James se reclinó sobre su moto, buscando comodidad para observar desde las sombras como los demás motociclistas reían, bebían y eran rodeados de chicas cubiertas de tatuajes o piercing, demasiado dispuestas para su gusto.
Él no estaba en una de las calles en Queens tarde en la noche por nada de eso, sólo quería adrenalina pura, y supo que pronto la iba a conseguir cuando el retumbar de unos tacones le hizo concentrarse en la calle.
Grace, una muchacha vestida con un top y un short de cuero, se paró en lo que sería la línea de salida, mientras jugaba con la bandera, y sin esperar mucho James se colocó en su puesto, feliz porque iniciara ya la carrera.
Mientras los demás se acomodaban, los observó brevemente, a casi todos los conocía, sólo de nombre porque jamás dejaría que alguien supiera quién era él, por eso nunca se quitaba el casco, y no le importaba hacer amigos.
De allí, sólo era amigo de Francis, que se posicionó a su lado para participar, y de inmediato le hizo una señal para que mirara a otros dos competidores que recién llegaban. Ya los había notado, no era habitual que se unieran nuevos corredores tan a menudo, más porque no parecían interesados en el alcohol o las chicas, pero las motos que tenían eran lo que más llamaban la atención. Una si podía identificarla como una Ducati último modelo, la otra ni siquiera podía descifrar que marca era.
Hizo un ademán a su amigo para que los ignorara justo en el momento en que Grace llamaba la atención a los corredores, decía la apuesta en juego y daba la señal de partida, en medio de ruidos de aceleración y el olor del humo que salía de los tubos de escape.
James giró el acelerador para avanzar con todo lo que podía dar su moto. Eso era lo que quería desde un principio; sentir la adrenalina subir junto con la velocidad, pasar a un corredor tras otro y ser el primero en la carrera, pero no dio ni la segunda vuelta cuando su vehículo desaceleró sin que él hiciera algo y lo obligó a detenerse en medio de la calle. Los demás lo rebasaron en un instante y su moto se negaba a encender de nuevo por lo que tuvo que bajar para orillarse antes de que lo atropellaran.
No entendía que ocurría. La había revisado, reparado y mejorado, nunca le había fallado de esa forma, y ahora estaba perdiendo la carrera de una manera vergonzosa. Quería gritar, quitarse el casco y lanzarlo lo más lejos posible, pero escuchó como otra moto se detenía, muy cerca de él para su gusto, y tuvo que reprimir sus impulsos.
― Ey, amigo. ¿Estás bien?
Cuando se volvió vio a uno de los corredores nuevos, el de la Ducati. No se había bajado de la moto y tenía la pantalla oscura del casco aún puesto, así que no podía verle el rostro. A James le dio mala espina.
― Vuelve a la carrera. Lo solucionare.
― Sólo quiero ayudarte. ―James se negó, pidiendo que se fuera de forma brusca. El chico de la Ducati se inclinó hacia delante―. Yo esperaba que un Rogers fuera más amable.
― ¿Qué dijiste?
James se alejó de su moto, poniéndose alerta por cualquier amenaza, aunque creyó haber oído mal por el tono de burla que había usado el otro muchacho. Le escucho reír, aunque el sonido estaba amortiguado.
― Rogers ―repitió, haciendo que el corazón de James diera un salto, lo habían descubierto, pero cómo―. ¿O prefieres tu otro apellido?
― No te atrevas ―le advirtió James, adelantándose con los puños apretados por el enojo.
El muchacho de la Ducati pareció asustarse ante su agresividad y levantó las manos en señal de paz. Pensó que se estaba pasando, pero no podía dejar que la noticia se esparciera, se metería en muchos problemas si supieran que el hijo del Capitán América estaba en una carrera de motos.
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Academia de Héroes
FanficTras haber salvado al mundo y mantenido el planeta a salvo, los Vengadores han podido formar sus familias, pero aunque las amenazas del mal hayan disminuido, no deja tranquilos a los héroes pues sus hijos siguen creciendo y adquiriendo poderes que p...