Cap 23- Yo no lo maté

264 37 1
                                    

Fernanda:

No podía seguír escuchando la basura que mi tío tenía que decir y mucho menos, después de lo que me dijo Alejandro de él.  Aúnque no lo quería aceptar, porque estaba muy dolida por su abandono, debía reconocer que algo no encajaba. Me dolía es verdad, pero más que por mi, por él y por mi prima. Si era verdad que mi tío era parte de la extorsión, debía pagar el daño que nos estaba causando. 

Alejandro dijo que se sentía mas tranquilo al saber que era mi familia, porque no permitiría que nos hicieran daño y aunque lo hicieran, yo averiguaría lo que en realidad sucedía.

A mi ya no me faltaba mucho en este mundo y quería dejar a mi hijo al lado de su padre, sin miedo que les pudieran hacer daño. Si existía alguien que podía estar al tanto de la verdad completamente, era la madre de Alejandro.

Sí, era verdad que estaba enferma y no recordaba a nadie, pero también recuerdo que la vez que fui a verla, me llamó por el nombre de mi madre. Todo mundo que conoció a mi madre de joven, jura que soy su mismo retrato.

Me dirigí a casa de Carlos, decidida a llevar a cabo mi plan de ir a mexico, pero no se encontraba. La verdad fue un alivio para mi no encontrarlo, porque se había convertido en un sobreprotector y si se enteraba de mis planes, no lo permitiría. Le dejé una nota, en donde le informaba que iría a México a ver a mi madre y que regresaría en una semana aproximadamente.

Al llegar a México me instalé en un hotel, ya era muy tarde y de pasó me sentía muy agotada. El día había sido muy difícil para mi, el volverlo ver me había robado las pocas energías que tenía y necesitaba dormir, además, no eran horas de visitas. Revice mi celular y para mi sorpresa, tenía miles de llamadas perdidas de Carlos. Necesitaba tranquilizarlo un poco, o aquí lo tendría por la mañana.

- ¿Fernanda en donde estas? ¿Porque te fuiste sin decir nada? Me hubieras esperado, yo te hubiera acompañado - no pude evitar reir - ¿Cual es la gracia? - preguntó riendo el también.

- Carlos, necesitaba venir a ver a mi mamá y la verdad, necesito estar sola.

-¿Ya te enfade? No es mi intension sofocarte...

-No digas tonterías, no es por ti... hoy vi a Alejandro..

-¿En donde? ¿Te molesto?

- Fui a ver a mi tío y ahí estaba él - respondí riendo - y no, no me molestó. Es solo que necesito estar sola, pensar, estar tranquila...estoy bien Carlos, te lo juro y ya deja de preocuparte tanto ¿Sí?.

-Tratare..¿En donde estas ahorita? ¿Ya llegaste con tu mamá?

-No, me instalé en un hotel a descansar, ya mañana voy a verla. Solo quería llamarte, sabía que estarías preocupado.

-Gracias, la verdad si me preocupe al ver que no contestabas. Estaba por comprar un boleto de avión...

-Ay Carlos, no te preocupes tanto, lo que pase, pasara.

-No, no me pidas eso, si hay una pequeña esperanza, la tomaremos.

-Buenas noches Carlos, la verdad estoy muy cansada

-Buenas noches, mañana te hablo ¿Okay?

-Okay

La verdad si no estuviera tan enamorada de Alejandro, ese hombre me tendría comiendo de la palma de su mano. Era un hombre incredible, atento, divertido, protector y siempre sabía que hacer y decir. Lo malo es que en el Corazón no se manda y no puedo amarlo como el se merece. La noche que Alejandro se casó, me fui al momento que el juez los pronuncio marido y mujer, y el se fue tras de mí.  Me llevó a casa de Alejandro por mi maleta y fue él, quien me sostuvo de no caer, de no hundirme en depression.  Fue él, quien me levanto del suelo, cuando me quebré en esa enorme casa y ha sido él, quien ha estado a mi lado dia y noche.

Con la luna de testigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora