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–Que suerte verte de nuevo.–Es lo que escuchó el pequeño ChangBin una vez cerró la puerta de su departamento.

Giró su mirada y ahí estaba su vecino, Woojin, apoyado en la pared con una sonrisa que logró asquear al menor.

Su expresión pasó a ser seria y dispuesto a ignorarlo se giró para ir hacia el ascensor.

–¿Cómo está Chan?.–Insistió el mayor.

–¿Ahora te preocupa?.–Comentó algo burlón el menor sin darse la vuelta.

–Quería recuperar mis cosas pequeño, no me trates así.–La mirada del más alto se dirigió hacia la puerta.–Aunque podría ir a preguntarle yo mismo ¿Verdad?.

Woojin se enderezó dispuesto a tocar la puerta del departamento. Justo antes de que pudiera hacerlo la mano del menor apareció en su muñeca con un fuerte agarre que logró sacarle un quejido.

–No quiero que te acerques más a Chan.–Habló amenazante el menor a la vez que alejaba al mayor de su puerta.

–Oh, no sabía que el lobito tenía dueño.–Comentó burlón el contrario tras soltar su muñeca del agarre.

ChangBin sólo lo miró con un ligero desprecio y se dió vuelta dispuesto a irse.

–Eso no pareció importarle a noche conmigo encima de él.–Agregó el más alto con la intención de molestar al contrario.

Segundos después, y sin tener tiempo para reaccionar, sintió un fuerte golpe en su mejilla por parte del menor. Al tratar de recomponerse recibió una patada en el estómago que lo hizo retroceder unos pasos.

Al momento en el que se agachó para sobar la zona golpeada recibió un golpe en la parte superior de la espalda que lo dejó en el suelo.

El más bajo se acercó a él para girarlo en el suelo. Con un pie sobre su muñeca izquierda y su mano en su camisa lo elevó levemente acercando su rostro.

–Puede que Chan sea ingenuo y te crea tu careta de niño bonito pero yo sé que clase de persona eres, Kim.–Habló con notable enojo en su voz.–Te he visto llegar con todo tipo de gente y he escuchado lo que pasa en tu departamento cada vez que tu abuela se desaparece un tiempo...

El mayor trató de soltarse de su agarre con su mano libre pero sólo recibió un golpe en la cabeza contra el suelo por parte del menor.

–Escuchame bien tarado.–Continuó ChangBin.–No voy a dejar que envuelvas a Chan en tu mundo turbio, así que alejate te él. ¿Entendiste?

Aún queriendo hacerse el fuerte Woojin respondió con tono burlón.–No puedes decidir por él, es un adult–

–¡¿Entendiste?!.–Volvió a preguntar con un rostro atemorizante, a lo que el mayor sólo asintió rendido.

ChangBin por fin lo soltó y se dispuso a alejarse. Una vez subió al ascensor le dirigió una última mirada a su vecino esperando no tener que volver a involucrarse con él.

Salió del edificio aún algo enfadado para dirigirse a una parada de autobús. Ese tipo siempre lo ha sacado de quicio.

Esperó unos minutos hasta que llegó el bus, subió y durante el camino logró relajarse un poco.

Al llegar a la parada cercana al departamento del mayor bajó, pasó a una pequeña pastelería del lugar dónde compró unos dulces para comer junto al australiano.

Llegó al edificio dónde lo reconocieron por las veces que había ido al lugar, aunque era más común que Chan se quedara en su departamento que al revés.

Subió hasta el piso para luego entrar al departamento. Fue recibido por el pequeño gatito quien se acercó corriendo hacia él a la vez que maullaba.

–Hey pequeño.–Saludó con cariño el chico mientras lo elevaba en sus brazos.–¿Me extrañaste Sun?.

Tras un rato mimando al minino el castaño se dirigió hacia la cocina donde rellenó el plato del pequeño para que comiera algo antes de ir a su departamento.

Tras dejar al pequeño comiendo se dirigió a la habitación del mayor, al entrar la encontró bastante desordenada.

Y claro, Chan siempre ordenaba todo antes de que el joven entrara ahí.

El menor recogió algunos papeles arrugados del piso y los tiró en un cesto que había bajo el escritorio.

Sobre este había una libreta abierta. A pesar de su curiosidad sólo la cerró dispuesto a respetar la privacidad de su mayor.

Rebuscó un poco el closet para encontrar un bolso dónde llevarle la ropa al mayor. Ya que después de todo este se quedaría unos días en su departamento.

Tras encontrarlo metió un par de prendas en este. Posteriormente fue hacia la cocina de dónde sacó una bolsa de comida gatuna que dejó también en el bolso.

Con eso listo tomó al pequeño gato y con cuidado lo metió en un transportín. Dejó todas las ventanas y cortinas cerradas, las luces apagadas y salió del lugar para dirigirse de nuevo su departamento.

El viaje fue tranquilo, después de todo Sun estaba acostumbrado a ir de una casa a la otra cada ciertas semanas.

Al llegar, y para su suerte, no volvió a toparse con su vecino. Entró a la casa y dejó libre al gato.

El bolso con el transportín quedaron sobre su mesa. El chico, algo extrañado de no ver al mayor en el sillón, se dirigió a su habitación.

Ahí encontró al australiano durmiendo tranquilamente. Sonrió con cariño hacia él, le cerró las cortinas para que el sol no le molestara y entrecerró la puerta con la intención de dejarlo dormir.

A las horas el chico despertó. ChangBin no se dió cuenta de esto hasta que lo sintió abrazándolo por la espalda.

Algo ruborizado tuvo una corta conversación con él hasta que, dispuesto a darle los dulces que compró hace unas horas, le preguntó.

–¿Quieres comer algo?.–Dirigió su mano a su cabeza para hacerle algo de cariño.

Al no recibir respuesta iba a volver a hablar pero sintió una mordida en su cuello la cuál le sacó un ligero quejido por la sorpresa.

El joven apretó sus labios esperando que el mayor no lo hubiera notado, a los segundos lo sintió alejarse.

Sobó con cuidado la zona mientras una sonrisa nerviosa se formaba en su rostro. Se dió vuelta con un leve rubor y con una risita habló.

–Cuando decías que era dulce no creí que te referías al sentido en el que soy comestible.–Soltó tratando de aliviar la situación.

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ᴀʀᴛɪsᴛᴀ ᴄᴀʟʟᴇᴊᴇʀᴏ | ᴄʜᴀɴᴄʜᴀɴɢ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora