Capítulo 26

7.9K 396 20
                                    

Hands All Over – Maroon 5



—¡Ya casi estoy! —Exclamo poniéndome los pendientes frente al espejo a toda prisa.

—¡Lo sé! ¡Llevas diciéndolo veinte minutos!

Bufo, nerviosa, y corro a mi habitación para ponerme los zapatos.

—¡Esta vez es cierto!

—¡Sí, eso también lo dijiste!

Esta vez gruño, buscando en mi armario cuál irá mejor con mi vestido.

—Te lo he dicho mil vez, Fiona —dice tranquilamente, apareciendo por la puerta de mi habitación con una sonrisa ladeada—. Tómate tu tiempo.

—Mentira, en el fondo estás deseando que termine de arreglarme —farfullo mientras saco todos mis zapatos.

Él se ríe de mí.

—De acuerdo, te estás metiendo demasiada presión a ti misma —suspira y se acuclilla a mi lado—. Estos me gustan. ¿A ti no?

Señala con el dedo unos zapatos de tacón de aguja de color negro con la punta dorada. Los coge por mí y me ayuda a levantarme para después dejarme sentada a los pies de la cama. Insiste en ponerme los zapatos mientras me ayuda a calmarme. He tardado más de lo que esperaba y no quiero que se enfade por ello. A veces, cuando no calculo bien el tiempo, puedo llegar a ser extremadamente impuntual, algo que no me gusta en absoluto.

Me pongo en pie, acomodándome la falda de cuero y mirándome al espejo con preocupación. Me gusta cómo me queda, pero tal vez necesite otra opinión.

—¿Necesitas hacer algo más antes de irnos? —Pregunta con curiosidad.

—Coger mi bolso —murmuro distraída, buscándolo con la mirada.

—Lo has dejado en el salón.

Frunzo el ceño y me giro hacia él, otra vez, acomodándome la falda.

—No, yo me refiero a uno dorado pequeño que...

—En el salón —dice más confiado, cruzándose de brazos.

—Todavía ni lo he sacado del armario —protesto—. No es ese.

—Sí, sí que lo es.

Gruño, cansada de su insistencia, y voy tras él, hacia la sala de estar, para demostrar que tengo razón.

Pero no, no la tengo.

Terrence me sonríe con prepotencia, sosteniendo el bolso dorado que he escogido.

—Por favor, dilo en voz alta —se burla, caminando lentamente hacia mí. Se agacha un poco para quedar a mi altura, sonriente—. ¿Quién tenía razón?

Entrecierro los ojos y arrebato el bolso de sus manos.

—Deja de hacerte el chulito o no llegarás vivo a la fiesta.

Él se ríe y coge las llaves del coche, diciendo estar preparado para salir ya.

Me ayuda a bajar las escaleras, no sin preguntarme varias veces si no deseo cambiarme de calzado. Cuando me mira, sus ojos vacilan, mirando a mi escote una y otra vez. La blusa que llevo deja al aire mi espalda, sosteniéndose en el cuello, y haciendo que mi canalillo sea más que visible, evidenciando que no llevo sujetador.

Terrence no está nada emocionado con la idea de ir a la fiesta. Según él, está dispuesto a beber para no soportar esa situación sobrio. Y sí que decía en serio eso de quedarse en el coche si me separaba de él.

𝐓𝐞𝐫𝐫𝐞𝐧𝐜𝐞 © [F #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora