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El pequeño ChangBin miraba la pantalla de su celular con un puchero, aburrido y preocupado ya que Chan no le ha respondido desde la mañana.

Si, tal vez estaba siendo algo exagerado, hay muchas probabilidades de que el mayor estuviera cantando en el mismo lugar de siempre pero algo le dice que no es así.

Ese mal presentimiento fue creciendo según pasaban las horas, en cuanto les informaron que saldrían temprano el castaño no dudó ni un segundo y simplemente le avisó al australiano que iría a verle.

Se alivió un poco en cuanto recibió un mensaje de su mayor diciéndole que le esperaría ahí, ya no podía arrepentirse.

Y bueno, tampoco quería hacerlo.

Al salir se dirigió a una parada de autobús, acompañado por Minho quien se iba en la misma dirección.

Se quedaron charlando durante el viaje, hasta que el mayor se bajó dejando a ChangBin ahí solo.

Por suerte no era mucha la distancia entre la bajada del pelinegro y la casa de BangChan, así que en cuanto llegó se adentró sin más al edificio y tocó el timbre del mayor.

Su sorpresa fue bastante grande en cuanto le vió con el cabello gris oscuro, se quedó quieto unos segundos observando su cabello y también sus ojos, que logró notar estaban maquillados, cómo ocultando algo.

-¿Binnie?.-Habló el mayor sacándole del trance.-¿Vas a entrar?..

-Oh, sisisi, lo siento.-Rió nervioso con un leve rubor en el rostro y entró al departamento.-Siento haber venido así pero bueno...

Chan negó con una sonrisa sincera.-Me alegra que hayas venido, es bueno tener compañía.

-Te queda precioso el gris.-Soltó el más bajo mientras dejaba su mochila en una silla.-Empiezo a creer que con cualquier color te verías encantador.

Las mejillas del mayor también se ruborizaron, una risa nerviosa se le escapó mientras tocaba su oreja nervioso.-Exageras...

-¡No! Lo digo muy en serio.-El pequeño con una sonrisa se paró frente a él y juntó sus manos, todo aquello sin pensar en absoluto.

Notando el nerviosismo del mayor, y como él mismo se estaba ruborizando aún más, decidió cambiar de tema dirigiéndose a su mochila para sacar algo de comer.-Te lo compré camino aquí.

El de cabello grisáceo le miró sin ocultar su interés.-Me viene perfecto, no he comido nada.-Dijo acercándose al pequeño.

-Entonces toma.-Se lo extendió y vió como este se iba a la cocina.-Pondré algo en la televisión.-Dijo elevando la voz, recibiendo un "está bien" cómo respuesta se sentó en el sofá y encendió la TV.

Se sintió un poco más tranquilo ya al saber que su hyung estaba bien, mientras buscaba algo para colocar en la tv conversó un poco con el mayor que le respondía desde la cocina.

Pasaron la tarde tranquilamente entre risas y charlas variadas, hasta que el menor vió la hora y con tristeza tuvo que despedirse.

–Channie, me tengo que ir.–Dijo el castaño haciendo un puchero.

–¿De verdad?.–El mayor también hizo otro puchero, ambos empezaron a reírse de nuevo por sus reacciones.

–Me quedaría pero aquí me queda más lejos de la universidad.–El castaño se levantó para tomar sus cosas deseando que el mayor hiciera algo para quedarse unos minutos más.

Y el deseo del pequeño ChangBin se cumplió, pues el de cabellos grises envolvió sus brazos en su cintura y lo atrajo a si, apoyando su cabeza en su espalda baja.

Claro que el agarre se soltó un poco a los segundos pues el mayor actuó impulsivamente, su cara se ruborizó completa al igual que la del menor, pero para suerte de ambos no estaban de frente.

–Q-quedate un poco más.–Susurró Chan quien lentamente soltaba al menor, para su sorpresa el castaño agarró los brazos de este y los volvió a envolver en su cintura.

–Me quedaré hasta que me sueltes...–Ambos estaban hablando sin pensar, el mayor lo apegó a si de nuevo mientras poco a poco sus cuerpos de acaloraban debido a la cercanía.

ChangBin notó como sus piernas comenzaban a temblar por los nervios, maldeció en su interior rogando que el mayor no notara aquello y le soltara, su sorpresa fue grande en cuanto sintió que el contrario tiró de él para dejarlo sentado en su regazo, a su vez un escalofrío lo recorrió al sentir cómo Chan apoyó su cabeza cerca de su cuello, respirando lo suficientemente cerca para que el castaño lo sintiera.

–No quiero soltarte.–Susurró Chan con sus ojos cerrados.

El castaño apretó sus labios, sintiendo su corazón cada vez más acelerado, las palabras no le salían de la boca dado que su mente iba a mil por hora.

El momento perfecto se rompió en cuanto se escuchó como algo se caía en el piso de arriba, seguido de gritos de alguien aparentemente retando a su mascota.

Ambos no pudieron evitar reír, Chan inconscientemente soltó el agarre de ChangBin, quién se quedó unos segundos más sentado en su regazo riendo con él.

–No quiero que te vayas tan tarde.–La piel blanca de Chan seguía con un tono rojizo, igual que la del menor.

–¿Por qué?.–Respondió el menor mientras tomaba sus cosas.

–Es peligroso, y hace frío.–El mayor se levantó también, analizando la ropa del menor.–Dejame prestarte algo antes de que te vayas, no quiero que te enfermes.

ChangBin soltó una leve risa y asintió, observó cómo el mayor se adentró en su habitación y por poco no se pone a gritar de la emoción, sintiendo aquel momento que tuvieron hace unos segundos muy irreal.

Mientras se aseguraba de tener todas sus cosas sintió como Chan enrrollaba algo alrededor de su cuello, al terminar el castaño notó que era una bufanda, la cuál le había visto ocupar un par de veces antes.

–¿Seguro que me la quieres prestar? No dijiste que te la había dado tu...–El castaño fue interrumpido por un beso inesperado en su cabeza.

–Solo cuídala bien.–El pequeño no pudo hacer nada más que asentir, se despidieron con un abrazo y ChangBin partió a su departamento.

Su corazón estaba inquieto, en su mente se repetía la escena de minutos antes, haciendo volver a su mente la duda que le entró la noche anterior.

Se quedó todo el camino a su departamento embobado, el perfume del australiano estaba impregnado en la bufanda y aquello sólo le recordaba más la situación.

Llegó a su casa ya oscuro, y sin siquiera comer algo se tiró a su cama, haciéndose bolita sobre las sábanas respondió unos mensajes más y se durmió con la bufanda de BangChan puesta.

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ᴀʀᴛɪsᴛᴀ ᴄᴀʟʟᴇᴊᴇʀᴏ | ᴄʜᴀɴᴄʜᴀɴɢ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora