Capítulo 14: Alguien con quien hablar

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- Mamá, ¡bienvenida!- dijo Sarada entusiasmada dándole un abrazo.

Sakura tan solo se mantuvo en aquella posición junto a ella, estaba feliz de volver a ver el rostro de su hija. No había pasado mucho tiempo fuera, pero aún y así le preocupaba que Sarada estuviera bien, aún más después del incidente en el que desapareció. 

- ¿Te apetece cenar algo?- le preguntó Sarada.

- No, estoy bien. Algo cansada, así que tan solo iré a dormir.

La pequeña Uchiha asintió y fue a la cocina para acabar de recoger algunos platos. Sakura entró en su habitación, cerró la puerta detrás de ella con su misma espalda y se quedó unos segundos inmóvil hasta que decidió sentarse en la cama. Su mirada estaba perdida en el suelo y sus puños apretados con fuerza encima de sus rodillas. Tensó sus labios al recordar su última misión.

Al día siguiente de tomar algo en aquel restaurante de la arena, la cabeza le dolía por la resaca. Siempre que bebía solía tener mucho dolor de cabeza, pero la parte buena era que solía recordar todo lo que había hecho estando ebria. Pero, cuando empezó a recordar poco a poco las memorias de la noche anterior, por poco empezó a tener un paro cardíaco. 

Recordó aquel chico médico, insistiendo en que bebiera, acariciando su pierna, susurrándole al oído y pidiéndole que le acompañara al baño. Se dio cuenta de lo ebria que iba por no haberle roto su bonita cara con un golpe de puño en uno de aquellos actos. Aquel chico, tal como dijo su amigo, estaba buscando aprovecharse de ella. Pero aqusello fue poco, comparado con la culpabilidad que sintió al recordar lo sucedido con el anterior nombrado, Naruto. 

Las memorias vinieron a su mente como pequeños misiles que destruían su bien estar. Le había dicho que Sasuke estaba celoso de él. Le había dicho que antes estaba enamorada de él. Le había dejado cargarla hasta su habitación y se había enganchado a su cuello una vez en la cama para no soltarle. Pero lo peor de todo era haberle dicho que aún tenía sentimientos por él.

Estando aún en su habitación del hostal de la arena y sintiéndose la peor persona del mundo, se levantó decidida para buscar a Naruto. Debía pedirle disculpas de inmediato y aclarar aquella conversación. Pero al llamar a la puerta de su habitación nadie contestó. Bajó a recepción y la mujer le entregó una pequeña nota que le había dejado su compañero. 

"Tengo un asunto urgente que resolver en la aldea y voy a irme antes. Vuelve ya a casa también"- decía escrito en el trocito de papel.

Aquello fue lo último que supo de él. Se tumbó en la cama de su habitación, en su casa. Aquel sentimiento de culpabilidad aún perforaba su estómago desde aquella mañana. Sabía que su amigo se había enfadado de verdad. Su comportamiento le debía haber causado repulsión, quizás incluso asco. Él estaba profundamente enamorado de su esposa y feliz con su familia. Además debía pensar que ella era una mujer horrible, estando casada con el hombre que siempre había deseado y con una hija, y decir que tenía sentimientos por él... Sin duda jamás se lo perdonaría. A pesar de eso, le había salvado de ese chico baboso y la había acompañado al hostal para que estuviera sana y a salvo en todo momento.

Pero lo peor de todo, por increíble que fuera, no era aquello. Lo que la hacía sentir peor era que, a pesar de todo lo que había hecho, a pesar de quizás haber roto la amistad con su mejor amigo, sentía algo cálido en su pecho. Una pequeña y liberadora felicidad de haberle confesado por primera vez algo que nunca había tenido el valor de decirle, que sentía algo por él.

Sabía que debía disculparse, y era lo que haría, pero una parte de ella no quería rechazar las palabras que le había dicho estando ebria, porque en el fondo sabía que no eran falsas. Aún y así sus propios sentimientos la confundían. Estar a punto de perder a Naruto por la enfermedad la había agitado mucho, era consciente de aquello. Quizás tan solo estaba experimentando un cariño muy fuerte hacia su amigo por el temor que había sufrido de no verle de nuevo jamás. Quizás haber visto las palabras tan tiernas que decía Naruto sobre ella de adolescente, cuando estuvo en contacto con su chackra, la habían trastocado demasiado. Porque había algo de lo que sí estaba completamente segura, y era de que amaba a Sasuke. Aquello ni siquiera era capaz de cuestionárselo. 

Los verdaderos sentimientos de SakuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora