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Ese de verdad no era el día de Torunn.

Había sido lanzada y golpeada repetidas veces en la anterior prueba por un robot gigante y ahora estaba arrinconada por un maldito lobo hecho de sombras conjurado por su prima. Al menos la espada frenaba los dientes de la bestia.

― Rosalie, no debemos pelear entre nosotras.

― «Prueba uno completada. Felicidades Rosalie L. y Torunn T.S» ―se escuchó la voz de Friday luego de la leve alama. Todo pareció paralizarse, incluso el lobo que la estaba atacando dejo de moverse―. «Inicio de la prueba dos. Derroten a su enemigo antes de que acabe el tiempo para avanzar. Mucha suerte.»

No es cierto, pensó Torunn antes de que la risa de su prima hiciera que el lobo que tenía encima volviera a intentar morderle.

― Esperaba más de la princesa de Nuevo Asgard ―comentó la pelinegra, chasqueando los dedos para que los demás lobos se acercaran.

Torunn estaba muy ocupada intentando que no le desgarraran la garganta para frenar el ataque de los demás canes de sombras, es por ello que los dientes cortaron la piel que alcanzaban, desde sus piernas hasta sus brazos, mientras el principal lobo aún estaba sobre ella.

No importaba si los pateaba, no desistían y Rosalie sólo se reía de su sufrimiento.

Ya le estaban colmando la paciencia, y sentía como su propio enojo se transformaba en energía. Sin saber cómo, gritó de rabia y al mismo tiempo liberó su propia energía mágica en una explosión que deshizo a sus múltiples atacantes.

Se levantó de inmediato, a pesar de que las heridas en sus piernas le escocían. Se puso en guardia al mismo instante en que Rosalie recuperaba la compostura, quizás le había derribado tras su leve explosión de magia, pero eso no importaba.

― No quiero luchar contra ti, prima. ―A pesar de sus palabras, levantó la espada―. Detente.

― Esto no se trata de lo que quieras, sino de lo que nos ordenen. ―Con un ágil movimiento de dedos algo empezó a formarse desde las chispas verdosas―. Tú, siendo la niña buena que eres, ya deberías saberlo.

Apenas notó el ágil movimiento en su muñeca cuando lanzó la daga de energía directo a su cabeza. Torunn la logró esquivar apenas, quizás hasta cortó algunas hebras de su cabello al atravesarlo. Sin embargo, al prepararse para otro ataque, algo la volvió a derribar. Afortunadamente no soltó la espada y pudo volver a usarla para frenar los dientes del nuevo lobo de sombras que Rosalie volvió a invocar.

― Es demasiado fácil engañarte ―se burló la hija de Loki.

― Deja tus juegos de una vez. ―Vio de reojo como un reloj holográfico en la pared descontaba desde el cuatro, se les agotaba el tiempo, pero aún no sabía que tenían que hacer y dudaba que fuera atacar a otro candidato―. Esto es serio, Rosalie.

Su prima rio ante sus palabras, a ella no le importaba nada de eso, y por ello no entendía que hacía allí.

Antes de pensar en una forma para quitarse al lobo de encima, y poder golpear a su prima, escuchó el grito de Rosalie. Alarmada reaccionó por instinto, golpeando al lobo en el hocico para tener la oportunidad de atravesarlo con la espada y que se esfumara finalmente.

Al levantarse, tan rápido como se lo permitían las heridas, vio que había una serpiente robótica acorralando a Rosalie, sin importar que esta estuviera lanzando hechizo tras hechizo para alejarla. Era como si repeliera la mismísima magia.

Torunn se apoyó en su espada por un momento, viendo la escena.
Podría dejarla... Sacudió la cabeza ¿En qué estoy pensando?

Se movió en dirección hacia ella y la máquina. Era sorprendente como el material con el que estuviera hecha la serpiente repelía la energía, pero cuando estuvo a punto de saltar sobre Rosalie, Torunn clavó la espada en el cuerpo mecánico impidiendo así que atacara a la otra muchacha.

Academia de HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora