Capítulo 15 ❤️🖤

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Davis

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Davis

Val lleva más de media hora fuera de la habitación y si soy sincero conmigo mismo lo que deseo es encontrarla, traerla a nuestra habitación, amarrar sus manos a los pilares de la cama y enterrarme en ella. Su desfachatez de prácticamente defender a Roman hace que mis emociones se conviertan en locura. Aveces algo dentro de mí quiere salir para hacerla entender de cualquier manera que ella no tiene la razón y que está bestia necesita que ella ceda ante mis peticiones... a mí.

Al ver que Val no regresa a la habitación que compartimos salgo inmediatamente, pero no necesariamente en busca de ella. Camino por el pasillo y paso prácticamente la mayoría de las ocho habitaciones que tiene el hogar de mis padres cuando mis pasos se detienen en la última puerta antes de bajar las escaleras. La habitación de Liam colinda con la que yo utilizaba en mi niñez y de tan solo pensarlo mi sangre hierve mientras observo la puerta de su habitación. No he pisado su habitación desde hace algunos años y solo me hace pensar en cómo es posible que mi padre todavía tenga esta casa con todas las tragedias que hemos vivido. Esta maldita casa guarda tantos fantasmas y demonios que me arrepiento mil veces de haber traído a Val y sus hermanos aquí. Con este pensamiento mi mano derecha saca velozmente el celular del bolsillo trasero de mis jeans y le envío un mensaje a Clay, mi abogado para que agilice la compra de una casa en la misma comunidad de Ash.
La verdad era una decisión que hubiese querido fuese compartida con Valeria porque será nuestro hogar, el que compartiremos juntos en familia. Pero ahora mismo el tener una conversación placentera con ella probablemente será inútil, además no creo que le guste el precio ya que es algunos millones de dólares y si es por ella rentar un pequeño apartamento sería mejor.

Mi cuerpo gira en dirección a la habitación de Liam y en un segundo abro la puerta como si fuese mi deber. La verdad no recuerdo cuando fue exactamente la última vez que estuve aquí, pero la oscuridad de la habitación llama mi atención. No hay visibilidad ninguna y mi pecho comienza a contraerse como si quisiera estropear la entrada o salida de aire de mi cuerpo. Prendo la luz de la habitación y lo que veo hace que mis ojos tengan que ajustarse varias veces. Mis manos inician la acción que siempre tomo por la furia que se acumula en mi cuerpo. Sin pensarlo, mi mano derecha conecta con la pared más cercana y lo único que quiero en este momento es destrozar cada rincón del maldito lugar que sigue impecable probablemente desde la última vez que el psicopatía estuvo en la aquí. Doy un paso hacia atrás y cuando me giro para conectar mi puño en otra maldita pared los llantos de alguien que conozco mejor que a mí mismo me inmovilizan.

Mi ángel está parada a solo unos pies de distancia y puedo sentir en cada rincón de mi cuerpo el efecto que ella tiene en mí.
Todo sobre ella me hace estar en total alerta de igual manera que lo está un bombero en medio de las llamas las cuales con paciencia debe extinguir. El problema no es extinguir o tener la paciencia para hacerlo; el problema es que cada vez que lo hago ella va extinguiendo mi inclinación hacia lo autoritario, prepotente, o lo que ella llama dominante. Siempre he sido de esta manera y a pesar de que ella lentamente me está cambiando a la misma vez me siento perdido, como si no tuviera personalidad propia.

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