Capítulo 20: Nunca jamás

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A medida que los días pasaban Sakura, no podía evitar sentir un terrible sentimiento en su estómago. Desde que Sasuke había marchado de nuevo de la aldea para seguir con su misión, no había recibido ni una sola carta de él, y aquello era un mal signo. Sasuke mandaba una vez a la semana o como mínimo al mes, algún pequeño mensaje que indicaba que estaba bien. Pero Sakura no recibió ni uno solo desde que él dejó la aldea, y ya habían pasado tres meses. No le alertaba que le hubiera ocurrido algo, porque sabía que si ese fuera el caso hubiera dejado de mandar cartas en el departamento del Hokage, y alguno de sus compañeros se lo habrían comentado.

Quizás había actuado demasiado extraño con él la última vez que se vieron. ¿Puede que hubiera notado algo? ¿O que sospechara de lo ocurrido entre ella y Naruto? Era difícil pero aquellas posibilidades la ponían muy nerviosa. Cada día esperaba con más ansia que llegara uno de los pájaros mensajeros del Uchiha, y pudiera estar segura de que todo iba bien.

Había llegado a pasar horas y horas contemplando el cielo, y pregando en su interior que alguno de los pájaros que divisaba fuera el de Sasuke, pero siempre acababan pasando de largo por el firmamento hasta desaparecer. Tan solo lograba distraerse un poco con el trabajo, como siempre había hecho en sus malas épocas. Desde bien pequeña, concentrarse en los estudios o en sus responsabilidades la hacía sentir mucho mejor y más realizada, era por eso que siempre había sacado notas excelentes en todos los exámenes teóricos de la academia ninja.

- Por favor, llévale este informe al Hokage- ordenó la doctora Uchiha a un enfermero que, junto a ella, había analizado el cuerpo de un anbu herido en el bosque de alrededor de la aldea.

El chico tan solo asintió y se fue del lugar con una carpeta entre las manos. Sakura se sentó en una de las sillas cercanas al ninja herido para suspirar con pesadez.

Por otro lado el tema de Naruto tampoco ayudaba a aliviar su estado de malestar. Tener que evitarlo a toda costa, recordar lo ocurrido entre ellos o pensar en el collar que había regalado a su esposa justo después de todo lo que le habían hecho, se sentía como echarle más leña al fuego de su situación actual. Aunque ella fuera la causante de todo aquello,  ¿realmente había valido la pena arriesgarlo todo por estar con Naruto?

Movió la cabeza a banda y banda para tratar de dejar de pensar en todo aquello. Se levantó y examinó con detenimiento el cuerpo del anbu herido. Lo único que sabían es que había salido a hacer su guardia nocturna por los alrededores de la aldea, y a la mañana siguiente lo habían encontrado inconsciente y lleno de marcas. Su cuello estaba morado y tenía la marca de una especie de lineas gruesas que parecían hechas por una cuerda, por lo que parecía que habían tratado de estrangularlo, pero no pudieron acabar con su vida. Su cuerpo estaba lleno de moratones, que indicaban la resistencia que debía haberles puesto a los atacantes. Miró con detenimiento su rostro. Era un chico joven, de unos veinte años de edad. Había tenido suerte de poder sobrevivir a aquel misterioso ataque de una pieza. Pero algo llamó su atención.

No lo había notado hasta ese momento pero sus labios parecían un poco hinchados y mostraban un leve color azulado. Fue a por un bastoncillo de madera y trató de abrir su boca, entonces quedó atónita. Sus boca parecía estar cerrada con alguna pasta transparente que no podía verse si no se trataba de separar sus labios. 

Corrió a por un bisturí y con delicadeza empezó a cortar la pasta en el interior de su boca. Con destreza logro que poco a poco aquel material se empezara a separar. Tratando de buscar un motivo en el interior de su cabeza por el que alguien podría sellado los labios de aquel joven ninja, acabó de cortar con el bisturí. Lo dejó sobre una safata de aluminio y lentamente trató de abrir la boca del joven. Abrió los ojos sorprendida al ver un cable rojo y uno negro en el interior del chico, y divisó una pequeña botellita llena de un líquido que le resultó familiar, pero ya era demasiado tarde.

Los verdaderos sentimientos de SakuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora