Capítulo 1 ❤️🖤

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Valeria

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Valeria

El olor de las hojas de yagrumo, la humedad mezclada con el trópico, y el canto mañanero de los gallos de la barriada hacen que me despierte de las únicas dos horas que he podido dormir luego de tres días de haber regresado a mi natal, Puerto Rico.
Había olvidado que en la casa de mis padres no hay aire acondicionado, ni tan siquiera en los cuartos por eso el arroparse con una sábana no es necesario y el dormir prácticamente desnuda es totalmente práctico.

Puedo escuchar pasos provenientes del pasillo, cuando abro mis ojos por completo y observo el cuarto que me pertenecía cuando era una niña y el cual compartía con mi hermana Sofía. Las paredes siguen pintadas de color púrpura la cual escogimos cuando tenía once años y hasta el cartel de Leonardo DiCaprio sigue pegado en la pared al lado de la única ventana que mira las montañas de la cordillera.

Salgo de la cama de un solo brinco y luego de dar solo dos pasos ya estoy afuera en el pasillo dirigiéndome al baño principal. La radio en la cocina me alerta de que es tiempo de politiquería en el país y lo que me provocan son náuseas escuchar como los mismos partidos políticos de toda la vida siguen en el poder riéndose del pueblo. Trato de olvidar los atropellos partidistas agarrando la manija de la puerta en caoba para encerrarme en el baño y para mi sorpresa está cerrada, al parecer alguien de mi familia decidió gastar los únicos diez minutos que tenemos de agua caliente.

Espero unos minutos en el pasillo cuando escucho la puerta del baño se abre lentamente y el cuerpo de Roman me recuerda nuevamente el porqué estoy de regreso aquí. Llevo tres días explicándole a mis padres lo que me sucedió a manos de Liam y hasta ahora mi padre no me ha podido mirar a la cara y mi madre solo repite que les de tiempo. El tiempo realmente no ha cambiado nada los demonios que llevo por dentro. Sé que ellos se sienten dolidos por no haberme protegido, pero también vergüenza por yo haber intentado dos veces traicionar al que me dio vida.

—¡Buenos días! —Roman exclama secándose su cabello.

—¡Hola! —respondo y camino de inmediato hacia el baño porque no debo lucir muy presentable en este momento.

El agua de la ducha está helada y es otro recordatorio de la comodidad en la que estuve viviendo en Seattle por un año. Extraño todo... El agua caliente, el olor del aire fresco que proviene de Mount Rainier, mis amigos y en especial lo extraño a él... Davis. El único hombre que me ha hecho respirar por mi misma, al igual que me ha levantado luego de caer en lo más profundo de un precipicio. Davis, el único que me ha enseñado lo que es el amor, aunque en nuestra relación es de forma peculiar.

He tratado de comunicarme con él desde que llegué a la isla y al parecer está enojado porque no me ha respondido. Sé que el haberme ido de la casa de su padre de la manera más cobarde, debe tener a Davis en un trance. O tal vez la ciudad entera debe estar corriendo en llamas.

                            ❤️🖤❤️🖤

Luego de arreglarme y armarme de valor nuevamente para enfrentar a mis padres, los encuentro a ambos en la cocina. Mi madre está preparando el almuerzo y es tan solo las siete de la mañana, mientras que mi padre está en medio de una conversación en su lenguaje peculiar en Spanglish con Román.

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