Las Penas de Un Mentiroso

Capítulo 12

Creo que es aquí donde comienza mi viaje solo. No toda la vida puedo depender de Lucas. No siempre tendré que acudir a donde Gabriela para reemplazar los sentimientos que tengo por Dolores. Y pues, Dolores...ella es inalcanzable para mí. No creo que ella se llegue a fijar en mí. Un impuro. Creo que alguien inocente en quien ella se debería fijar sería alguien como Lucas. Alguien digno de ella. Espero ellos lleguen a cuestionarse el porque me he apartado de ellos. Si todavía sigo junto a ellos, corren el riesgo de ser cazados por la flor. Me puse a pensar en Gabriela. Es demasiado tarde para ella. Una vez que la planta crece, no deja de hacerlo. ¿En realidad yo fui la persona que la dirigió a dicho acto?

Ese día fui a clases, me senté lejos de Lucas y de Dolores. Trate de no ponerles atención. Sin embargo, cada momento dirigía mi mirada para ver cómo estaban ellos. Lucas claramente no quería hablar conmigo. Dolores hacía de cuenta como que no estaba allí.

Llegue a pensar, ¿Lucas, es esta la vergüenza que debo sentir? Porque si lo es, en realidad, que doloroso es.

Una vez que me he refugiado en el dolor, he encontrado cierto nivel de adaptabilidad a ello. Cada vez que estoy solo con tal emoción, siento que se hace parte mía. Como si lo he adiestrado. Total, era algo que tarde o temprano iba a suceder.

Miro que la broma del destino me ha hecho demasiado efecto como para derribarme. Pues si lo ha hecho. Y lo hará. Pero no dejare que me lleve. Tengo que hacer algo para que no solo yo sea el único afectado. ¿Porque solo a mí me afecta?

No seré el condenado a la destrucción. Traeré la destrucción a todo el mundo. Si no fuese por la destrucción evidente, las personas no encontraran una salvación. Sin peligro, no hay cambio. Sin cambio, no hay salvación. Antes de que el mundo muera sin ser salvado, yo moriré para ser la salvación de este mundo.

Seré el más maldito, hijo de puta que el mundo ha visto. Siquiera por una última vez, me convertiré en el villano.

Dame simpatía. Di que sientes lastima por mí. Dime que esta correcto que este oscurecido por este lodo por haberme revolcado en el mugroso suelo. Todos queremos a alguien que nos salve, ¿no?

Dime que soy patético. Trátame como la basura que soy. Este miserable, celestial sentimiento que siento, no será algo fácil de apaciguar. Golpéame. Patéame. Que más adelante no habrá más sentimiento que sentir más que odio. Ódiame, que entre más odio hay, más me fortaleces.

Llenemos nuestras bocas de amor y odio. En este mundo existimos varios, pero llegara el día que esos varios se convertirán en uno solo.

Los pensamientos aquellos aparecieron y me ahogaron en su profundidad. Siendo los pensamientos de la malévola flor, me deje llevar.

Quiero que sepas que tú mismo utilizas el dolor de tu propio recuerdo para acusarte. Aquí no hay nada que te puedo ofrecer. Aquí lo único que te puedo ofrecer es lo que tú puedes ofrecer. En el lugar que no debes pisar, te enseñare que todo amo. Amor, odio, decepción. Todos estos son míos. Aquí puedes seguir el tiempo que deseas. Este vacío que ofrezco es algo helado. Pero si ves muy bien, está más cálido que antes. Felicidades, te has adaptado. Si antes los demás te restringían, ahora eres tú el que te restringes. Estas a un paso de adquirir la libertad. Solo tienes que acallar tu propia voz.

Cuánta razón tiene la flor. Si tan solo me dejase llevar por lo que ella dice. Talvez no tuviese que poner atención a lo que digan los demás. Ni la voz más importante de todas tendría que tener relevancia: la mía. Siempre he sentido que hay una parte mía que debo mejorar. Nunca supe cual es. Hasta ahora.

Ya lo tienes. Ahora ve y hazlo, dijo la flor.

Me levanté de donde estaba, organicé mis pensamientos y salí a encontrarme con esa persona que me permitirá atravesar esa línea. Esa persona que me permitirá ahondarme en la autodestrucción.

Si esa persona fue la que me quito mi inocencia, porque no puedo quitárselo a ella. Después de todo, todo esto comenzó por ella.