Capítulo 25: Adiós

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Por el cuello de Naruto se formaban pequeñas gotitas de sudor. Su pecho subía y bajaba sin aire, y el latido de su corazón era muy acelerado. No podía ni imaginarse el esfuerzo que debía estar haciendo en su estado para ser capaz de correr, y encima llevarla a ella en brazos.

Pero Sakura sabía muy bien que no llegaría a tiempo. El sello de su frente no era capaz de curar el gran agujero que perforaba su estómago antes de que fuera demasiado tarde, por culpa de haber perdido todo su chackra en aquel combate. El hospital de Konoha estaba con mucha prisa, a media hora de su posición, y no había ningun otro ninja médico con ellos.

Aún y así Naruto, como si no tuviera suficiente, la envolvió con su chackra de kurama, que tan solo lograba curarle pequeños cortes superficiales, y empezó a correr aún más deprisa.

- Narut-

- Sakura-chan, no malgastes tus fuerzas.

- Naruto es demasiado tarde- susurró ella agarrando con suavidad su camisa con la mano.

- ¡No digas eso! Te pondrás bien, ¡te lo aseguro!

Con el ajetreo del viaje, Sakura sintió un escozor en su cuello y de repente tosió y sangre empezó a regalimar por su rostro.

Naruto se detuvo de inmediato, y empezó a limpiarle como pudo la boca con la manga del jersei.

- ¡Mierda, Sakura-chan!

Sakura empezó a toser más sangre y le miró suplicante.

- Naruto, por favor... Quiero quedarme aquí.

- ¡No Sakura-chan! ¡Tienen que curarte maldita sea!

- Si me cargas de ese modo haces que me duela mucho más el estómago... Y, que escupa sangre.

Naruto sin pensarlo dos veces, se mordió el dedo pulgar e invocó mediante el sello, el gran sapo gamabunta.

Los dos quedaron sobre el lomo de aquel colosal ser, y entre gritos llenos de impaciencia Naruto le mandó a aquella invocación que se dirigiera al hospital de Konoha. El Hokage se colocó encima de ella para sostenerla bien. Sus ojos azules por primera vez estaban llenos de miedo.

Sakura le miró con los ojos entrecerrados, notando como aquel escozor en su estómago poco a poco era sustituido por una calma y un sueño muy alentador.

- Naruto, lo siento...

- Vas a curarte Sakura-chan. No debías haberme protegido. No puedes morir, de ninguna de las maneras. Tienes que ver a Sarada crecer, tienes que salvar a muchas más vidas en el hospital, tienes que ver como te salen las primeras arrugas y como la nueva generación es la que nos va sustituyendo poco a poco... Por eso, y por muchas cosas más se fuerte. Resiste un poco más. No hagas esa cara, por favor, como si fueras a... Morir.

Ella sonrió débilmente y sostuvo la mano que él tenía colocada sobre su mejilla.

- Moriría todas las veces que hiciera falta por ti, Naruto.

Los ojos de Naruto se abrieron perplejos y en segundos empezaron a llenarse de lágrimas los cerró con fuerza inclinándose sobre ella.

- Sakura-chan demonios, ¡y yo por ti! Yo te quiero. Estoy enamorado de ti desde la primera vez que te vi. Y perderte para mí seria como morir. No puedo ni imaginarme un vida sin ti, como amiga, como compañera, como el amor que siempre anhelé. Por eso, ¡aguanta por favor! ¡Vive!

De repente Naruto abrió los ojos de nuevo. Todo a su alrededor había desaparecido, y había sido substituido por una escena bastante familiar. Un niño de cabello rubio era regañado por varios adultos por haber pintado de nuevo las caras de los Hokage, era él. Miró con nostalgia aquella escena, y entonces se dio cuenta de que formaba parte de la multitud de ciudadanos que observaban alrededor de el pequeño. Podía escuchar voces de la gente comentándolo todo.

Los verdaderos sentimientos de SakuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora