-Capítulo 23-

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-Narra Sofia-

Me pareció tierno de su parte, pero las ganas de hacerlo completamente mío no desaparecían. Él me empujó levente hacia su cuarto, con su mano en mi espalda. ¿Puedo desear mas a un chico? Hasta su mano en contacto con mi espalda me hace tocar las nubes.

Sofia: ¿Tienes algo cómodo para que me ponga? –pregunté. Él me miró de una manera extraña. Como si tuviese miedo-

Mateo: ¿Pasarás la noche? -preguntó-

Sofia: Supongo que te molestaría -dije. Ya estaba cansada de intentar acercarme a él cuando él solo se aleja. Estoy devastada de intentar que él se sienta atraído por mí. Él no contestó, solo me miraba- Solo me recostaré un rato, ¿sí? -dije y me tiré pesadamente en la cama y me tapé con sus calientes sábanas-

Ya me sentía devastada. No sé exactamente por qué, pero el hecho de que él no me prestara atención, o me rechazara, me agotaba. Él se quedó un tiempo parado. Yo cerré los ojos. Caí en un sueño, que no recuerdo, pero cuando abrí los ojos giré mi cabeza y él estaba durmiendo a mi lado. Se veía relajado, tierno. Hermoso como él solo puede ser. Sonreí al ver su carita tan tierna. Él puede dar miedo, pero es locamente hermoso.

Él abrió los ojos lentamente y me miró tiernamente. Creo que se me aceleró el pulso cuando me miró de esa manera. Mateo miró su reloj y se asombró.

Sofia: ¿Qué? -pregunté-

Mateo: Son la una de la mañana, tu hermano va a matarme -dijo e intentó pararse. Sin salir de la cama, lo frené, tomándolo de ambos brazos-

Sofia: Mateo, ya no importa, será mejor que aparezca en la mañana -dije y él se tranquilizó- ¿puede ser?

Él asintió y volvió a acostarse contra el respaldo de la cama y pasó su brazo por su cabeza. Me senté cerca de él.

Sofia: No puedo dejar de agradecerte por haberme preparado esa linda cena, haberme dejado quedarme aquí y por haberme salvado de lo que podría haber sido algo peligroso para mí -le dije al oído, sentí como se estremeció. Giró su cara para mirarme- Gracias -volví a decirle-

Nos seguíamos mirando mutuamente. Me acerqué. Al diablo el orgullo, quería besarlo con todas mis ganas. Me acerqué más y más pero él se aparto. Me rindo. No puedo con él, es suficiente. Me separé de él y salí de la cama. Comencé a ponerme los zapatos, mis lágrimas no tardarían en caer y no quiero que él lo vea. Él se paró, rodeó la cama y llegó hasta donde yo estaba. Tomó mi mano y me obligó a pararme. Lo miré con decepción de mi misma. Él me miró con ojos algo dolidos.

Mateo: No quiero que te sientas rechazada o ignorada -dijo él-

Sofia: Está bien, olvídalo -dije y solté su mano-

Mateo: Escucha, no es que tenga algo contra ti, es solo que -dijo y suspiró- no puedo

Sofia: Y yo no te entiendo, pero ya no puedo ¿sí? Solo déjame ir a casa -le pedí-

Mateo: No estés así, de ser por mí, te hubiese correspondido el beso, es solo que no puedo, Sofia, en serio –dijo-

Quizá si lo presionara él me besaría, sin importar el por qué no puede .Rodeé su cuello con mis brazos y me acerqué a besar su cuello. Lo haré sufrir hasta que ceda a besarme. No me iría de allí sin lograrlo. Él dejo sus brazos a sus costados, como si se hubiese quedado petrificado ante mi reacción. Sentía como sus músculos se tensaban. Succioné más la parte entre su cuello y su hombro para dejarle una marca. Eres mío, Palacios.

Mateo: por favor, no hagas esto –dijo-

Giré sobre mí misma e hice que él quedara del lado de la cama y yo del lado de la pared. Con un empujón, Palacios sería mío. Dejé de succionar su piel y miré el color que tomo. Una mezcla entre violeta y rojo pasión.

Kriptonita -Mateo Palacios y Sofia Pevensie (1ra temporada)- FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora