera como antes. Pero no puedo. Tú no puedes. Nadie puede. Por más que intentes de arreglar la situación, más la empeoras. El hecho de que tu estés derramando lágrimas por mí y preocupándote por mí, es sorprendente. No creí que fuese tan amigo tuyo. Pensé que me buscabas para quejarte de las mujeres con las cuales te acostabas. ¡Maldita sea! ¿Porque no demostraste este lado tuyo anteriormente? Quizás hubieses sido mi salvación al ver que en realidad tienes un lado sensible. Pero llegas demasiado tarde.

Que Lucas me diga toda la verdad duele tanto. Mis piernas comenzaron a temblar y sentí como caí de rodillas de tan débil que estaba.

Mire hacia arriba y le agarré la camisa como para que no se vaya.

-Lucas...todavía hay tiempo. Todavía te puedo salvar.

Él agarró mi mano en la suya y la dejo caer.

-Es demasiado tarde. Ya no hay vuelta atrás.

-Lucas...si te vas, no podré ser el mismo de antes.

Lucas se agachó a mi nivel, puso su mano en mi hombro, la apretó trémulamente duro y me murmuró las siguientes palabras.

-Yo ya no soy el mismo de antes. ¿Por qué serías tú el mismo de antes si ya cambiaste demasiado?

Sentí las lágrimas en su voz y me motivó a llorar más.

Lucas, mi mejor amigo, se levantó, fumó un poco y siguió caminando.

Quizás el viento quería jugar conmigo, así que algunas palabras que salió de la boca de Lucas, llegaron volando a mis odios, y decían:

-Ahora, ¿me sientes?

El dolor que sentí fue tanto que me lleve la mano al pecho de modo que me pueda quitar todo aquello tengo acumulado allí y me acosté allí, en el sucio piso. 

Las Penas de Un MentirosoWhere stories live. Discover now