Capítulo 31

7.9K 428 75
                                    

We Are the Champions – Queen



Después de dos horas de espera, una larga fila de embarque y ver cómo Terrence alucinaba al pasar por el pasillo que conducía al avión, llegó la hora del despegue. Y no, no ha ido nada bien. Me ha apretado la mano tan fuerte que teme haberme hecho un esguince. Y yo creía lo mismo, pero ahora estoy mucho mejor. Se ha agarrado a los asientos hasta que encontrado mi móvil y le he puesto algo de música. Uno de mis planes en Los Ángeles es comprarle un móvil, ya que tenemos el duplicado de su tarjeta y todo está solucionado con la compañía telefónica.

Siendo sincera, ya no soportaba verle ni un segundo más con ese Smartphone antiguo y pequeño que dejaría ciego a cualquiera. Según él, lleva años con ese móvil y funcionaba a la perfección, fue muy cuidadoso ya que no podía permitirse otro. Ahora está mejor de dinero, pero sigue siendo precavido a la hora de gastar. Así que he pensado en regalarle un iPhone de última generación igual que el mío. No le agrada demasiado el hecho de que un móvil cueste más que lo que paga de alquiler por su apartamento, pero él no tiene por qué venir conmigo a comprarlo. El plan es que él se quede con Thomas, ya que me niego a dejarle solo con Patrick, mientras voy con Mitchell a la tienda más cercana.

Ahora está mucho más relajado, aunque nos ha llevado un buen rato a una de las azafatas y a mí calmarle. Él se ha sentido muy avergonzado por su ataque de pánico que, por suerte, no ha llamado la atención de los demás pasajeros. Pero la mujer que nos ha atendido nos ha dicho que es muy común esa reacción en personas que nunca han montado en avión anteriormente.

—¿Cuánto me dijiste que duraba el vuelo? —Pregunta Terrence mientras busca en la lista de reproducción.

—Dos horas y media.

—No está mal... —murmura distraído y me mira—. Por favor, olvida la escena de antes —dice muy seriamente.

Río un poco y me tapo la boca con la mano.

—No ha sido para tanto...

Lo cierto es que no ha montado ningún escándalo, pero sí que parecía que iba a darle un infarto de toda la tensión que tenía en el cuerpo.

—Te he vomitado encima y casi me cago de miedo en una semana —gruñe, mirándome fastidiado—. Claro que es para tanto.

—Pero vomitaste muy poquito —añado riendo un poco mientras hago un gesto de poca cantidad con los dedos.

Él se queda pensativo unos segundos.

—Bueno —vuelve a prestarle atención al móvil—, tú te vomitaste una vez encima.

Frunzo el ceño.

—¿Yo? ¿Cuándo? No lo recuerdo.

Ahora es él quien se ríe.

—De eso se trata, borrachilla.

—De acuerdo, dejemos de hablar de momentos para nada memorables o terminaré...

—Tirándome por algún lado, fuera de este avión —termina por mí, me mira—. Empiezas a ser previsible, cariño.

Mis mejillas se calientan y no puedo evitar esbozar una sonrisa que él termina devolviéndome.

—No te digo esas cosas en serio. Lo sabes, ¿verdad? —Pregunto más calmada y atontada por su mirada.

—Lo sé, sólo... —hace una mueca divertida— eres un poco más agresiva últimamente.

—Hablo más con Joan, tal vez sea por eso —río.

—Oh, sin duda, es por eso —ríe él.

𝐓𝐞𝐫𝐫𝐞𝐧𝐜𝐞 © [F #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora