Capitulo 23 ❤️🖤

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Valeria

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Valeria

Llorar... Llorar... y llorar... desde que Davis me dejo en la puerta principal de la casa de su padre estuve llorando por alrededor de veinticuatro horas. Un día entero que comenzó en el atardecer cuando fuimos a conocer nuestro nuevo hogar, hasta el siguiente día que fui a ver a los niños de la casa Helping Hearts. Zack y los demás niños decidieron recibirme con galletas de mantequilla de maní hechas por ellos y los consejeros del programa. Según los niños se están preparando para en menos de dos semanas celebrar Halloween en una actividad que UW estará realizando para la comunidad.

Tengo que admitir que luego de ver sus rostros llenos de ilusión y alegría fue cuando mi última lágrima rodó por mis mejillas. La separación de Davis se convirtió en una esperanzadora espera, a pesar de que hoy llevo dos semanas exactas que no he perdido el optimismo.
Las dos semanas han sido largas, pero me ha dado la oportunidad de reconectarme con Alejandro e intentarlo con Sofía. He aprendido a valorar el tiempo con ellos y hasta he llegado a compartir con mis amistades. Nia, Ash y Valor nos han acompañado a cenar en varias ocasiones y hasta los chicos de la fraternidad me han llevado a almorzar dos o tres veces en semana. Su protección ha sido al nivel de una princesa de la realeza, si fuese otra persona quizás me estuviese quejando, pero honestamente tenerlos a ellos de mi lado me hace sentir a salvo.

Halloween nunca ha sido un día especial para los puertorriqueños, pero hoy estoy junto a un emocionado Alejandro que no ha parado de hacer gestos con su rostro tratando de imitar a un pirata, el cual es su colorido disfraz. Los consejeros y los niños de Helping Hearts están de nuestro lado y caminando justo detrás de nosotros está Sofía, con su rostro oscuro que indican aborrecimiento. Mis intentos de entenderla y comprender lo que sucede con ella han fallado; al parecer sus años de joven rebelde solo están comenzando.

—¿Cuántas personas habrá en la actividad? —pregunta Sofía agitada.

—No lo sé. ¿Qué te cuesta pasar un tiempo con nosotros? Los chicos de la fraternidad estarán allí al igual que Laura, Nia y Valor. Trata de divertirte. —digo a la vez que los consejeros caminan rápidamente con los niños implicando que nuestro conflicto es algo personal, de familia.

—¿Me veo que quiero divertirme? El estúpido disfraz que me compraste no me sirvió. —grita molesta.

—Por Dios... claro que te sirvió. Tú lo que querías era vestirte de bailarina exótica. El disfraz de pitufina te quedaba súper bien. —exclamo.

—¿Enserio? ¿Qué edad piensas que tengo Val? —sus gritos se escuchan fuertemente en la entrada del local donde se lleva a cabo la actividad.

Tomo aire varías veces y observo por todos lados a ver si alguien le está afectando el horrible diálogo que llevo con mi hermana. Es entonces cuando mis ojos conectan con los de Davis y de inmediato veo a Alejandro correr hacia él. El rostro del hombre mayormente frío cambia de manera sutil al ver a mi hermano correr de alegría hacia su dirección.

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