Capítulo 36 ❤️🖤

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Davis

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Davis

Mi corazón está latiendo más de lo normal. Llevo rato buscando a Val y no la encuentro. En la multitud de las personas que disfrutan de la noche buena, mi ángel ha desaparecido. Para completar no encuentro mi celular por ninguna parte, es como si alguien me lo hubiese robado.
Busco en cada rincón de nuestro hogar y al parecer capto la atención de mis hermanos porque todos están de mi lado cuando subo al segundo piso por tercera vez a ver si quizás ella está en nuestra habitación.

—Davis, ¿qué sucede? Llevas largo tiempo subiendo y bajando las escaleras como loco. —James dice rompiendo el hielo.
—No encuentro a Val, y no la he visto desde... —me detengo porque sé en el momento exacto que mis ojos la vieron por última vez... Melissa.
—Davis. —Ash grita mi nombre esperando una respuesta y detrás de él nos acompaña Nia con el pequeño Valor.
El rostro enojado de Nia refleja exactamente lo que pensaba. Val me vio junto a Melissa.
—Val sabe la verdad. Ya era hora que supiera sobre Melissa. Además, en las pasadas semanas Val se sentía incómoda por ella y esta noche fue evidencia de que tenía razón. La manera en que coqueteaba contigo en tu propio hogar, frente a todos... es una descarada. Dale gracias a Dios que Val ha cambiado y decidió mantenerse tranquila. Fue entonces cuando le dije sobre Melissa y Liam. Siempre pensé que Melissa era una buena persona, pero luego de ver los mensajes y todas las llamadas que le ha hecho a Val para saber de ustedes.
—Nia, ¿de qué diablos estás hablando? ¿Mensajes?... ¿Llamadas? —pregunto sin entender. Instantáneamente mis pensamientos van a todas las fotos que me comprometen.
No... Melissa. ¡Joder!
Escucho a todos hablar a la misma vez cuando salgo corriendo en busca de Sofía porque las piezas del rompecabezas sobre Liam finalmente están haciendo sentido.

Muchas personas se han marchado de la fiesta al ya casi tocar la media noche. Encontrar a Sofía fue más sencillo de lo que esperaba. A su lado está Roman besando su cabeza y Alejandro del otro bailando con Lydia. Odio interrumpir su alegría, pero no me queda de otra.
Me dirijo hacia Lydia para que se haga cargo de Alejandro para luego acercarme a Sofía y Roman.

En minutos dejo la fiesta y estoy de regreso en mi oficina junto a los fraternos, Roman y Sofía. Nia, Rafael y Laura tomaron la decisión de quedarse con los que están disfrutando, de esta manera damos a entender que todo está bien.
En mi oficina todos hablan a la misma vez, unos en sus teléfonos, otros entre ellos mismos y la única razón es porque están en la búsqueda de mi ángel.
—¡Chicos, basta! Todos detengan absolutamente lo que están haciendo. —mis fuertes gritos hacen que todos se detengan y seis pares de ojos están puestos en mí inmediatamente.
Lleno mis pulmones de aire fresco para tranquilizar mis nervios a la vez que todos me observan.
—¿Dónde está Val? —Sofía pregunta acercándose a mi escritorio donde tengo una foto de su hermana sonriendo.
—Siéntate. —digo con precisión.
Roman cae a su lado rápido en forma de protección, pero ella sigue mi instrucción.
—Sofía necesito que contestes todas mis preguntas con honestidad. Todos los que estamos aquí velamos por tu seguridad al igual que la de Val y Alejandro.
Veo como su rostro se enfoca en mis palabras, pero las lágrimas comienzan a caer.
—El día que Cora estaba en casa de Román, James indicó que el último mensaje que recibí fue de un celular que se encontraba allí.
Los ojos de Sofía se cierran y las lágrimas siguen sin parar.
—Eres tú, ¿verdad? Todo este tiempo... y la persona siempre ha estado frente a nosotros.
No paro de gritar, pero no por Sofía, al contrario; ahora entiendo perfectamente que Liam y Melissa han estado detrás de todos todo este infierno.
—¿Qué? —James y Ash preguntan a la misma vez.
—No... Sofía. Por Dios di algo. No eres tú. —Roman se agacha frente a la mujer que ama desesperado, tratando de entender. —Sofía habla, por Dios.
El cuerpo de Roman se endereza y noto que su estado de ánimo cambia. Alejándose de Sofía, el gesto la hace a ella sufrir más y la chica que siempre ha tenido un carácter fuerte se derrumba frente a nosotros.
—Es cierto... —responde sollozando.
—¿Estás loca? Sabes todo lo que tu hermana ha sufrido, y te dedicaste a alimentar más sus demonios. —James nuevamente protesta y es cuando ella abre su boca para contar su versión.
—Tuve que hacerlo.
—¿Conociste a Melissa en Nova High? —le pregunto.
—Sí. La conocí desde el primer día que Val me llevo a la escuela. Ella da terapias...
—¿Qué carajos tiene que ver Melissa en todo esto? Ella ha dado terapias ahí por años. —Roman hace la pregunta que todos necesitamos una respuesta concreta.
—Ella me amenazó. —el grito que sale de la boca de Sofía me confirma todo lo que sospecho. —Alejandro... me amenazó con hacerle daño a Alejandro. No tuve otra opción.
La veo caer de rodillas como si el peso que ha estado cargando dejó su cuerpo y sus lágrimas se convierten en fuertes llantos de dolor. Roman se mueve de inmediato y cae en el suelo cargando el cuerpo de la mujer que ama.
—¿Por qué no dijiste nada? Te hubiese ayudado. —mi primo se escucha triste, pero tenso a la vez.
—Entonces, ¿Melissa nos ha engañado por años? —Sebastián pregunta.
—Por algo ella y Liam estuvieron juntos tanto tiempo. —Brett menciona.

Los llantos de Sofía continúan y cada segundo que pasa se hacen más fuertes.
¡Dios mío! He hecho cosas estupidas en mi vida pero lo peor fue dejarme llevar por Melissa. Llegue hasta llevar a Val a coger una terapia con ella.
En un momento Sebastián sale de la oficina para contestar una llamada y cuando regresa nos informa que Egor salió con Valeria desde hace más de una hora y no han regresado. James llama a Egor al yo darle la instrucción, ya que no encuentro mi celular por ninguna parte. Gracias a Dios mi jefe de seguridad contesta ligeramente y poniendo su celular en alta voz Egor nos deja saber al lugar que Valeria le pidió que la llevara.
—¡Joder! No... —mis gritos hacen eco dentro de la oficina.
—Okay, Okay. —James trata de tranquilizar la situación y continua. —Tenemos que calmarnos. Lo mejor es que nos separemos. Roman lleva a Sofía a su habitación y llama al doctor Lombard para que venga a darle algún tranquilizante. Creo que es hora de que la fiesta termine. Ash, ¿te puedes encargar de eso?
Ash contesta con su cabeza y sale rápidamente de la oficina. Roman sigue sus pasos cargando a Sofía hacia su habitación.

—Creo que sé porque Val quiso ir al Ministerio. Así que tengo que encontrar a mi ángel de inmediato. No puedo esperar más. —mi desespero lo noto hasta cuando mis palabras se agitan. Mis largos pasos caminan hacia el garage para llegar al Camaro y poder reencontrarme con la única persona que me hace sentir todas las emociones habidas y por haber.

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