Davis
Al parecer el agua caliente no es prioridad para la tía de Val en su hogar. Desde que llegué a Puerto Rico me he bañado varias veces y a pesar de pelear con los de seguridad, Egor, James y mi padre para que arreglen la situación del agua helada, nadie sabe como bregar con el calentador del hogar. Pero sigo aquí, sigo esperando a que mi ángel me diga que está lista para regresar a casa, a Seattle.
Estoy en busca de Val para poder conversar sobre lo que sucedió entre nosotros en el callejón. Siempre he sido el tipo de hombre que no le gusta revelar lo que siente en el momento, a menos que sea un deseo carnal y en especial si es hacia ella. El resto puede esperar varias horas, días, o tal vez nunca para que salga de mi boca.
Luego de ir a la casa de sus padres, Sofía me indica que ella no está dentro del hogar. Así que me dirijo a buscar en los alrededores de la casa porque sé que debe estar meditando de alguna manera entre la naturaleza aunque solo tenga la oscuridad a su alrededor.—Que... —el grito de Val inunda mis huesos y sin pensarlo dos veces corro en dirección de su eco.
La espalda de James es lo primero que veo luego de pasar alrededor de una docena de árboles de plátano. Y la oscuridad no ayuda a disfrazar el estrés que se ve en los músculos de su espalda.
Al parecer la conversación de ambos es seria y solo imagino el rostro de mi ángel en estos momentos. James al igual que el resto de los fraternos hemos compartido muchas cosas sobre nuestras vidas y al Val ser parte de nuestro grupo y estar literalmente ciega sobre la realidad de James.—Que... —Val grita sorpresivamente por segunda ocasión y trato de esconderme a espaldas de James porque la verdad esta conversación no me pertenece.
—Val, lo siento. Pensé que tal vez te habías dado cuenta. —James se disculpa como si hubiese cometido un grave error. Sus piernas dan varios pasos hacia adelante y observo cuando sus brazos agarran el cuerpo de Val para abrazarla. El intercambio es íntimo y a la vez natural entre dos amigos que han compartido momentos juntos.
Los observo por unos minutos y la verdad no me molesta en lo absoluto el tipo de relación que ambos tengan, porque siempre he sabido que es algo un tanto inocente. Los párpados de Val siguen cerrados y su rostro refleja regocijo por su parte, mientras que la espalda de James se tranquiliza por la aceptación.
Pasan algunos segundos y algunos pasos se escuchan a mi espalda. Cuando viro mi rostro para saber quien está perturbando el momento, los ojos de Sofía parecen faroles mientras cacha la interacción de su hermana y del chico que hace unas horas ella estaba haciendo todo lo posible por llamar su atención. Pero hay algo más, sus mejillas están repletas de lágrimas como si hubiese sufrido la peor decepción en su vida. Me acerco a ella porque creo que lo que empaña su rostro es más serio y personal que el abrazo entre su hermana y James.—¿Qué sucede? —le pregunto a Sofía pero al parecer no me escucha, sus ojos siguen postrados en su hermana. —Sofía... —mi voz sale firme con un tono autoritario porque la verdad no aguanto más el que ella se mantenga callada.
En segundos James y Val están a nuestro lado y en un instante el cuerpo de Sofía corre al de su hermana para terminar en un abrazo. Observo el cuerpo de la hermana menor temblar entre sus brazos y cuerpo de Val petrificado tratando de darle consolación sin saber exactamente lo que está pasando.
ESTÁS LEYENDO
Ilegal
RomanceLa serie Inmigrante continúa con el libro 2, Ilegal. "Los secretos nos unen pero a la vez nos destruyen." Después de un año tumultuoso, las vidas de Val y Davis están separadas por trágicos secretos que han salido a la luz pública. Valeria sabe lo q...