-Capítulo 5-

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-Narra Sofia-

Sofia: Hoy pasaré la noche sola y... -el arqueó una ceja- el hombre de la plaza puede venir por mi -Mateo guardó silencio y yo me sentí tan estúpida por lo que había dicho. No sé por qué intento seducirlo si ni siquiera estoy lista para... bueno, ustedes ya saben. Me miraba fijo, sus ojos me vuelven loca. Yo seguramente tendría una sonrisa pintada en la cara. Al no notar reacción alguna de él, me acerqué a su oído- Estaré bien -susurré y sentí como él se tensaba-

No dijo nada y yo besé su mejilla, muy cerca de su comisura izquierda, sentí como se estremecía y se tensaba aun más. Me separé y lo miré a los ojos unos segundos. Abrió la puerta lentamente, suspiró y salió por la misma. Cerré la puerta y me apoyé contra esta con mi cara de tonta total.

Subí a mi cuarto y me tiré pesadamente en la cama, recapitulé todo lo sucedido; era impresionante como me perdía en sus chocolatosos ojos, como su boca se movía al compás y como su aun desconocido cuerpo me tensaba cada vez que estaba cerca. ¿Qué manjar se encontrará debajo de toda esa ropa?

Cerré los ojos y me quedé dormida, pero durante mis sueños, sentí una brisa fría. En ningún momento pensé en abrir los ojos para ver de dónde venía, ya que la misma desapareció. Me movía mucho, me sentía rara, sentía como si alguien estuviera cerca de mí. Me sentía como, cuando estás en un pasillo oscuro y piensas que hay alguien detrás de ti que quiere matarte, que hace que se te acelere mucho el corazón. Abrí un poco los ojos y miré el espejo, detrás de mí había una figura. El corazón me comenzó a palpitar a mil por segundo.

Sofia: ¿Quién está ahí? -pregunté, estaba inmóvil, casi-

Mateo: Soy yo Sofia, Mateo -dijo aquella voz grabe. Respiré hondo y volteé-

Sofia: Casi me matas –reproché- ¿Qué haces aquí?

Mateo: Exageras –afirmó- Me aseguraba de que el hombre de la plaza no viniera -contestó-

Sofia: Ya veo -dije recorriéndolo con la mirada- ¿y cómo entraste?

Mateo: Pones mal el seguro de la ventana, cualquier ladrón podría haber entrado tranquilamente –respondió-

Sofia: Lo tendré en cuenta –aseguré- ¿Y a dónde fuiste?

Mateo: Me junté con unos amigos -dijo algo nervioso, pero de manera convincente-

Sofia: ¿A estas horas? -pregunté alzando una ceja. Mateo asintió- Si tú lo dices... -susurré- ¿Por qué no te pones más cómodo? No quiero que mi invitado se quede allí parado

Mateo me miró y se sentó en la silla de mi escritorio, yo lo miré fulminante, lo que tenía en mente no era exactamente eso

Sofia: No hablaba de eso Mateo -dije en tono frustrante-

Mateo: Lo sé –afirmó-

Sofia: ¿Eres fóbico a las mujeres o algo así? -pregunté-

Mateo: No, claro que no -contestó-

Sofia: Entonces por qué no duermes conmigo –sonreí-

Mateo: Estoy cómodo aquí -contestó-

Sofia: Pero aquí estarás más cómodo, te lo aseguro -sonreí-

Mateo: No, gracias -contestó seco y miró la ventana-

Sofia: Como quieras -dije, ya ofendida y me acomodé dándole la espalda para volver a dormir. Cualquier intento de acercarme a él es en vano, solo me queda ignorarlo-

Desperté por los rayos del Sol, me senté en la cama y aclaré mi vista, miré la silla y él no estaba. Bajé a desayunar y mi hermano, por lo que veo, aun no llegó. Tomé mi desayuno, subí, me duché, me maquillé un poco, no era necesario tanto ya que mi mejilla estaba más sana y me vestí. Bajé y encontré a mi hermano recién entrando.

Sofia: ¡Joaquin! -exclamé y corría abrazarlo-

Joaquin: Hola hermanita -dijo riendo-

Sofia: No te preguntaré como la pasaste porque imagino que de maravilla -dije moviendo mis cejas y él rió-

Joaquin: La pase muy bien -admitió-

Sofia: ¿Te cuidaste, cierto? -pregunté-

Joaquin: Si, tontita -rió-

Sofia: ¿Y cuando me la presentarás? -pregunté-

Joaquin: Quizá en un tiempo –dijo- ahora me voy a bañar, ¿tu sales?

Sofia: Si, iré a casa de Nacho a hacer un trabajo -sonreí-

Joaquin: Está bien –dijo- ¿Necesitas dinero?

Sofia. No lo sé -contesté-

Joaquin: Toma un poco -dijo, sacó su billetera y me entrego dinero- cuídate

Sofia: Lo haré -dije y besé su mejilla-

Caminaba por la plaza, cuando de lejos volví a ver a ese hombre, sentado en la misma banca, me llamó mucho la atención, pero lo que más me sorprendió fue ver a un chico, muy parecido a Mateo, que se paraba en frente del hombre y le decía un par de cosas.

Esta vez no sería yo la que trate de llamar la atención de Mateo, pasé en frente de ellos y Mateo me miró con una mezcla de sorpresa y nerviosismo. Yo continué mi camino hasta la casa de Nacho, si Mateo me seguía, quizá se ponga celoso, y eso sería punto mío.

De todas formas, tenía que ir a la casa de Nacho para hacer un trabajo, Juli aun seguía con fiebre y estaba muy cansada como para hacer el trabajo, era un grupo de tres, Nacho y yo lo haríamos y la pondríamos, también, a nombre de Juli. Toqué el timbre y al cabo de unos segundos, me encontré al hermano de Nacho, 2 años menor que él, pero parecía de su misma edad.

Sofia: Hola Mike -sonreí-

Mike: Sofia, ¿Cómo estás? -preguntó y besó mi mejilla-

Sofia: Bien, ¿y tú? -sonreí otra vez-

Mike: Bien, ¿vienes a ver a mi hermano? -preguntó y yo asentí-

Sofia: Tenemos que hacer un trabajo -dije-

Mike: Bien, pasa -dijo e hizo lugar para que pasara- está en su cuarto, ya sabes dónde es

Sofia: Genial -dije y me dirigí a su cuarto-

Abrí la puerta y el estaba escuchando música y jugando con su computadora. Apagué el stereo y él volteó a verme

Sofia: Tenemos que hacer un trabajo -lo señalé con el dedo índice, en forma amenazante. Nacho no se quejó y comenzamos el trabajo, almorcé en su casa y luego él me acompañó hasta la mía- Llegué, hermanito -grité cuando abrí la puerta-

Joaquin: Entendido -respondió, también gritando-

Subí a mi cuarto y me llevé una gran sorpresa...

Kriptonita -Mateo Palacios y Sofia Pevensie (1ra temporada)- FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora