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— Grita si necesitas apoyo —comentó Henry, ganándose una mirada de desagrado por parte de James.

Todos siguieron con la mirada a Torunn Thorsdottir mientras bajaba por el desnivel en dirección al lago donde Rosalie Lokisdottir estaba. 

Walter no se sentía del todo cómodo estando allí, sobre todo porque sentía que él y su hermana Altaír estaban sobrando, pues verdaderamente no eran amigos de la rubia, ni de ninguno de ellos, y aunque Altaír estuviera feliz por ayudar a Francis, él no quería estar allí, no mientras viera la preocupación de James sobre la hija de Thor.

— ¿Crees que sea buena idea dejarla ir sola? —le preguntó el pelirrojo a Francis, quien estaba armando su arco.

— Puedo dispararle desde aquí. —Estiró la cuerda para reforzar su punto, y se encogió de hombros—. Además, Ricitos sabe defenderse.

— Les recuerdo que no tiene su espada —comentó Azari, cruzado de brazos. Henry rio.

— Sabemos que oculta una daga asgardiana en su bota, puede defenderse bien con eso.

Aun así, James frunció el ceño, todavía preocupado por lo que pudiera pasar con Torunn y Rosalie, y a Walter eso le dio el último golpe que necesitaba.

Realmente está enamorado de ella.

Antes de que pudiera alejarse de la deprimente situación, alguien le tocó el hombro para llamar su atención y al volverse vio a la hija del Hechicero Supremo sonriéndole. Walter podía estar triste por su flechazo imposible, pero no sería descortés, así que le devolvió la sonrisa de inmediato.   

— Oye, no nos hemos presentado correctamente. —La chica le extendió la mano y la aceptó gustoso—. Soy Samantha Strange. 

— Walter Maximoff. Mi hermana es Altaír. 

— Es todo un gusto. —Observándola de cerca, tenía cierto aire encantador, un poco espeluznante, pero no por eso menos hermoso—. Quizás cuando todo esto termine, puedas enseñarme alguno de tus poderes, seguro eres muy hábil.

Antes de que él pudiera comprender el doble sentido en las palabras de la joven hechicera, Altaír soltó una estridente carcajada y se dirigió hacia la pelinegra.  

— Ni te esfuerces, Samantha. Mi hermano batea para el otro lado.

— ¡Altaír! —gritó Walter, mientras el color se le subía a las mejillas. 

— ¿Qué?

— Voy a matarte. 

Extendió las manos antes de lanzarse sobre la menor de los Maximoff, pero ella fue más rápida y se escabulló para ocultarse detrás de Francis. En otra ocasión hubiera usado sus poderes para hacerla salir, pero se acobardo viendo que las miradas de los demás estaban sobre él, con esa expresión de sorpresa que lo incomodaba, incluso el hijo del Capitán América y la Viuda Negra.

— No me molestaría si fueras bisexual ¿Sabes? —Los demás desviaron la vista por un segundo hacia Samantha, quien se encogió—. ¿Qué? No estoy en contra, sólo quería asegurarme. 

Los demás negaron, y Altaír le confirmo que no tenía esperanzas, cosa que hizo enojar al mayor, pero como aún era el centro de las miradas, se dirigió hacia la joven Strange.

Academia de HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora