Capítulo 6 ❤️🖤

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Davis

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Davis

Mi única visita a Puerto Rico fue hace unos años por razones sin relevancia. Sin duda mi vida ha cambiado desde que Val es mía. Lo que encontraba anteriormente como satisfacción, disfrute y placer, hoy en día encuentro esas acciones aburridas, detestables y agobiantes. Cuando pisé está hermosa isla por primera vez fueron por ideas de egoísmo y lujuria, pero hoy mientras viajamos en uno de los autos que mi padre ha alquilado y disfrutando del verdor de las montañas debo decir que mis intenciones han cambiado. Estoy aquí por darlo todo... Y en especial, darlo todo por ella.

El viaje hacia el hogar de la familia de Val ha sido bastante pasajero, con la excepción de haber pasado cerca por el desvío principal que se dirige al Viejo San Juan. En ese momento dejé de respirar y mi corazón dio un salto de incomodidad. Aunque hayan pasado días, meses o años, aquella noche y las horas oscuras que la empañan hasta la mañana fueron clave para mi transformación. Escogí ser frío y egocéntrico ya que pensaba que sería lo mejor para calmar mi temperamento. De esta manera no le daría importancia a nada ni a nadie que si lo merezca. Y aquí estoy... Tragándome el orgullo y de camino a dar explicaciones aunque no me importe las consecuencias. Esto y mucho más lo haría solo por ella, por que es la única que merece la onza de calidez que queda dentro de mí.

Luego de media hora llegamos a una zona extremadamente montañosa que forma parte de la cordillera central del país. La casa de los padres de Valeria se encuentra en medio de una pequeña montaña con una vista increíble de la belleza de la pequeña isla. El verdor y el canto de lo que parecen ser pequeñas ranas hace que me enamore del despertar mañanero.
Mi padre decidió comunicarse con los padres de Val cuando veníamos de camino, así que ellos nos están esperando. Cuando me bajo del auto observo a las dos personas que nos esperan en las afueras del hogar. Sus rostros reflejan dolor y decepción... Dos malditos sentimientos que el apellido Johnson ha creado.

Mis bronquios se extienden tratando de agarrar y aprovechar el aire fresco que me ofrecen las montañas para solamente ponerle un disfraz al bochorno que siento por ser parte del dolor que ellos sienten.
Veo a mi padre acercarse a los que hoy en día son mis suegros y de inmediato noto el intercambio de palabras que los hombres se ofrecen de manera cortes mientras que la madre de Valeria tiene sus ojos fijados en mí. La observo por unos segundos y me doy cuenta que ella va a ser la persona a la que literalmente debo agacharme y besarle los pies para disculparme. Cuando bajo mi rostro avergonzado me encuentro de frente con y a pocos pies de distancia a quien parece ser Sofía la hermana de Val. Sus ojos marrones son idénticos, pero los de ella no delatan sufrimiento. Al contrario se ve feliz, como si ningún tipo de problema haga que caiga de la nube más alta.

He visto esta mirada de Val solo una cantidad de veces la cual creo que puedo contar con una mano y me hace pensar si alguna vez Val podrá ser cien por ciento feliz. Si será posible para una persona la cual ha tenido tropiezos drásticos en su vida ser feliz algún día... No lo creo. Sofía, solo refleja felicidad porque quizás nunca ha pasado por una perdida en su vida que la marque para siempre; quizás algún día le sucederá y todo depende de ella si deja entrar los demonios los cuales acechan a su hermana y a mí en estos momentos.

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