Capítulo 17

8.6K 508 26
                                    

Perfect – Ed Sheeran


Terrence llega de la cocina con un bol lleno de palomitas y se deja caer a mi lado, provocando que el sofá se hunda violentamente. Lleva unos pantalones holgados grises, sin ropa interior, y una camiseta blanca de tirantes. Mientras él busca algo que ver en Netflix, miro, durante un instante, el bulto que se marcha bajo su pantalón, por el rabillo del ojo.

     Me inclino hacia adelante para agarrar un Snickers y un Mars. Terrence odia los Mars, en especial, por la falta de frutos secos. Así que me los como yo todos y él no se queja por ello. Tiene un gran arsenal de chocolate en casa, en cambio, no accede a traer sus propias chocolatinas para compartirlas. Es decir, él ha comprado todas las que hay sobre la mesa en este mismo instante, ya que no quiere quedarse sin chocolate en casa. Eso sería devastador para él si le entra algún antojo de azúcar o recibe una mala noticia. Sí, es de ese tipo de personas que combate los disgustos y malas noticias con dulces.

     —¿Qué prefieres? ¿Serie o película? —Pregunta con la mirada fija en el televisor.

     Las luces están apagadas, nos alumbramos con la cálida luz procedente de la pequeña lámpara de pie que hay entre el sofá y la pared, en el lado de Terrence.

     —Serie —respondo decidida—. No tengo muchas ganas de estar concentrada en algo.

     —Entonces, ¿por qué quieres ver la tele? —Me mira con curiosidad.

     Me encojo de hombros y sonrío.

     —Lo importante no es ver la tele, sino estar contigo aquí, juntos y relajados —suspiro.

     Él me mira unos segundos, fijamente a los ojos hasta el punto de que siento que me atraviesa, y puedo apreciar cómo tensa las comisuras de sus labios para ocultar una diminuta sonrisa. A veces, siento que le asusta mostrar sus sentimientos.

     —Deberías sonreír más a menudo. Estás muy guapo cuando lo haces —le sonrío y apoyo mi cabeza sobre su hombro unos segundos, sin dejar de mirarle.

     Él también me observa, en silencio, y, finalmente, sonríe sin reparos.

     Aparta la mirada y coge el mando para buscar alguna serie que nos mantenga relajados y distraídos. Mientras tanto, su mano derecha busca torpemente la mía para entrelazar nuestros dedos. Finalmente, encuentra una comedia romántica. La sería tiene pocos capítulos pero parece prometedora.

     —¿Te gusta ésa?

      —Sí, ponla.

     Nos acomodamos el uno junto al otro. De vez en cuando, separo nuestras manos para coger palomitas del bol que ha dejado en su regazo. Yo le paso unas cuantas chocolatinas y un par de bombones de chocolate blanco que sé que le gustan. Los compré hace un par de días, al acordarme de él en el supermercado.

     Le miro por el rabillo del ojo de vez en cuando, ocultando una sonrisa mientras mastico. Tiene el pelo alborotado y todavía un poco húmedo por la ducha que nos hemos dado hace un rato. Su mentón está libre de vello alguno, dejándole lucir su mandíbula marcada. Sus pupilas se contraen mientras mira al televisor sin despegar la vista en un solo instante, atrapado por la trama. Él mismo me ha confesado no ser para nada fanático del romanticismo en el cine o la literatura, sin embargo, permanece mucho más atento que yo a la trama.

     Zoe nos merodea un buen rato, hasta que decide subirse al sofá y acurrucarse en el reposabrazos, a mi lado. Ya está casi tan grande como Artemis, pero Terrence duda que crezca mucho más. Según él, se quedará algo más pequeña. A diferencia de Artie, Zoe es extremadamente sociable y juguetona. Aunque yo creo que la gatita de Terrence es encantadora, él afirma que es un verdadero diablillo cuando se lo propone. No suele ser amigable con los desconocidos, incluso con personas que ve con frecuencia como Jeff, a quien le asusta un poco, y no es propio de ella jugar. A veces, siento curiosidad por saber qué pasaría si Artie y Zoe se conocieran.

𝐓𝐞𝐫𝐫𝐞𝐧𝐜𝐞 © [F #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora