Capítulo 20

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Gabriela y su novio todavía seguían en aquella pelea intensa, atrayendo más y más la atención.

Dicho acto causó tanto revuelo que los demás estudiantes cerraron la puerta del auditorio para evitar la entrada de los maestros.

Poco a poco aquella habitación se iba convirtiendo en sodomía. Dentro del grupo de la gente serena, las personas que no quebraban ni un plato comenzaron a besarse apasionadamente con sus parejas. Y lentamente perdieron la serenidad: risas se escuchaban aquí y allá.

Todo esto pareciera como si el mundo se fuese a convertir en un caos absoluto.

La inocencia de la adolescencia ya no estaba más. La perversión de los adultos tomaba por fuerza aquel lugar.

Gabriela más y más gritaba. Lucas se alejaba de la situación. Durante esta situación, Dolores trataba de no hablar a alguien más. Ella era una simple observadora. Alguien que no se involucra en la situación. En aquel momento, ella era igual a mí.

La repulsión que sentía por aquel lugar se tornó insoportable cuando las luces amarillas tenue se convirtieron en rojas. Ese detalle fue lo que me hizo enloquecer.

Sentí como una risa dentro de mi interior surgió.

Y fue allí cuando la rosa negra volvió a apoderarse de mí.

Abandoné todas las dudas que me dio aquel anillo y decidí seguir con el plan de difamar a Dolores.

Agarré a la persona más cercana y comencé a bailar con ella. Una joven de pelo castaño y ondulado. Me hubiese gustado ver una sonrisa en su rostro, pero el hecho que le agarre desprevenida para el baile hizo que ella me empujara. Dentro de mi éxtasis, solté el monedero una vez.

Ignorando todo lo que pasaba a mi alrededor, sonreí con todo el mundo. En aquel momento sentí como si filo de una guillotina estuviese en mi nuca, como si con el frio de aquella maquina me dijera "Vive ahorita, que después no vivirás".

Embriagándome de esa escena me hizo sentirme como un dios.

Estos son los pequeños placeres de la vida por el cual todo el mundo debería vivir.

En una sola habitación se podía encontrar tantas emociones: enojo, alegría, lujuria, envidia, codicia, vida, e incluso, la adrenalina de la muerte.

Dentro de mi movimiento, tropecé con algo que casi me hizo caer.

Era el maldito monedero. Me agaché a recogerlo y fue allí cuando cayó un objeto que al instante reconocí.

Su color plateado fue lo primero que vi. Jalé de aquello para saber si era lo que pensaba.

Eche un rápido vistazo a Dolores. Estaba agarrado de la mano de alguien que no podía ver por el movimiento de las personas.

Jale de aquello y salió un pentagrama dorado.

Con ira, mire una última vez a Dolores.

Esta cadena le pertenece a mi amigo. Decidí caminar a donde ella estaba y reclamarle por qué ella tenía esta cadena.

Y fue allí cuando la encontré besándose con Lucas. Élsonreía dulcemente en medio del beso. Después de todo él no se alejaba deGabriela, sino que iba buscando una manera de encontrarse con Dolores.

Las Penas de Un MentirosoWhere stories live. Discover now