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Torunn miró su teléfono, leyendo por enésima vez el mensaje que le había llegado de un número desconocido mientras se estaba bañando.

Decía que la fiesta empezaba a las nueve de la noche. No entendía como Samantha o Harold habían conseguido su número, pero no le importaba, al menos ahora sabía cuándo tenía que salir sin tener que preocuparse por las cámaras.

Y después de mirar el reloj en su habitación, por fin se levantó de la cama y tomó la ropa que usaría más tarde. Faltaban unos minutos para las diez de la noche, y ya iba algo tarde.

Aunque Samantha se había ido mientras ella se estaba duchando, Torunn no quería arriesgarse a que las cámaras captaran a donde iba. Los adultos encargados de la Academia habían dicho en la cena que esperaban que nadie saliera después de las diez y que en caso de emergencia ellos estarían en sus propias habitaciones ubicadas en el edificio principal de las instalaciones. No quería meterse en más problemas con su padre, ya que esperaba que por buen comportamiento le devolvieran la espada y olvidara la discusión con su medio hermano.

Cerró la puerta de su habitación compartida, pero antes de caminar hacia la sección de chicos se detuvo. Le pareció ver algo moviéndose en las sombras.

Miró a ambos lados del pasillo. Todo estaba silencioso, tanto que hasta diría que el latido de su corazón resonaba en las paredes. Aun así no dejaba de sentirse inquieta, como si alguien la estuviera vigilando, pero cuando miró a su alrededor no había nadie. Quizás fuera el miedo de que la atraparan, aunque realmente no iba a hacer nada malo.

Se estremeció de la nada, al mirar una esquina oscura del pasillo donde había visto un brillo antes, entrecerró los ojos y algo le tocó el hombro.

Saltó del susto, volviéndose únicamente para encontrarse con Rosalie, allí de pie, y con una gran sonrisa traviesa.

Torunn puso los ojos en blanco. Tenía que ser ella.

— ¿Qué demonios haces aquí?

— Podría preguntarte lo mismo, prima. ¿Te escapas a la fiesta?

— No. Voy a la habitación de James.

La risa de la hija de Loki no se hizo esperar.

— No pensé que fueras de esas.

La rubia tardo un momento en comprender lo que estaba insinuando la Diosa de las Travesuras, aunque cuando lo hizo sintió sus mejillas arder. Negó repetidas veces, pero apenas abrió la boca para aclarar las cosas, escucharon la voz de alguien que venía por el pasillo.

— Maggy, detente. Piénsalo un segundo.

Viniendo en su dirección, aparecieron Margaret Rogers Romanoff, usando un conjunto bastante llamativo de una falda roja y un crop top negro con el cabello rubio suelto cayéndole en ondas sobre los hombros, y la que Torunn suponía era Jeanine Barnes, usando un jean negro y un crop top azul oscuro con el cabello castaño tranzado exactamente igual que como la había visto en el comedor.

Torunn no dejaría de sorprenderse con los tacones que las chicas en Midgard solían usar, el cómo caminaban con eso era un misterio para ella, aunque tenía que admitir que esos eran más bajos que los que había usado Samantha.

Academia de HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora