| 9 |

3.4K 498 136
                                    

Pasaron unos días, ChangBin se disculpó con Félix, a petición de Chan, y quedaron en que el menor iba a dejar de molestarle.

Era sábado por la tarde, ChangBin estaba saliendo de su departamento para ir a ver a Chan un rato, las cosas iban bien.

El menor se notaba un poco más tranquilo, poco a poco se liberaba de los trabajos de la universidad y se cuidaba.

Chan también estaba bien, no había tenido más incidentes.

El pequeño de cabellos marrones caminó hacia el lugar donde siempre, al llegar ahí vió las cosas de Chan pero extrañamente el chico no estaba ahí.

Se sentó a esperar un poco, el ruido del centro lo tenía algo inquieto, miró alrededor buscando alguna pista del australiano.

Estaba rindiéndose cuándo escuchó el grito de una chica que salía de un callejón.

-¡Ayuda!.-La chica estaba desesperada, su ropa rasgada y cabello desordenado.

ChangBin tuvo un mal presentimiento y entre la gente que se acercó se abrió paso para encontrarse con Chan en el callejón peleando contra los mismos tipos que describió ese día en su departamento.

Obviamente estaba en desventaja, los hombres llevaban unos bates.

La gente estaba asustada, el pequeño ChangBin impulsivamente se acercó y le dió una patada a uno de ellos.

El chico no era débil, tomó uno de los bates y los amenazó para que se fueran.

Poco a poco más gente se acercó acorralado al grupo, al castaño no le importaba el grupo.

Su querido Chan estaba en el suelo.

Se alejó del grupo, unas mujeres llamaron a la policía.

Antes de que la ley llegara se acercó al rubio y aguantando sus lágrimas se agachó frente a él para acariciar su rostro.

-Binnie.-El mayor le sonrió como si todo estuviese bien, ahí ChangBin rompió en llanto.-¿Por qué lloras? ¿Te duele algo?

El castaño negó.-Me parte el alma verte así...-Con algo de dificultad lo levantó.-Mi departamento está muy lejos...

-El mío no tanto.-El rubio se esforzaba por no caer al suelo, le dijo la dirección al castaño pero este se negó, estaba seguro de que no iba a lograr llegar con él hasta allá.

Y entre la multitud apareció una chica algo pequeña de cabello corto y castaño.-¡¿Channie?!.

-¿Chae?.-El mayor hizo una mueca.

-Ayudanos, por favor.-El castaño habló, reconocía a la chica por la cafetería de ahí cerca.

-Vamos.-La menor llamó a su amiga que estaba más atrás, Mina no tardó en llegar a su lado y entre los tres se llevaron al rubio a la cafetería.

Las mayores de ahí llevaron al chico a los camarines para sanar y limpiar sus heridas mientras al castaño le dieron un té para relajarse.

-Toma, estás muy inquieto.-Una rubia le dejó el té en la mesa, el lugar se había cerrado y él era el único sentado ahí.

-Gracias.-El chico lo aceptó mientras se limpiaba unas pequeñas lágrimas que salieron de sus ojos.-Él siempre se ha metido en estos líos?

Sana se sentó frente a él.-A él le gusta ayudar a la gente, tiene un corazón muy noble...-La chica suspiró.-Por eso se ha metido en más de una pelea alguna vez.

El castaño suspiró mirando su té.-Yo... es primera vez que lo veo tan...-Sus ojos se rellenaron de lágrimas nuevamente.

La rubia tocó el hombro del contrario para darle calma.-Pero estará bien, puedes estar seguro de eso.-Luego de decir eso se levantó.-Nayeon Unnie te dirá cuando puedas ir a verlo.

El chico asintió y agradeció para luego volver a quedar solo ahí.

La hora pasó extremadamente lento para él, hasta que por fin la mayor de las chicas se acercó para que pudiera ver al rubio.

El castaño con prisa se dirigió a la sala dónde estaba el rubio, al verlo se sintió jodidamente mal.

Tenía vendas alrededor del cuerpo, parches en su rostro, y una bolsa de hielo estaba sobre su cabeza por un gran golpe que recibió.

ChangBin estaba prácticamente inmóvil, quería abrazarlo pero no podía tocarlo sin sentir que le haría daño.

-¡Binnie!.-Aún así el rubio le regaló una sonrisa, el castaño se acercó para sentarse a su lado en silencio.

ChangBin tomó la mano del mayor, acariciando sus nudillos que estaban rojizos.-Me preocupé demasiado...

-Gracias por ayudarme.-Chan miró sus manos juntas, sintió como pequeñas lágrimas del menor caían sobre ellas.-¿Por qué lloras pequeño?.

-Tenía miedo, no quería que te pasara algo peor... qué quedaras en el hospital o algo...-el castaño mantuvo la mirada baja.

-Estaré bien, Binnie.-La mirada del mayor reflejaba preocupación y culpa, no le gustaba ver al pequeño ChangBin así.

Luego de unos segundos de silencio el menor se tiró a abrazar al mayor, quién soltó un leve quejido pero aceptó el abrazo, con lentitud acarició su espalda.

El menor habló ocultando su rostro en el pecho del rubio.-Me quedaré contigo, no podré dormir tranquilo si no.

-Yo... Binnie, no crees que es un poco...-Chan no quería negarse, le encantaría la idea de pasar la noche con el menor aunque algo le dijera que no era buena idea.

El castaño asintió separándose.-¿Me podrías esperar aquí mientras voy por unas cosas a mi casa?.-La mirada del menor reflejaba preocupación, prácticamente le rogaba que le permitiera cuidarlo.

El australiano asintió.-Aquí estaré.

El castaño se paró nuevamente.-Volveré lo más rápido que pueda.-Salió de la sala, agradeció por todo a las nueve chicas y les informó que volvería en un rato por el mayor.

Salió y para no demorar llamó un Uber, entró a su departamento y en un bolso colocó algo de ropa y lociones para cuidar del mayor.

Al terminar y dejar todo en su lugar salió de ahí para volver a la cafetería, dónde el rubio le esperaba comiendo un cheesecake.

-¿Vamos?.

🌹

ᴀʀᴛɪsᴛᴀ ᴄᴀʟʟᴇᴊᴇʀᴏ | ᴄʜᴀɴᴄʜᴀɴɢ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora