Kriptonita -Mateo Palacios y Sofia Pevensie (1ra temporada)- Fanfiction

-Capítulo 21-

-Narra Sofia-

Mateo: Prefiero que hablemos tranquilos –dijo- ¿Qué te parece... salir a cenar? -preguntó-

Sofia: No -dije seca-

Mateo: ¿Por qué?

Sofia: Porque la última vez, me dejaste plantada -dije e intenté girar para seguir mi camino a casa-

Mateo: Esta vez no será así, lo juro –dijo- paso por ti a las ocho -Volví a mirarlo con desconfianza, pero algo en sus ojos me convenció-

Sofia: Bien –dije- pero más te vale que sea la mejor velada de mi vida -dije y me di vuelta para continuar caminando-

Mateo: Eso espero -susurró él, pero pude oírlo-

Caminé a casa, almorcé y dormí una larga siesta. Cuando me di cuenta, ya eran las 7 de la tarde. Me bañé. Por suerte, esa noche no era tan fresca como la mañana. Me vestí y me termine de arreglar. Baje a la cocina

Joaquin: Hola hermani... -dijo mi hermano y se quedó mirándome- ¿A dónde vas tan linda? –preguntó. Tomaba las puntas de mi vestido con timidez, como una niña de cinco años-

Sofia: Saldré -dije-

Joaquin: ¿Con quién? -preguntó-

Sofia: Metido -lo acusé-

Joaquin: Soy tu hermano -se defendió-

Sofia: Con un amigo -dije-

Joaquin: ¿Amigo? -preguntó-

Sofia: Sí, eso somos –dije-

Joaquin: Quiero conocerlo

Sofia: No lo harás

Joaquin: ¿Quién es? -preguntó-

Sofia: Se llama Mateo -dije-

Joaquin: ¿Ese por el cual recibiste un golpe? -Me miró amenazante-

Sofia: Si -dije y pensé en cuál sería el sermón que me daría-

Joaquin: Me agrada –dijo. Abrí los ojos como platos-

Sofia: ¿De veras? -pregunté-

Joaquin: Me agradará mas si te cuida –dijo. Asentí con la cabeza-

Mi celular sonó. Era Mateo que me decía que salga, estaba esperándome. Me sentí muy nerviosa

Joaquin: ¿Era él? -preguntó mi hermano-

Sofia: Si -asentí-

Joaquin: Vamos -dijo-

Sofia: No -lo frené- no vamos, yo voy -expliqué moviendo las manos-

Joaquin: Quiero conocerlo bien y ver que intensiones tiene -dijo-

Sofia: No lo incomodes, Joaquin, es solo mi amigo -dije y puse esa carita que hace que cualquier hombre caiga-

Joaquin: Bien, bien –dijo- pero quita esa carita

Sofia: Gracias -besé su mejilla y abrí la puerta-

Joaquin: ¡En casa a las once! ¡No más!

Sofia: Claro, adiós te quiero -dije y cerré la puerta .Él estaba vestido con una remera polo blanca, una campera negra, al igual que sus pantalones y zapatillas. Se veía apuesto y elegante.

Mateo: Hola -dijo, sin sonreír-

Sofia: Hola -contesté de la misma manera. Desvié un poco la mirada hacia el cielo, mientras él me miraba fijo-

Mateo: Te vez muy -dijo y lo miré- bonita -terminó la frase. Sonreí al ver sus brillosos ojos-

Sofia: Gracias -bajé un poco la cabeza porque estaba, seguramente, sonrojada- tu también te vez apuesto –dije-

Mateo: Bien, ¿qué tal si vamos? -dijo luego de un rato. Asentí tímidamente-

No sé por qué pero me estremecía por dentro. Condujo hasta el lugar, con una linda música de fondo. Nada más ni nada menos que los Beatles

Sofia: ¿Auto nuevo? -pregunté-

Mateo: Acertaste -dijo él-

Sofia: Bonito -elogié al vehículo. Él asintió- Gran banda -dije, ahora, elogiando a los Beatles-

Mateo: Los mejores -dijo él. Sentía su frialdad. Quizá sería mejor cerrar la boca. Llegamos a un lugar, bajé y me dirigí a la entrada-

Mateo: ¿A dónde vas? –preguntó. Volteé y lo vi parado en otra dirección, contraria a la mía-

Sofia: Al restaurant -dije como si fuese algo obvio-

Mateo: Tenía pensado otro tipo de velada -dijo y se acercó a mí. Extendió su mano- ¿me acompañas? -Miré su mano y luego sus ojos color chocolate. No podía negarme. Extendí mi mano hasta que su mano caliente chocó con mi mano que estaba fría- ¿Tienes frío? -preguntó al sentir nuestro tacto-

Sofia: Un poco -dije y esbocé una forzada sonrisa-

Mateo: Si quieres, entramos -dijo-

Sofia: No, no -dije rápidamente- muéstrame que tienes para mí

Mateo: Bien -dijo y me guió hasta una mesa y sillas en un pequeño bosquecito. Estaba iluminado por velas y la cena, al parecer, ya estaba lista-

Sofia: Mateo -dije mirando todo lo que él había hecho, me alejé un poco de él y contemplé todo más de cerca- esto es... hermoso

Mateo: Fue cansador preparar todo, aunque no lo creas -dijo y lo miré-

Sentí la necesidad de acercarme a él. Abrazarlo. Y así fue. Necesitaba sentirlo como cuando lo abracé después de que él me desmayara. Caminé hacia él y lo abracé. Durante los primeros segundos él no reaccionó, pero luego, me correspondió el abrazo. No quería separarme, sus abrazos son cálidos. Y hacía frío. Y yo estaba fría. Por qué no calientas un poco mi boca, Mateo. No me vendría mal. ¿Tanto iba a desear probar los labios de ese chico? ¿Qué tal si sacia mi sed de su boca por aunque sea, unos segundos?

Me separé lentamente de él y necesité, con muchas ganas, besarlo. Probar sus labios. Conocer más de él. Me acerqué lentamente. Cuando ambos estuvimos lo suficientemente cerca para que nuestras respiraciones se mezclaran, ambos, al mismo tiempo, cerramos los ojos. Me acerqué más, me puse más en puntitas de pie para alcanzar su boca. Y cuando estuve lo suficientemente cerca... él corrió su cara y miró hacia otro lado, y luego, hacia abajo. Suspiró y yo, anonada por la acción me alejé de él.