Capítulo 40

7.6K 406 40
                                    

Expectations –  Lauren Jauregui






Todos nos reímos cuando la cerveza de Mitchell se desborda al abrir la lata. Cae un poco sobre su camiseta y pasa los dedos por ella vagamente antes de darle un primer sorbo. Terrence y yo nos acomodamos frente a mis hermanos, tumbados en una sola hamaca. Entre sus piernas, apoyo la cabeza en su pecho, jugando con los botones de su camisa veraniega abierta.

     Mitchell se pasa largos minutos mirando el torso desnudo de Terrence, hasta que decide preguntarle acerca de sus tatuajes. Durante unos instantes, me veo obligada a incorporarme para que él se baje la camisa abierta por los hombros para enseñar el resto de sus tatuajes.

     Otra vez, acomodada sobre su piel cálida y su cuerpo musculoso, me acurruco con los ojos cerrados, casi ronroneando. Él se retuerce bajo mi cuerpo, incómodo cuando rozo su entrepierna de forma accidental y lleva una mano a mi hombro, dándole un suave apretón para indicarme que tenga más cuidado. Le miro divertida, sin embargo, procuro no volver a hacerlo. No delante de Thomas y Mitch.

     —¿Qué haremos el Cuatro de Julio? —Pregunta Thomas con curiosidad.

     Me encojo de hombros, sin molestarme en intervenir. No es una de mis celebraciones favoritas. Aunque hay familias que disfrutan en grande de ese día, yo jamás he hecho algo similar. Patrick organizaba grandes fiestas para celebrarlo, pero yo nunca disfruté de ellas.

     —Podemos comprar fuegos artificiales y encenderlos en la playa —propone Mitch—. También podemos irnos al puerto de Santa Mónica, creo que hacen algo parecido por allí. Aunque no estoy seguro, no me he informado demasiado sobre ello —añade rápidamente, poco convencido.

     —¿A ti se te ocurre algo, Terrence? —Thomas le mira expectante con las cejas arqueadas mientras bebe de su lata de cerveza.

     Levanto la mirada, todavía echada sobre su pecho, y observo cómo se encoje de hombros.

     —Nunca he celebrado ese día —confiesa.

     Le miro sorprendida.

      —¿Nunca? —Mitchell no sale de su asombro, casi escandalizado—. ¿Quién no celebra el Cuatro de Julio?

      —Tampoco celebraba la Navidad —añade, como si no tuviera importancia—. Sólo a veces. No solíamos darle mucha importancia a esas festividades.

      «No solía tener con quién celebrar esas festividades» se traduce automáticamente en mi cabeza, imaginándome a la madre de Terrence tirada en cualquier lugar con un gran porcentaje de droga en sangre y a su abuela en el bingo mientras él esperaba solo en casa. Nunca me ha hablado de ese tipo de cosas, pero mi mente es capaz de imaginar diferentes escenarios con los pocos datos que tengo.

      La piel se me eriza cuando un escalofrío recorre mi cuerpo y me abrazo a mí misma mientras las manos de Terrence se deslizan por mis hombros, transmitiéndome calor. Ajeno al porqué de mi repentina falta de calor, él sigue sumido en la conversación con mis hermanos.

      —¡Entonces, celebrarás tu primer Cuatro de Julio con nosotros! —Sentencia Mitchell con decisión y entusiasmo.

     Es todo un alivio verle tan receptivo.

     —Pienso comprar fuegos artificiales ilegales para encenderlos en la playa —dice con una sonrisa juguetona.

     —¿Eso no es peligroso? —Dice Terrence con desconfianza.

     —Claro, por eso son ilegales —ríe mi hermano—. No te preocupes, tendremos mucho cuidado.

     Al rato, Patrick aparece seguido de Amelia, Tomás y Emilio, el jefe de cocina. Él les explica cómo quieren que preparen la mesa para cenar en el jardín y lo que quiere para cenar esta noche. Sin molestarse en preguntarnos, elije que tomemos algo de pescado. Mitchell protesta en voz alta, sabiendo que su padre odiará que se revele frente al servicio, quitándole autoridad, y Thomas le pide que guarde silencio cuando recibe una mirada severa de su padre.

𝐓𝐞𝐫𝐫𝐞𝐧𝐜𝐞 © [F #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora