Capítulo 25 ❤️🖤

63 5 0
                                    

Davis

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Davis

Los minutos se han vuelto eternos luego de dejar a Val en nuestro hogar. Trate de explicarle que todo con Sofía está bien y que Roman solo llamó para hablar conmigo de algo personal. Pude ver en su rostro que no creyó mi explicación, pero nuevamente ella decide acatar mi petición sin llegar a discusiones. Sebastián y Brett ya vienen en camino con Alejandro así que antes de bajarme del Camaro para caminar a la puerta principal de la casa de mi primo le envío un mensaje a Val dejándole saber que su hermano estará en casa pronto.

"Okay."

Su respuesta fue seca sin prestarme mucha importancia. Lo único que pienso en este momento es en lo imbécil que soy, en como sigo cayendo en la misma mierda de siempre. ¿Por qué se me hace tan difícil comunicarme con ella?
Siempre pongo la excusa de que es para protegerla y la verdad no estoy llegando a ningún lugar próspero en nuestra relación si continuo de esta manera. Mi ángel de ojos grandes marrones merece la verdad, no más secretos y por supuesto no más separaciones.

Abro el app de mensajes y de inmediato comienzo a escribirle.

"Estoy en casa de Roman.
Al parecer algo sucede con Sofía
y Roman decidió llamarme.
No te preocupes, llevaré a Sofía a casa.
Te amo, no lo olvides."

No espero por su respuesta guardando mi celular en el bolsillo de mi uniforme nuevamente. Toco la puerta en caoba negra pendiente a que Roman la abra y en segundos lo que escucho son los gritos de Sofía que hacen eco en la enorme casa como si alguien la estuviese matando. La puerta se abre sin problemas y mientras doy pasos alarmantes me encuentro en la sala con Roman tratando de calmar a Sofía a unos cuantos pies de distancia. Los gritos de ella continúan y parece que ambos no se han dado cuenta de que estoy con ellos.
—Eres otro maldito perro... me trajiste aquí, cuando tienes a otra mujer en tu hogar. Pensé... pensé... —la voz de Sofía retumba en toda la casa y me doy cuenta de que ella a pesar de estar totalmente enojada, sus ojos están llorosos.
—Sofía, por Dios... ella...

—¡Lo siento!
Roman es interrumpiendo por una voz que conozco demasiado de bien. Tres pares de ojos caen en el tope de las escaleras principales y observo como Cora inicia su descenso enseñando sus largas piernas. Su vientre está pequeño y la verdad parece que ha perdido peso. Mi corazón comienza a latir a mil por hora, además de mis manos cerrarse fuertemente en frustración. Cora... maldita sea Cora otra vez. Nuevamente su presencia hace que el ambiente se torne en un torbellino.

—¿Qué hace Cora aquí? —mi pregunta sale de un grito y me acerco a Roman para saber que diablos está sucediendo.
—¿Tú la conoces? —Sofía se dirige a mí para que le explique.
—Roman, contesta... ¿qué diablos hace Cora aquí? —dirijo mi voz nuevamente a mi primo a pesar de que solo veo las lágrimas de Sofía caer en decepción.

—Puedo explicarlo... Cora...

—Roman, no. Soy yo la que debo explicar. —Cora vuelve he interrumpe a Roman y con tan solo escuchar su voz mi sangre hierve en desesperación.
—Tú no tienes que explicar absolutamente nada. Así que es mejor que subas a la habitación de Roman y te quedes allí encerrada. —digo enfocando mi reñida voz en ella.
—Davis, no es lo que tú piensas. —Roman grita, llevando sus manos a su cabeza y respirando fuertemente. Pero vuelve a intentar comunicarse. —Cora regresa a la habitación de huéspedes. —dice asintiendo su rostro hacia ella.
Todos observamos cómo mi exnovia regresa nuevamente al segundo piso y al escuchar la puerta de una de las habitaciones cerrarse Sofía de inmediato agarra mi brazo con sus manos heladas.
—Davis, necesito salir de aquí. Sácame de aquí. —la voz solloza de Sofía me advierte que ella está totalmente enamorada de Roman. Solo espero que mi primo no tome las mismas decisiones que hizo hace años atrás.
Agarro a Sofía por sus brazos y la dirijo a la cocina sentándola en una de las cuatro sillas altas de la isleta. Cuidadosamente seco sus lágrimas antes de que Roman se una a nosotros.
—¿Tienes cervezas frías? —pregunto a la misma vez que abro la nevera y escucho la voz de mi primo.
—Sí, tengo varias. —contesta aclarando su garganta al finalizar dándome a entender que está nervioso.
Abro una Athanor que es parte de la misma cervecería local que las Awake Limbs y la pongo en la isleta justo frente a Sofía. Sus ojos llenos de lágrimas suben al nivel de los míos sorprendida.
—Davis... —Roman rápidamente está de mi lado y trata de sacar la cerveza que ya está en manos de Sofía.
—Es mi cumpleaños, además Sofía necesita calmarse. Varios sorbos no le vendrán mal. —digo asintiendo mi cabeza varías veces para que Sofía trate el amargo líquido.

IlegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora